La concentración de cortisol es un biomarcador valioso del estrés crónico.

En las vacas lecheras, el dolor experimentado debido a la cojera actúa como un factor estresante, aumentando así el nivel de cortisol en suero. Foto: Wick Natzijl.

Cambios fisiológicos adversos debido a la retención de placenta, desplazamiento de abomaso, hipocalcemia clínica, metritis, mastitis clínica, laminits y

procedimientos quirúrgicos desencadenan respuestas de las glándulas suprarrenales, lo que a su vez aumenta las concentraciones de glucocorticoides. Además, el parto aumentaría la concentración de

cortisol.

En vacas lecheras, el dolor experimentado por la cojera actúa como un factor estresante, aumentando así el nivel de cortisol en suero. Sin embargo, la transición de estímulos de dolor agudo a crónico es un mecanismo adaptativo de afrontamiento en vacas lecheras que disminuye la sensibilidad de la corteza suprarrenal y permite que los niveles de cortisol alcancen un nivel normal.

Conductividad eléctrica de la leche

La conductividad eléctrica de la leche es un indicador inverso de la resistencia de la leche, que depende de la fuerza de la reacción vascular. El proceso inflamatorio en el cuerpo de la vaca, la temperatura ambiental elevada y cambios en la alimentación son algunos de los factores que alteran las concentraciones de sodio, potasio, calcio, magnesio, cloro y otros iones presentes en la leche. Además, factores como la genética, la lactancia y los cambios en la composición de la leche, la concentración de grasa de la leche, los sólidos de la leche y la fracción de la leche impactan en la conductividad eléctrica de la leche.

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