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¿CUÁNTA AGUA NECESITAN MIS VACAS?

OEA Por OEA Oct21,2018

 

 

 

 

 

¿CUÁNTA AGUA NECESITAN MIS VACAS?

Hoy día, no se puede entender una granja sin la figura del nutrólogo.

El nutrólogo visita la granja comprobando las materias primas que ésta pueda tener, normal- mente forrajes. Los analizan para conocer su com- posición y calidad para, en función de ello, determinar qué otros componentes deberá llevar la ración, y siempre teniendo en cuenta la relación coste/beneficio de cada uno de ellos. Así mismo, controla cómo se prepara la ración, cómo se administra e incluso cómo se la comen las vacas.

Juan Vicente González Martín DVM, PhD, Dipl. ECBHM Profesor Titular Dpto. de Medicina y Cirugía Animal, Facultad de Veterinaria, UCM
TRIALVET Asesoría e Investigación Veterinaria SL (Web: www.trialvet.com/ E-mail:trialvet@trialvet.com

La mayoría de los ganaderos también tienen buenos conocimientos de alimentación, de las maerias primas y de su manejo. No en vano la alimentación es el mayor coste de la producción lechera. El tamaño del comedero, los centímetros por vaca, las veces que hay que dar la comida y arrimarla, la cantidad que se debe dar y la que debe sobrar, la limpieza del comedero, etc. son cuestiones que la mayoría sabe y aplica. Pero es curioso que el alimento más necesario, del que más cantidad consume una vaca, el más importante y también el más barato, el agua, es con mucho el más desconocido y por ello, el peor manejado.

Somos mayoritariamente agua, del 50% de una mujer al 65% de un hombre adultos para ser más concretos. Nuestras vacas tienen entre el 55% y el 81% de agua, según el momento de su ciclo pro- ductivo, y la pérdida del 20% es fatal. Pero aunque nunca hayamos visto morir a una vaca de sed por falta de agua, sí os puedo decir que su escasez pro- duce grandes pérdidas, originadas tanto por un descenso de la producción como por el incremento de las enfermedades. Y es que el agua está impli- cada en todas las funciones del organismo: la di- gestión de los alimentos, el metabolismo de los nutrientes que éstos contienen y su transporte, y también el del oxígeno, por la sangre y el resto de los tejidos, la excreción de los desechos por la orina y las heces, el control de la temperatura a través de la evaporación, la amortiguación del cerebro, las articulaciones o el feto y por supuesto la producción de leche. La leche es en un 87% agua.

Un 97% del agua necesaria se adquiere be- biendo, pero también comiendo e incluso a través de las reacciones metabólicas como las de oxida- ción, eso sí, esta última en mucha menor cantidad. Y se pierde por la orina, las heces, en las distintas maneras de evaporación y en nuestras vacas, por la leche.

Ni que decir tiene que si una vaca no bebe todo lo que debe, no comerá todo lo que puede y no dará su máxima producción posible. Y esto no sólo es válido para la producción lechera de la vaca adulta, también se ha comprobado con el crecimiento de las novillas ¡incluso cuando están to- mando leche! Pero además del problema produc- tivo están los problemas médicos. Quizás los dos mayores retos a los que se enfrentan nuestras vacas sean el estrés por calor y la acidosis ruminal subclí- nica. Los dos problemas están relacionados entre sí y ambos se controlan con el consumo de agua. En cuanto al estrés por calor, las vacas, como rumian- tes, producen más calor que los animales monogás- tricos. Además, al ser animales muy grandes tienen poca superficie corporal en proporción a su masa para poder disipar el calor. Y por si todo esto no fuera suficiente, apenas tienen glándulas sudorípa- ras, por lo que enfrían su cuerpo como los perros, por medio de la evaporación del agua del aparato respiratorio. Por eso necesitan beber tanto en época de calor. Pero hay que tener en cuenta que ellas sufren estrés a partir de 20oC, especialmente si la humedad ambiental es alta

Por otro lado, está el problema de la acidosis ru- minal subclínica, favorecida por las dietas con alto contenido en almidón, necesarias para la producción láctea. ¿Cómo controla la vaca esa acidez del rumen? pues diluyéndola con agua y con el mejor tampón que hay, el bicarbonato ¿Y de dónde obtiene la vaca el bicarbonato? pues de la saliva, la vaca sintetiza el bicarbonato en las glándulas sali- vares. La saliva contiene aproximadamente un 1% de bicarbonato y una vaca de alta producción bien alimentada, en lo que a fibra efectiva se re- fiere, produce entre 100 y 200 litros de saliva al día. Se ha descubierto en estudios científicos cómo las vacas con acidosis ruminal beben más agua para regular el pH.

Como vemos, el agua es decisiva en los dos procesos.

Es curioso comprobar cómo en muchas granjas se han gastado mucho dinero en ventiladores y aspersores para controlar el estrés por calor y sin embargo, no tienen bebederos suficientes. Pero incluso en las novillas de recría, se ha observado que la falta de agua o incluso su mala calidad o higiene da lugar, no sólo a un retraso del crecimiento, sino también a un aumento de los problemas infeccio- sos, especialmente los diarreicos y neumónicos.

¿Qué cantidad de agua bebe una vaca?

Depende de muchos factores. En lo que al agua se refiere influye: la temperatura que tenga, las sales que lleve disueltas y los contaminantes que contenga, dónde se administra, si el bebedero es compartido, si es un pilón o una cazoleta, el flujo del bebedero, la dominancia de las vacas o la co- rriente eléctrica estática que pueda haber en el be- bedero o sus alrededores.

En lo que atañe a la comida influyen: las horas y manera de administrarla, el porcentaje de hume- dad que tenga, su concentración de sodio, potasio o proteína y las proporciones de pienso, verde, silo o heno. Por ejemplo, en raciones de carro mezclador variaciones de la sustancia seca del 50 al 70% no afectan al consumo de agua. Pero si la sustancia seca de la ración baja del 50 al 30%, la humedad de la ración sube del 50 al 70% y el consumo de agua de bebida baja un 42%. Si pastan hierba fresca sólo beben el 38% del agua que necesitan pero necesitan más porque la pierden por la dia- rrea. Igualmente beben más con raciones con mucha sal, bicarbonato o proteína.

Es sabido que entre los factores de mayor in- fluencia se encuentran los climáticos como la tem- peratura ambiental, la humedad, la velocidad del aire o la exposición al sol. Y finalmente los factores fisiológicos, de los cuales el más importante es la cantidad de leche producida, pero también son determinantes el peso, el estado de gestación, el consumo de alimentos o la actividad física.

Pese a que el cálculo del consumo de agua es muy complejo debido a la gran cantidad de facto- res que le afectan, los nutrólogos han desarrollado fórmulas para calcularlo, por ejemplo la de Murphy y colaboradores en 1983, en la que el consumo en kilos por día era igual a:

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