Dom. Dic 22nd, 2024

“LA LECHE Y LOS LÁCTEOS SON PARTE DE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD”

OEA Por OEA Mar11,2020

 

 

 

LA CALIDAD NUTRICIONAL  DE LOS LÁCTEOS

Hablamos con el doctor en Biología y presidente de la Fundación Iberoamericana de la Nutrición, Ángel Gil, sobre el papel de la leche y los lácteos en la alimentación. Abordamos algunas de las cuestiones surgidas en los últimos tiempos y a las que se aferran los detractores de estos alimentos.

El consumo de leche y lácteos se ha cuestionado mucho en los últimos años, por lo que abordamos con el doctor en Biología y catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, Ángel Gil, algunas de las cuestiones claves referidas a estos alimentos. Gil es también presidente de la Fundación Iberoamericana de la Nutrición (FINUT) y ha ejercido como portavoz del proyecto Horizonte 2020 . la Unión Europea (UE), impulsado por la Organización Interprofesional Láctea (INLAC), el que está a proporcionar información  nutricional sobre la leche y los lácteos.

¿Por qué es recomendable el consumo de leche y lácteos?

La calidad nutricional de los lácteos hace que sea un producto que, dentro del contexto global de la dieta, contribuye a satisfacer los requerimientos de muchos nutrientes. Particularmente, las proteínas que aporta la leche son de un elevado valor biológico comparadas con las que proporcionan los cereales o legumbres. La leche tiene una gran densidad de macro y micronutrientes y, con un contenido calórico relativamente pequeño, nos permite satisfacer los requerimientos de calcio del organismo. También contribuye a aportar vitamina D, AB2, riboflavina, vitamina B12, selenio o yodo. El hecho de tomar lácteos, dentro de una dieta rica y variada, contribuye a que se cubran las necesidades, muy especialmente de calcio, ya que es un elemento que difícilmente se encuentra en otros alimentos. Además, en el caso del calcio, la leche permite una mayor absorción de este nutriente frente a otros alimentos que lo contienen.

Sin embargo, en los últimos tiempos sus detractores se aferran, entre otros argumentos, a la evidencia de que los humanos somos los únicos que continuamos con el consumo de leche en la edad adulta, para rechazar su consumo.

Efectivamente los humanos somos los únicos que seguimos tomando leche, al igual que somos los únicos que hacemos fuego, que cocinamos la comida, utilizamos móviles, nos desplazamos en autos… La especie humana hace más de 10.000 años empezó con la domesticación de los animales para lograr carne, leche o su piel. De hecho, en la población caucásica y otras poblaciones del mundo se ha desarrollado una mutación para digerir la lactosa lo que nos permite seguir consumiendo la leche. Así es que los humanos podemos consumir leche igual que utilizamos para alimentarnos cereales que cultivamos.

Nos alimentamos de aquello que podemos cultivar y criar, y la leche y los lácteos son parte de la historia de la humanidad. Hay referencias al consumo de lácteos en la Biblia, en el Mahabharata, en la India; en el antiguo Egipto. Ya en el Neolítico se empezaron a utilizar lácteos como parte de la alimentación. Hoy sabemos que una parte importante del aumento de la calidad nutricional en la especie humana a lo largo del tiempo se debe precisamente al consumo de lácteos.

“Una parte importante del aumento de la calidad nutricional de los humanos a lo largo del tiempo se debe al consumo de lácteos”

¿Se ha producido un incremento de la intolerancia a la leche en los últimos años?

Es cierto que hay un porcentaje de la población que es total o parcialmente intolerantes a la lactosa pero también hay mucho autodiagnóstico. En España, el porcentaje de personas intolerantes se centra sobre todo en población procedente de los continentes africano y asiático, sobre todo porque no han desarrollado la mutación que le permite digerir la lactosa pero, aún así, pueden tomar lácteos fermentados como yogurt, kéfir o quesos, que tienen una mínima cantidad de lactosa. En España, esa intolerancia oscila entre el 10 y 20% de la población y sobre todo se concentra en poblaciones inmigrantes. Hoy en día, la intolerancia a la lactosa es muy fácil de diagnosticar por un médico que realiza una prueba básica de aliento, pero estamos teniendo un aumento desmesurado de personas que dicen ser intolerantes sin ningún tipo de prueba y que corresponde más a una moda.

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