¿DÓNDE ENCAJA EL HENO EN LA DIETA DEL TERNERO?
Las decisiones de añadir heno a las dietas de los terneros deben basarse en la gestión del programa de terneros y novillas en la granja.
Cassie Yost Extension Educator, Dairy
Una de las preguntas comunes en la crianza de terneros lecheros siempre ha sido: ¿se debe incluir heno en la dieta de los terneros? A lo largo de los años, se han realizado muchos ensayos de investigación para evaluar los beneficios o desventajas de tal decisión. Los agricultores, nutricionistas e investigadores tienen sus propias opiniones sobre ofrecer heno.
La mejor respuesta es simplemente: ¡depende! Así es, depende de la edad del ternero, del estado de desarrollo del rumen, de la cantidad de leche que se esté proporcionando, del tipo de grano de iniciación que se esté dando, de si los terneros están alojados individualmente o en grupo, de la calidad nutricional del heno, del proceso de destete de los terneros, y más. Así que sí, La mejor respuesta para cada granja va a ser: depende.
Uno de los mayores argumentos a favor de requerir heno es el producto final de su digestión. A medida que el ternero crece, el desarrollo del rumen es fundamental para la salud y el éxito futuro. El desarrollo adecuado del rumen se logra con el crecimiento de las papilas en la pared del rumen.
Las papilas permiten la absorción de nutrientes que pueden ser utilizados por el ternero.
El desarrollo de las papilas se estimula por los productos finales de la fermentación microbiana, específicamente el ácido butírico y, en menor medida, el ácido propiónico (Jones y Heinrichs, 2017). La digestión del alimento de iniciación para terneros produce ácido butírico y una pequeña cantidad de ácido propiónico, que son ácidos grasos volátiles (AGV) esenciales para el desarrollo de las papilas.
Cuando el heno se digiere, el resultado es principalmente ácido acético y algo de ácido propiónico. A diferencia del butírico, que es utilizado por la pared del rumen, el ácido acético pasa a través del rumen y es utilizado por el ternero como energía. Por lo tanto, uno de los principales argumentos en contra de alimentar con heno ha sido que los beneficios digestivos del grano superan con creces a los del heno, especialmente cuando se enfoca en el desarrollo del rumen. La ilustración ampliamente utilizada de los rumens de terneros alimentados solo con leche, leche y grano, o leche y heno muestra claramente el crecimiento de las papilas cuando se alimenta con grano.
Comparación del desarrollo de las papilas ruminales a las 6 semanas en terneros alimentados solo con leche (A), leche y grano (B), o leche y heno (C). Nótese las diferencias marcadas en la longitud y el color de las papilas. Fuente: Penn State Extension.
Un segundo argumento a favor de alimentar con heno gira en torno al tipo de iniciador que se esté dando. Aunque hay estudios limitados que comparen cuál es el mejor, si los iniciadores están frescos, libres de polvo y moho, y son fácilmente accesibles, los terneros tienden a prosperar con cualquiera de los tipos. Sin embargo, el tamaño de las partículas de los ingredientes del iniciador juega un papel clave en la necesidad de incluir heno. Para formar un pellet de ternero, se utilizan granos de tamaño de partícula muy pequeño que se unen entre sí.
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