LA LONGEVIDAD EN LOS REBAÑOS LECHEROS: UN PARÁMETRO QUE AFECTA LA RENTABILIDAD DE LAS EMPRESAS LECHERAS.

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LA LONGEVIDAD EN LOS REBAÑOS LECHEROS

Para lograr una mayor rentabilidad, las empresas lecheras requieren idealmente de vacas de alta producción y que permanezcan el mayor tiempo posible en el rebaño. Esto da origen al concepto de longevidad el cual se puede expresar de distintas maneras: permanencia en el rebaño a los 48 meses de edad, número de lactancias, vida útil del rebaño o porcentaje de las vaquillas que ingresan al sector productivo y que alcanzan una cuarta lactancia. La longevidad es un reflejo de las condiciones en que se desarrolla el sistema productivo y, en cierta medida, de los factores que el productor lechero considere para tomar decisiones de eliminación; en definitiva, depende de los objetivos que se plantee la empresa lechera.

*Fernando González M., Profesor del Depto. de Ciencias Animales Pontificia Universidad Católica de Chile, Especialista en Producción de Leche.
*Fernando Bas M., Profesor de los Deptos. de Ciencias Animales y Economía Agraria, Pontificia Universidad Católica de Chile, Especialista en Gestión de la Producción

La alta eliminación forzada en los sistemas intensivos de producción, por problemas metabólicos, reproductivos, mamarios y de cojeras, tiene una incidencia fuertemente negativa sobre las proyecciones económicas de las empresas lecheras. El análisis de la información recolectada indica que la eliminación forzada supera el 30% anual en las explotaciones lecheras de la Región Metropolitana, situación que afecta negativamente la longevidad de las vacas y restringe absolutamente la eliminación voluntaria de animales que presentan bajos niveles de producción y/o serias deficiencias en cuanto a tipo y que, al permanecer en el rebaño, frenan el progreso genético.

La Asociación Holstein de los Estados Unidos utiliza un sistema lineal para evaluar las características de tipo que pueden aumentar en forma significativa el potencial genético. Este sistema mide las características fenotípicas desde un extremo biológico observable a otro, asignándoles un puntaje que oscila entre 1 a 50 puntos, sin referencias de edad, ambiente o etapa de lactancia. Este sistema de clasificación contiene 29 características lineales descriptivas, de las cuales 15 han sido definidas como “Primarias” y son aquellas que por su importancia económica y alta variación poblacional, representan una base importante para la selección: Estatura (E), Profundidad Corporal (PC), Fortaleza (F), Carácter lechero (CL), Largo de grupa (LG), Ancho de Grupa (AG), Ángulo Pelviano (AP), Patas Vista Lateral (PVL) y Ángulo del Pié (ANP), en lo que se refiere a la forma, grupa y patas del animal. Respecto a la glándula mamaria, el sistema de evaluación lineal incluye las características Inserción de Ubre Anterior (UA), Altura de Ubre Posterior (AUP), Ancho de Ubre Posterior (ANUP), Ligamento Suspensor (LS), Profundidad de Ubre (PU) y Colocación de Pezones (CP). En el caso de las características AP, PVL y PU la mejor evaluación corresponde a una puntuación intermedia de 25 puntos.

En el país no se han realizado estudios que relacionen las características lineales de tipo con producción de leche y longevidad del rebaño, así como tampoco respecto al énfasis que debe dársele a estas características para tomar decisiones correctas al momento de la elección de los toros y fijar los criterios en que basarán los programas de selección genética. En una investigación realizada en el Departamento de Ciencias Animales de nuestra Facultad se analizó una población de 1300 vacas Holstein Friesian en 6 planteles lecheros de la Región Metropolitana, basándose en 13 características primarias de tipo y se estudiaron las correlaciones existentes entre éstas con producción de leche y longevidad. Parte de la información en lo pertinente a longevidad y su relación con características productivas y de tipo se presenta en este trabajo.

Características productivas y reproductivas.

Los valores promedios para edad del rebaño, número de partos y producción de leche para la población total de vacas, se presentan en el cuadro 1.
El promedio de edad del rebaño de 4,33+ 1,62 años indica que las vacas corresponden a una población joven. El número promedio de partos de 2,94 + 1,46 confirma lo anterior, pero además muestra que se está produciendo una alta eliminación, lo que incide fuertemente en la longevidad de las vacas y en la producción total acumulada en su vida productiva. Las vacas de primer parto representan un 36% del total de vacas en producción, lo que corrobora la alta eliminación en las lactancias posteriores. La edad al primer parto cercana a los 30 meses está lejos de los 24 meses que se señalan como meta y explica en gran medida la corta vida productiva de estos animales. Trabajos realizados en la década del 80 para la misma región en estudio, señalan valores muy similares para promedio de edad, número de partos, edad al inicio de la primera lactancia y eliminación anual. Una investigación reciente, presentada en el Simposio Internacional en Producción Animal y Medio Ambiente realizado en el 2001, indica que los rebaños lecheros de la Región Metropolitana presentan una eliminación anual, total y por causas reproductivas, de 32 y 12,6 %, respectivamente. A estos niveles de eliminación la tasa de crecimiento del rebaño es mínima o negativa y hace que muchos predios deban comprar vaquillas para mantener estable su masa animal. No es de extrañar entonces, que la reposición sea el segundo costo más importante después de la alimentación, significando alrededor del 18% del costo total del litro de leche, superando al ítem salarios.

Sobre la base de los parámetros productivos, reproductivos y sanitarios en los rebaños lecheros analizados, se estimó que la disponibilidad de reemplazos es cercana a una ternera por vaca en su vida productiva cuando el promedio de partos es de 2,94, lo que significa que una vaca, con dificultad, apenas se reemplaza a sí misma. En EE.UU., el análisis de datos obtenidos de lecherías en California (20% fertilidad al primer servicio; índice de concepción de 2,62; 36% de eliminación anual) permiten señalar que esta situación es más grave aún en ese país, debiendo aumentar la vida útil a 4,0 partos para incrementar la disponibilidad de hembras de reemplazo a 1,42 terneras por vaca, como una manera de mejorar significativamente los ingresos.

En el caso de las lecherías de la Región Metropolitana, la vida útil de las vacas debería aumentar a 3,6 partos para poder alcanzar una disponibilidad de hembras que permitan poder crecer a tasas de 10 a 15% anual. Estas lecherías, dado el elevado porcentaje de eliminación anual, no tienen ninguna posibilidad de generar ingresos por concepto de venta de vaquillas de reemplazo ni de iniciar programas de selección que aceleren el progreso genético de su masa. Por otra parte, la respuesta a la inversión en genética tendría solo un corto tiempo de expresión, por lo que de mantenerse la duración de la vida productiva en 2,94 partos, quizás no justifique una alta inversión en genética.

Los antecedentes expuestos son claros en señalar que, después de casi dos décadas, no ha existido un mejoramiento en estos parámetros, a pesar de la enorme gravitación que ello tiene sobre la rentabilidad de las empresas lecheras.

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