EL PAPEL DE LOS ELEMENTOS TRAZA CLAVE EN LA SALUD Y FERTILIDAD
George Lindley, Hannah Fitzsimmonds y Stephanie Prior analizan la comprensión de estos minerales, así como cómo diagnosticar, tratar y prevenir deficiencias, en la salud del ganado.
Este artículo discutirá los elementos traza yodo, selenio, vitamina E, cobre y cobalto, que pueden ser los más relevantes clínicamente para los profesionales en el Reino Unido. No obstante, se debe considerar que en ocasiones otros elementos traza menos apreciados, incluidos el hierro y el cobre, también pueden tener consecuencias significativas para la salud y fertilidad del ganado.
George Lindley, Hannah Fitzsimmonds, Stephanie Prior
Existen muchos impactos de la deficiencia y toxicidad de los elementos traza, y sus interacciones son complejas. Las pruebas o el tamizaje de elementos traza pueden ser desafiantes, con algunas pruebas de diagnóstico más precisas que otras, pero también más invasivas. Si no estás seguro, generalmente se puede obtener asesoramiento útil sobre la recolección de muestras en cualquier laboratorio de diagnóstico, y puede ser recomendable obtenerlo antes de recolectar cualquier muestra.
Yodo
El yodo es un componente integral de las hormonas tiroideas y, por lo tanto, es necesario tanto para el crecimiento como para el desarrollo.
Las deficiencias de yodo pueden llevar al hipotiroidismo, bocio, desarrollo retardado, abortos, debilidad y aumentos en la mortalidad (Graham, 1991). La muerte fetal relacionada con la deficiencia de yodo puede ocurrir en cualquier etapa de la gestación y los terneros pueden nacer sin pelo, débiles o muertos.
La deficiencia de yodo puede ser primaria debido a la falta de yodo en la dieta o secundaria debido a la deficiencia de selenio o la presencia de bociógenos. El selenio juega un papel importante en el metabolismo de las hormonas tiroideas (Arthur et al, 1996) y debe investigarse cuando se sospeche una deficiencia de yodo.
Los bociógenos son sustancias de origen natural que interfieren con la absorción de yodo en la glándula tiroides. El tiocianato es un bociógeno dietético importante que se forma durante el metabolismo de los glucosinolatos, presentes en plantas de la familia Brassica. Por lo tanto, los animales alimentados con dietas que incluyen forrajes como col rizada, nabos, trébol blanco u otras Brassicas, pueden necesitar suplementación adicional de yodo para contrarrestar los efectos bociógenos (Ensley, 2020).
El diagnóstico clínico de la toxicidad de yodo se puede realizar mediante la presencia de un bocio en el examen clínico. En terneros nacidos muertos, la extracción y pesaje de la glándula tiroides puede dar una indicación del problema. Las glándulas tiroides que pesan más de 14 g se considerarían sugerentes de deficiencia de yodo (Tabla 1), lo que puede confirmarse mediante el examen histopatológico de la glándula (Andrews et al, 2003). Se debe tener cuidado al tomar muestras de sangre para el yodo inorgánico plasmático, ya que las ingestas recientes pueden llevar a resultados falsamente elevados.
Toxicidad de Yodo
La toxicidad de yodo puede manifestarse como hipertermia, tos persistente, secreción naso-ocular, taquicardia y pérdida de peso. Los hallazgos de necropsia suelen estar relacionados con el tracto respiratorio, incluyendo traqueítis, bronconeumonía y pleuresía (Paulíková et al, 2002).
Selenio/Vitamina E
Los roles antioxidantes del selenio y la vitamina E están estrechamente vinculados. El selenio está asociado con muchas selenoproteínas, como la glutatión peroxidasa (GSPx), que actúan para neutralizar las especies reactivas de oxígeno (ERO), incluyendo los radicales libres y los peróxidos (Kang et al, 2020). La vitamina E desempeña un papel complementario, ya que actúa para eliminar las ERO, lo que puede tener un efecto de ahorro de selenoproteínas. Por esta razón, en algunas ocasiones, el exceso de uno puede compensar las deficiencias en el otro.
La deficiencia de selenio puede presentarse de diferentes maneras según la edad. Los terneros deficientes en selenio o en vitamina E pueden presentar la enfermedad del músculo blanco (WMD).
La WMD puede ocurrir como una distrofia congénita, que puede ser causada por bajos niveles de consumo de selenio/vitamina E durante la última etapa de la gestación (McDowell et al, 1996). Alternativamente, puede verse una miopatía retardada. Estos casos son más comunes en el inicio de la primavera, debido al efecto del aumento del ejercicio, que aumenta el estrés oxidativo. La ingesta inadecuada de vitamina E también puede contribuir a esta manifestación (Suttle, 2010).
El ganado adulto con deficiencia de selenio o vitamina E tiene una mayor incidencia de placentas retenidas y tiene predisposición a la metritis, mastitis y ovarios quísticos. Esto se debe en parte a la disminución gradual del alfa-tocoferol durante el embarazo, alcanzando su nivel más bajo al momento del parto, siendo este declive más pronunciado en el ganado lechero de alta producción.
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