CONSEJOS PARA MEJORAR EL TIEMPO QUE ESPERAN LAS VACAS EN EL ORDEÑO
La norma a tener en cuenta es un máximo de una hora desde que el ganado sale de la zona de cubículos y alimentación hasta que vuelve. La sala de espera genera estrés en los animales pero, al mismo tiempo, es un lugar idóneo para refrescar a las vacas en los días de altas temperaturas.
CAMPO GALEGO
Víctor Manuel López, durante su intervención en las Jornadas Técnicas de Vacuno de Leche de Seragro
El veterinario Víctor Manuel López Rodríguez ofreció en las XX Jornadas Técnicas de Vacuno de Leche de Seragro algunos consejos prácticos para reducir las incomodidades del ganado en la sala de espera, un lugar por el que las vacas pasan al menos dos veces al día y que se puede convertir en un foco de estrés para ellas.
“La sala de espera debería ser una zona de transición rápida donde las vacas permanezcan el menor tiempo posible, no un lugar donde las amontonamos a la espera de ser ordeñadas”, asegura Víctor, que en su charla, titulada La sala de espera desespera, dio una serie de recomendaciones sobre cómo manejar a las vacas en el período de tiempo que pasan desde que salen de la zona de alimentación y cubículos hasta que entran en la sala de ordeño.
La sala de espera no debería existir como un lugar donde amontonamos vacas, sino una zona de transición rápida
“La sala de espera desespera pero, ¿a quién? ¿A las vacas, a los ganaderos, a la rentabilidad de la explotación?”, se preguntó el veterinario del servicio de calidad de la leche de Seragro, que detalló que en la actividad diaria óptima de la vaca tres cuartas partes de su tiempo (unas 18 horas) debería pasarlas rumiando y descansando. “Debemos conseguir que las vacas pasen la mayor parte del día comiendo y descansando”, insistió, por lo que es contraproducente que transcurra más de una hora desde que la vaca sale de la zona de cubículos y alimentación para ir a ordeñarse hasta que vuelve.
Adaptar los lotes a la capacidad de la sala de ordeño
Por eso, es fundamental adaptar el tamaño de los distintos lotes a la capacidad de la sala de ordeño (número de puntos), de manera que se reduzca el tiempo de espera. “El tiempo en la sala de espera debería ser el menor posible; lo ideal sería que las vacas no echaran más de 30 minutos esperando y un cuarto de hora ordeñándose”, explica Víctor.
Lo ideal sería que las vacas no echaran más de 30 minutos en la sala de espera y 15 minutos en la sala de ordeño
El tiempo para ordeñarse debería estar entre los 10 y los 15 minutos, en función de la producción del animal, el momento de la lactación y el tipo de vaca (vacas duras con velocidad de flujo reducida, etc). Ese tiempo incluiría la entrada y salida a la sala de ordeño (la sala paralela y la rotativa son más rápidas para la entrada y salida de los animales que la tándem y la espina de pescado), el tiempo de preparación (entre minuto y minuto y medio) y el tiempo de ordeño propiamente dicho (entre 4 y 6 minutos).
“Si tenemos 4 vueltas de vacas por 15 minutos de media de tiempo de ordeño son ya los 60 minutos, que sería el tiempo máximo que debería estar una vaca fuera de la zona de alimentación y descanso”, indica el veterinario de Seragro.
Diseño de la sala de espera
“Las salas de espera deben ser más largas que anchas, con una proporción 2 a 1 (2 metros de largo por cada uno de ancho), con entrada por la parte de atrás para que al entrar las vacas se dirijan a la sala de ordeño, que es lo que queremos”, asegura.
En las salas muy anchas las vacas se dispersan mucho, lo que no favorece el avance hacia la sala de ordeño
El espacio idóneo en una sala de espera es de 1,8 metros cuadrados por vaca. “Si tenemos muchas vacas con la cabeza erguida y con el lomo arqueado quiere decir que no respiran y no caben bien. Si eso pasa en vuestra sala de espera es que tenéis vacas de más o sitio de menos”, dijo Víctor a los ganaderos asistentes a las jornadas técnicas de vacuno de leche.
Para ampliar la capacidad de la sala de espera puede cerrarse con cancillas algún pasillo de la zona de cubículos pero no se deben aprovechar espacios muertos que no sean adecuados. “Las salas de espera con recovecos hacen que constantemente tengamos que ir a buscar vacas”, dice Víctor.
El arrimador es una herramienta que hay que usar con sentido común, no es un apilador de vacas
Las entradas deben ser amplias. “Si trabajamos con lotes de entre 80 y 90 vacas nos harían falta 3 metros de anchura en la entrada a la sala de espera y con más de 100 vacas necesitaríamos 5 metros. De este modo conseguimos que entren de manera fácil y evitamos que se golpeen”, aclara.
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