NUEVAS ESTRATEGIAS PARA MEJORAR EL SECADO DE LA VACA DE LECHE

 

 

 

NUEVAS ESTRATEGIAS PARA MEJORAR EL SECADO

DE LA VACA DE LECHE

El periodo seco es crítico para la regeneración celular de la glándula mamaria y asegurar una buena productividad. Además, es decisivo porque existe un gran riesgo de contraer mastitis.

Elena García-Fruitós, Àlex Bach y Anna Arís Producción de Rumiantes Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) Imagen cedida por los autores

El periodo seco comprende aproximadamente dos meses en el ciclo de la vaca lechera, que corresponden a una etapa de descanso en la producción de leche justo antes del parto. Es un periodo crítico para la regeneración
celular de la glándula mamaria y, por lo tanto, para asegurar una buena productividad en la siguiente lactación.
No obstante, es también un periodo decisivo porque existe un gran riesgo de contraer infecciones intramamarias (mastitis) que pueden comprometer la producción de leche en el posparto y requieren la administración de antibióticos, con el riesgo asociado de incrementar el problema actual de resistencias a antibióticos y de rechazo social. Todo ello, junto a la preocupación por el bienestar del animal al inicio del secado, periodo durante el cual se acumula gran cantidad de leche debido al cese del ordeño, alienta a los investigadores a encontrar estrategias alternativas de control y optimización del secado de la vaca de leche.

Riesgos del secado

Fisiológicamente, el estancamiento de la leche que se produce al eliminar el ordeño del animal va asociado a una serie de señales moleculares que inducen factores proteicos y hormonales que inician la involución activa de la glándula mamaria en el secado. La involución conlleva procesos de muerte celular y fagocitación o engullimiento de restos de secreción de leche que remodelan el tejido de la glándula mamaria. La degradación de la matriz extracelular (tejido que sustenta el parénquima secretor) es la señal clave que desencadena todo el proceso de involución y muerte celular mediante procesos de apoptosis [18]. Las metaloproteinasas de matriz (MMP) son enzimas primordiales en este proceso [19]. Además, a las MMP también se les asignan funciones de liberación de factores de crecimiento y citocinas que modulan a su vez el crecimiento de nuevas células secretoras, la regeneración del tejido de la glándula mamaria y la activación del sistema inmunitario [19]. En este proceso de remodelación de la glándula mamaria se rompen las uniones celulares llamadas tight junctions y hay un mayor intercambio y mezcla de algunos componentes entre la sangre y la leche. Por ello, componentes del flujo sanguíneo como IgG, albúmina y sodio, que pasan de la sangre a la leche, son utilizados como indicadores de involución de la glándula mamaria. Otros componentes, como el potasio, en cambio, pasan de la leche a la sangre. Por otro lado, el estancamiento de la leche y la propia involución también refuerza la estimulación de la contracción del tejido secretor para que cese la síntesis de proteínas de la leche como son la caseína y la lactoalbúmina.

La estimulación del sistema inmunitario es básica para engullir y fagocitar los restos de leche y células muertas que quedan en la glándula, permitiendo la regeneración del tejido y su preparación para la siguiente lactación. Pero a la vez, el sistema inmunitario también tiene que combatir aquellos patógenos intramamarios que accedan a la glándula mamaria durante el secado. Cuando se produce la estasis de la leche, las posibles pérdidas o goteo (figura) aumentan el riesgo de entrada de patógenos por el canal del pezón, ya que este está abierto y lleno de un medio altamente nutritivo para las bacterias [20]. Animales con producciones de leche elevadas tienen un tiempo de oclusión del canal del pezón y de formación del tapón de queratina (característico de este periodo) mayor, y por tanto presentan más riesgo de contraer infecciones intramamarias. También es importante tener en cuenta que las infecciones intramamarias contraídas durante el periodo de secado se han asociado a un incremento de infecciones en la siguiente lactación, ocasionando importantes pérdidas de producción de leche [14], así como una disminución de la calidad de la misma. De todas las mastitis causadas por enterobacterias, se estima que un 52,6 % tiene lugar en glándulas mamarias que durante el periodo seco estaban infectadas.

Es muy difícil que estas dos funciones que esperamos del sistema inmunitario se lleven a cabo de forma natural en los primeros días de secado debido a varias razones. En primer lugar, en contraste con otras especies de mamíferos, la involución mamaria bovina es más lenta, hasta el punto de que puede ser parcialmente reversible después de 11 días de acumulación de leche [21]. Esto es debido a que las vacas cuando se secan se encuentran en gestación y la estimulación mamogénica y lactogénica de la preñez se opone a la estimulación del sistema inmunitario y a procesos de muerte celular y cese de la producción láctea. En este contexto, la prolactina es una hormona que desempeña un papel importante durante la preñez, ya que está involucrada en la estimulación de la secreción de leche y crecimiento celular, oponiéndose a su vez al proceso de involución mamaria.

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HIPOCALCEMIA SUBCLINICA, O FIEBRE DE LA LECHE, EN VACAS LECHERAS POR QUE TANTO ESCÁNDALO

 

 

POR QUE TANTO ESCÁNDALO

HIPOCALCEMIA SUBCLINICA, O FIEBRE DE LA LECHE, EN VACAS LECHERAS

Con la iniciación de la lactancia y seguida producción de leche, tremendas adaptaciones ocurren en la vaca lechera debido al aumento en el requerimiento de nutrientes para sostener la síntesis de leche. Además del aumento en el requerimiento de energía y aminoácidos para el calostro y luego para la síntesis de leche, el requerimiento de calcio aumenta dos- a tres- veces por encima de ése requerimiento por la vaca lechera previo al parto. Poco tiempo antes del parto, una vaca lechera deposita 8 a 10 g/d de calcio en su feto, pero cuando pare, 20 a 30 g/d son secretados en el calostro y leche. Así, adaptaciones metabólicas deben llevarse a cabo para poder sostener el aumento en el requerimiento de calcio. Si no se llevan a cabo muy pronto o son de suficiente magnitud, la concentración de calcio en la sangre cae por debajo de un umbral crítico pudiendo resultar en una hipocalcemia clínica y subclínica, o fiebre de la leche.

Donna Amaral-Phillips University of Kentucky

Rol del Calcio

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El calcio es vital para el tejido del esqueleto, músculo liso y función nerviosa incluyendo motilidad gastrointestinal y resistencia del músculo del esqueleto. La concentración más baja de calcio en sangre en general ocurre dentro de las 12 a 24 horas del parto y generalmente retorna a la normalidad en vacas sanas dentro de 2 a 3 días post parto. La hipocalcemia clínica es la enfermedad más reconocida en el ganado vacuno lechero por productores lecheros, con una tasa de incidencia de alrededor del 5%. El ganado Jersey y Guernsey es más susceptible a éste desorden. Una razón para de esto es que el ganado Jersey tiene menos receptors de la vitamina D que el ganado Holstein. La incidencia aumenta con mayor producción de leche y sucesivas lactancias. Las novillas raramente desarrollan hipocalcemia clínica porque éstas producen menos calostro y leche y pueden movilizar más rápidamente calcio de los huesos en su esqueleto en crecimiento. Reinhardt y colaboradores en el Centro Nacional de Enfermedades Animales en Ames, Iowa, encontró que la prevalencia de hipocalcemia clínica era del 1% para primera lactancia, 4% para segunda lactancia, 7% para tercera lactancia, y 10% para cuarta lactancia en vacas Holstein en un estudio donde 1,462 vacas fueron examinadas.

La concentración de calcio en sangre está estrechamente regulada a través del control en la absorción de calcio en la dieta y liberación o consumo de calcio desde el hueso. Dos hormonas, hormona paratiroidea (conocida como PTH) y 1,25-dihidroxi vitamina D3, controlan éstos procesos. A medida que la concentración de calcio disminuye en la sangre, PTH es secretada y actúa en el riñón a fin de disminuir la excreción de calcio en la orina. Este cambio permite solo pequeños ajustes en la concentración de calcio en sangre. Si mayores cantidades de calcio son necesarias, como con la iniciación y mantenimiento de la lactancia, PTH actúa en el hueso, y calcio es reabsorbido y liberado en la sangre. Adicionalmente, PTH actúa en el riñón resultando en la conversión de un metabolito de la vitamina D a 1,25- dihidroxi vitamina D3. Entonces la 1,25-dihidroxi vitamina D3 puede regular la absorción de calcio desde el intestino delgado mediante transporte activo. En orden para que la PTH sea secretada y efectivamente ligada a su receptor, son necesarios adecuado magnesio y un pH de la sangre ligeramente menos alcalino (conocido como acidosis metabólica); demostrando consecuentemente la necesidad de proveer adecuadas cantidades de magnesio en dietas pre-frescas y balancear éstas dietas a fin de proporcionar una diferencia o balance catión-anión (DCAD) negativa para prevenir hipocalcemia.

Hipocalcemia Subclínica

Vacas lecheras con hipocalcemia subclínica no muestran síntomas clínicos pero tienen una baja concentración de calcio en la sangre generalmente dentro de las 24 horas después del parto. En consecuencia, la única manera de saber si las vacas lecheras están sufriendo hipocalcemia subclínica es analizando la concentración de calcio en sangre dentro de los primeros 1 a 2 días posteriores al parto. Síntomas clínicos tempranos (Etapa 1: la vaca todavía puede mantenerse de pie) pueden incluir excitabilidad, nerviosismo, cambio de peso, y arrastre de patas traseras. Éstos no son observados con hipocalcemia subclínica.

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ESTRATEGIAS PARA MANTENER LOS NIVELES ADECUADOS DE GLUCOSA EN LAS VACAS LECHERAS

 

 

 

 

ESTRATEGIAS PARA MANTENER LOS NIVELES ADECUADOS

DE GLUCOSA EN LAS VACAS LECHERAS

La glucosa es fundamental para la producción de leche. De hecho, su ausencia puede llevar a la vaca a sufrir una serie de trastornos metabólicos como cetosis, hígado graso y otros cuadros asociados. Por lo mismo, mantener niveles adecuados de esta molécula resulta imprescindible.

A continuación, Dr. Pedro Meléndez, analiza a fondo las ventajas y desventajas de las diversas estrategias que existen para lograr este objetivo.

La glucosa es un azúcar simple de 6 carbonos que es la base energética para muchos procesos funcionales en todas las especies animales, incluido el ser humano. Es la molécula base para la síntesis de la lactosa, el azúcar de la leche y, por lo tanto, sin glucosa no hay producción. Esto se debe a que el

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porcentaje de lactosa en la leche es un valor constante de 4,8%. A modo de ejemplo, una vaca con un peak de producción de 70 kg de leche, similar a algunas vacas de la zona central de Chile, requiere de 5 kg de glucosa al día. Sin embargo, a diferencia de los mono-gástricos (cerdos, perros, humanos), los rumiantes no obtienen su glucosa directamente desde el alimento, ya que la glucosa dietaria es fermentada por los microrganismos del rumen y convertida en subproductos secundarios llamados ácidos grasos volátiles. Dentro de éstos, 3 son los principales: el acético, propionico y butírico. El acético y el butírico son la base para la síntesis de grasa de la leche, mientras que el propionico se dirige al hígado y es convertido en glucosa, la que finalmente es utilizada por el animal. Por lo tanto, los rumiantes permanecen en un constante estado de gluconeogénesis (conversión de diferentes compuestos químicos a glucosa) a nivel hepático. No obstante, el ácido propionico sólo aporta el 85% de la glucosa requerida, mientras que el resto debe provenir de otros compuestos como los aminoácidos (base estructural de las proteínas), acido láctico y glicerol, que es la base estructural de los triglicéridos y está disponible cuando las grasas (NEFA) son liberadas a circulación. Además, la vaca cuenta con otros mecanismos como un estado temporal de insulino- resistencia, permitiendo sólo a los tejidos independientes de la insulina utilizar la glucosa, como ocurre con la glándula mamaria durante los primeros días de lactancia.

Debido a que la falta de glucosa, producto de elevados niveles de producción de leche, puede llevar al animal a sufrir una serie de trastornos metabólicos, como cetosis, hígado graso y otros cuadros asociados, es importante mantener niveles aceptables. Por lo mismo, se deben implementar estrategias. Algunas de ellas están basadas en suplementar ciertos aditivos que ayudan a incrementar la producción de ácido propionico a nivel ruminal, como los antibióticos ionoforos (monensina sódica) u otros productos que puedan ser absorbidos como tal, dirigirse al hígado y ser convertidos de forma eficiente en glucosa a nivel hepático. Dentro de estos encontramos principalmente el propilen glicol, el glicerol y el propionato de calcio. Estos productos se pueden obtener a partir de productos comerciales, los cuales se ofrecen de forma individual y también en combinación, en diferentes proporciones.

A continuación analizaremos los pro y contras de cada uno de estos insumos utilizados como aditivos en la nutrición de rumiantes.

Propilenglicol (PG)

Su nombre químico es 1,2 propanediol, ya que es un compuesto de 3 carbonos con 2 grupos OH. Se ha reconocido durante décadas que el PG tiene un efecto gluconeogénico en rumiantes. Hoy se administra habitualmente en vacas lecheras, en la lactancia temprana para disminuir las concentraciones de ácidos grasos no esterificados (AGNE o NEFA) y BHB (el principal cuerpo cetónico que se encuentra en sangre). El PG se absorbe intacto principalmente en el rumen para ser metabolizado en el hígado y, en menor medida, es fermentado en propionato antes de su absorción.

Se recomienda dar el PG en dosis variables, incluyéndolo en la ración de preparto y posparto. Su administración por vía oral puede reducir los niveles sanguíneos de AGNE y la severidad del Hígado Graso al parto, o reducir el nivel de cuerpos cetónicos después del parto. Se ha demostrado que administrando PG en la ración total mezclada (TMR), en vacas lecheras, puede tratar de manera efectiva y preventiva la aparición de cetosis,

debido a su propiedad gluconeogénica. La suplementación con PG en vacas lecheras provoca un aumento de las concentraciones de insulina y glucosa en sangre. Los resultados experimentales han demostrado que la suplementación con 200-400 g/d de PG, ya sea espolvoreado sobre la dieta o como parte de la ración completa, redujo las concentraciones plasmáticas de BHB sin cambiar las concentraciones plasmáticas de insulina ni de glucosa en el suero. Sin embargo, el aporte en forma espolvoreada ha demostrado tener mejores resultados que incluirlo en el proceso de mezclado en una ración completa.

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CALIDAD Y DISPONIBILIDAD DE AGUA PARA LOS BOVINOS EN PRODUCCIÓN

 

 

 

CALIDAD Y DISPONIBILIDAD DE

AGUA PARA LOS BOVINOS EN PRODUCCIÓN

Introducción
El agua es el elemento esencial para la vida. Su importancia es tal que una carencia puede afectar

el consumo de alimentos, las funciones productivas, el estado general e incluso causar la muerte. La pérdida del 20% del agua corporal es fatal.

Ignacio Vidaurreta, MV, MSc Departamento Técnico, Vetifarma SA

El agua forma parte del cuerpo de los animales y su porcentaje es variable (40 al 75% del peso vivo) de acuerdo a diversas causas. Factores como la edad, el estado fisiológico, el momento de la lactancia y la composición corporal determinan esta variación. Animales gordos tienen menos agua que los delgados, vacas en inicio de lactancia contienen más que al final y los animales viejos tienen menos que los jóvenes.

Además de formar parte de un gran porcentaje del cuerpo, el agua interviene en funciones fisiológicas importantes. Así es requerida para procesos como el transporte, digestión y metabolismo de nutrientes, la eliminación de los productos de desecho y del calor, el mantenimiento del balance de iones y fluidos y la provisión de un medio acuoso para el desarrollo fetal. El agua además cumple una importante función al ser fuente de minerales como calcio, sodio, magnesio y azufre, entre otros.

Los orígenes del agua presente en el cuerpo y en los productos animales son: el agua de la bebida, el agua contenida en el alimento y el agua metabólica. Esta última es la producida en los procesos de oxidación, formación de proteínas y reacciones de catabolismo. La importancia de las mismas difiere de acuerdo a factores como la especie, la dieta, el hábitat y la capacidad de conservación de este elemento. En los bovinos, el agua metabólica es insignificante por lo que las fuentes más importantes son la consumida a través del agua de bebida o de los alimentos.

En nuestro país, en las zonas donde se desarrolla la producción de carne y leche, es común encontrar la existencia de importantes déficits en la calidad del agua. Así, dos estudios de relevamiento realizados en tambos determinaron que el 37% de las muestras tomadas en la provincia de Córdoba y el 53% de las muestras tomadas en Santa Fe por alguna razón fueron consideradas como inapropiadas para su uso en vacas lecheras. Ambas provincias nuclean el 65% de las existencias bovinas destinadas a la producción de leche en el país.

De acuerdo a esto surge claramente la importancia del agua y de conocer su naturaleza en los sistemas productivos. A continuación se mencionan los principales aspectos relacionados con las necesidades, el consumo, la calidad y la disponibilidad del agua para los bovinos y los efectos que estos parámetros tienen sobre la productividad.

Necesidades y consumo de agua:

Los bovinos requieren grandes cantidades de agua y la producción se ve seriamente afectada si su consumo se restringe. El consumo de materia seca, el estado reproductivo, el nivel de producción de leche, el contenido de materia seca de la dieta, la ganancia a de peso, la temperatura ambiente y el consumo de sodio son factores que afectan de manera importante el requerimiento de agua.

En vacas lecheras en sistemas estabulados el resultado de varios estudios determinó que, en promedio, el 83% del total del agua consumida proviene del agua de bebida y que el contenido de agua de los alimentos es uno de los mayores factores que afectan su consumo. Así, reducciones en el contenido de materia seca de la dieta de un 50 a un 30% determinaron un menor consumo de agua. En animales en pastoreo, donde el contenido de materia seca de la dieta es bajo, el consumo del agua de bebida puede llegar a ser solo el 38% de los requerimientos totales, siendo lo restante aportando por la dieta.

El consumo de ciertos nutrientes también afecta el requerimiento de agua y dietas altas en sal, bicarbonato de sodio o proteínas lo aumentan. En los bovinos las pérdidas de agua en las heces son importantes y esto está relacionado con la alta cantidad de material indigestible. Así, dietas

fibrosas y con altos contenidos de minerales contribuyen a la formación de heces con más agua y pueden aumentar el requerimiento de este elemento.

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LA SALUD HEPÁTICA ES CRUCIAL DURANTE EL PERIODO DE TRANSICIÓN LAS VITAMINAS B PUEDEN AYUDAR

 

 

 

 

A SALUD HEPÁTICA ES CRUCIAL DURANTE EL PERIODO DE TRANSICIÓN LAS VITAMINAS B PUEDEN AYUDAR

El periodo de transición representa un periodo complicado para la vaca lechera. Su metabolismo necesita adaptarse rápidamente de un estado no lactante a lactante mientras el sistema reproductivo se prepara para el siguiente periodo reproductivo.

Hélène Leclerc, MSc., Soporte Técnico e I&D – Rumiantes

Este cambio repentino triplica los requerimientos de energía de la vaca con una demanda elevada de glucosa para la síntesis de la leche y para reproducción. Los tejidos se vuelven resistente a la insulina para ahorrar glucosa. Normalmente, la energía proveniente del consumo de alimento no es suficiente para satisfacer este requerimiento de energía, por lo que el tejido adiposo es movilizado produciendo ácidos grasos no esterificados (AGNE) para proveer una fuente adicional de energía. Este metabolismo de adaptación es normal en las vacas altas productoras pero se vuelve perjudicial cuando el grado de movilización de grasa es mayor que la capacidad del hígado de metabolizarla. En este caso, el hígado se infiltrará de grasa y su función se verá reducida.

La salud del hígado es esencial para la vaca lechera ya que participa en varias funciones importantes, tales como la producción de glucosa, la desintoxicación de amoníaco, la producción de anticuerpos, etc. Los rumiantes son diferentes a los monogástricos (cerdos, aves), ya que los microorganismos del rumen metabolizan (transforman) la glucosa de la dieta en ácidos grasos volátiles. La vaca lechera debe sintetizar glucosa y es en el hígado donde esta síntesis ocurre. Al comienzo de la lactancia, una vaca que produce 40 kg de leche necesitará 2.9 kg de glucosa diarios sólo para la producción de leche (Lucy et al., 2013), lo que aumenta la presión sobre el hígado. Evidentemente, la salud del hígado es indispensable para maximizar la producción de glucosa.

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El suministro de nutrientes esenciales constituye una buena herramienta para mejorar la salud del hígado durante el periodo de transición. La colina y algunas vitaminas del complejo B como el ácido fólico, la B12 y la riboflavina desempeñan papeles específicos, para reducir la movilización de tejido graso, mejorar la oxidación de la grasa del hígado y aumentar la exportación de grasa del hígado (Figura 1).Se ha observado que una mezcla de colina, ácido fólico y riboflavina aumenta la ingestión de materia seca antes del parto (Evans et al., 2006), lo que representa un suministro de energía adicional y constituye un parámetro indispensable para reducir la necesidad de movilizar las reservas grasas. La colina y el ácido fólico intervienen en la producción de la carnitina necesaria para la oxidación de la grasa del hígado, lo que contribuye a reducir la cantidad de grasa que puede infiltrarse en el hígado y afectar su funcionalidad. La vitamina B12 también desempeña un papel en la oxidación hepática de la grasa a través de un mecanismo diferente, reduciendo el nivel de ácido metilmalónico. La colina, el ácido fólico y la B12 son donadores de grupos metilo, lo que significa que intercambian grupos metilo con otros compuestos; este es un proceso indispensable en la producción de lipoproteínas de muy baja intensidad (VLDL) que sirven para transportar la grasa al exterior del hígado.

Durante el periodo de transición existe una demanda de donadores de metilo muy alta (Pinotti, 2002). La metionina también constituye una buena fuente de grupos metilo, pero su papel en la reducción de la infiltración de grasa en el hígado no es muy claro, ya que otras funciones como la síntesis de proteína láctea y la inmunidad son más importantes (Overton, 2014). La colina también está involucrada en la producción de grasa láctea, por lo que su aporte durante la lactancia temprana es priorizada para la producción de leche en detrimento de la producción de VLDL para la exportación de grasa del hígado (Pinotti, 2002). El ácido fólico y la B12 están ligados en su función de donadores de metilo y su uso en la reducción de la infiltración de grasa en el hígado aumenta durante el periodo de transición.

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METRITIS

 

 

 

METRITIS

La metritis es una inflamación del útero normalmente debido a una infección microbiana que se produce durante los 21 días (normalmente 10) posteriores al parto. Se observa casi siempre después de un parto anormal o una retención placentaria.Puede presentarse desde una infección subclínica a una enfermedad manifiesta, con fiebre y reducción de la producción láctea.

La metritis también hace que la vaca sea más susceptible a desarrollar una cetosis, un desplazamiento del abomaso y otros problemas posparto. Puede además provocar trastornos de la fertilidad (temporales o permanentes) e incluso, aunque sólo a veces, la muerte.

Etiología

La metritis suele estar asociada con una contaminación del útero por la bacteria Arcanobacterium pyogenes, ya sea sola o junto con otros microorganismos patógenos: Fusobacterium necrophorum, Bacteroides spp. y Escherichia coli.
Justo después del parto, el útero ofrece un entorno ideal para la multiplicación de las bacterias. Durante la primera semana posparto, la contaminación bacteriana llega a afectar hasta al 90% de las vacas.

  • Las defensas inmunitarias de la vaca en fase de posparto pueden verse desbordadas por las necesidades del animal y aumentar así las posibilidades de desarrollar una metritis favorecida por parto de gemelos, ternero muerto, parto difícil, asistencia incorrecta al parto, fiebre vitularia.
  • Una alimentación inadecuada puede interferir con la involución uterina que se produce tras el parto. Una involución rápida es fundamental para expulsar de forma natural el líquido amniótico, las membranas fetales y las bacterias presentes en el tracto reproductor.

Síntomas

La presencia de secreción uterina durante las dos semanas que siguen al parto es un signo normal de involución y evacuación que indican que todo está ocurriendo como debería. Pero si esta secreción vaginal es de un olor pútrido y se acompaña de fiebre, casi siempre es consecuencia de una metritis.

Otros síntomas son: pérdida de apetito, deshidratación, letargo y disminución de la producción láctea.

Diagnosis

Se puede establecer el diagnóstico a partir de la sintomatología clínica y la epidemiología

Tratamiento

  • Se debe plantear un tratamiento local y/o sistémico, a base de: Antibióticos de amplio espectro.
  • Antisépticos químicos.

Prostaglandinas.

Prevención

La prevención y la intervención precoz son estrategias clave para limitar el impacto económico de la metritis. Es importante a aplicar las siguientes prácticas en la gestión de la explotación para reducir la incidencia de la metritis:

  • Buena alimentación.
  • Salas de parto limpias y secas.
  • Higiene adecuada en la asistencia a los partos difíciles.

 

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USO EFICIENTE DEL FÓSFORO EN LA ALIMENTACIÓN DE LOS RUMIANTES

 

 

 

USO EFICIENTE DEL FÓSFORO

EN LA ALIMENTACIÓN DE LOS RUMIANTES

Es importante ajustar el contenido en fósforo de las raciones para evitar un aporte excesivo, ya que el animal lo elimina al medio con consecuencias para el ecosistema. El objetivo es lograr la máxima producción con el menor coste económico y ambiental.

El objetivo principal de formular las raciones para el ganado es lograr la máxima producción con el menor coste económico y ambiental posible. Es necesario lograr el equilibrio entre estos tres factores: productivo, económico y ambiental. Este propósito se puede aplicar a la ración en su conjunto y, por extensión, a cada uno de los diferentes nutrientes. El fósforo es uno de los que tiene mayores implicaciones en los tres ámbitos citados. A continuación se analizan con mayor detalle.

R. Bodas [1], J. Amor [2], S. Andrés [3], P. Llorente [2], J.M. Vidal [2] y F.J. Giráldez [3] 1 ITACYL. Valladolid
2 Inatega. Corbillos de la Sobarriba. León3 Instituto de Ganadería de Montaña (CSIC-ULE). León Imagen cedida por los autores

El fósforo como factor condicionante del rendimiento productivo

En los animales, aproximadamente el 80% del fósforo presente en el organismo forma parte de los huesos y de los dientes que, a su vez, ejercen la función de reservorio de este mineral. El 20% restante se encuentra en otros componentes (tejidos blandos, sangre, etc.), donde participa en diversas funciones biológicas como la transferencia de energía, el transporte y metabolismo de los ácidos grasos, la formación de proteínas, etc.

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En el caso de los rumiantes, el fósforo es, además, necesario para el funcionamiento de la microbiota del rumen, donde la importancia de este elemento es doble. Por una parte, la actividad de esta población microbiana es imprescindible para que los rumiantes puedan utilizar de forma eficiente los forrajes. Por otra parte, un correcto funcionamiento asegurará un mejor aprovechamiento del fósforo fítico presente en la ración, gracias a la actividad fitasa de los microorganismos.

Dada su importancia en el mantenimiento de las funciones biológicas, una deficiencia en los aportes de fósforo conlleva serios efectos negativos (Underwood y Suttle, 2002). Los primeros signos que se observan son de carácter general, y no se asocian con frecuencia a una deficiencia de fósforo. Se observa una reducción de la ingestión y de la utilización del alimento, con la consiguiente merma en el ritmo de crecimiento. También puede aparecer un fenómeno denominado pica, que consiste en una alteración del apetito (ingestión de tierra, huesos, etc.). Si la deficiencia persiste, el animal pasa a mostrar anorexia y pérdida de peso. A su vez, aparecen otros signos que varían según el estado productivo en el que se encuentre el animal (disminución de la fertilidad, retrasos en la concepción, descenso en la producción de leche, etc.).

Para evitar su déficit, se incluyen fuentes minerales de fósforo de forma rutinaria en piensos y raciones, generalmente fosfatos de origen mineral (meta, piro u ortofosfatos). Además, la tendencia hasta hace relativamente poco tiempo ha sido formular dietas con un elevado margen de seguridad, que suele traducirse, generalmente, en un aporte excesivo de fósforo.

El fósforo como contaminante ambiental

En la actualidad, se considera que el fósforo es un factor clave en los procesos de eutrofización de los ecosistemas acuáticos. Un incremento del contenido de fósforo en estos ecosistemas se traduce en un aumento de la materia vegetal que dificultará la transmisión de la radiación solar, lo que disminuirá la fotosíntesis y el contenido de oxígeno en el agua. Paralelamente, aumenta la actividad de los microorganismos descomponedores de la materia orgánica y el consumo de oxígeno. Estos cambios modifican las condiciones de los ecosistemas, disminuye la diversidad biológica y la cantidad de animales como peces y crustáceos.

Desde un punto de vista ambiental, es importante ajustar el contenido de fósforo en las raciones para evitar un aporte excesivo, ya que el animal lo elimina al medio con importantes consecuencias para los ecosistemas.

Como puede apreciarse en la figura, en primer lugar, no todo el fósforo ingerido es absorbido. Por ejemplo, sólo se absorbe el 70% en el caso de forrajes verdes de praderas permanentes o de cereales y el 75% para los cereales en grano. En segundo lugar, el fósforo absorbido que no es retenido en los tejidos o en los productos (como por ejemplo la leche) es eliminado a través de la orina o reciclado de nuevo al tracto digestivo por medio de la saliva, para finalemente ser reabsorbido o expulsado en las heces.

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PERROS ENTRENADOS PUEDEN DETECTAR MASTITIS

 

 

 

 

PERROS ENTRENADOS PUEDEN DETECTAR MASTITIS

Un trabajo llevado a cabo por investigadores alemanes así lo pone de manifiesto

Por Teresa García Rubio
Las bacterias que causan mastitis en vacas de leche pueden ser identificadas por su olor específico por perros entrenados para ello.

Perros entrenados pueden detectar mastitis
El objetivo de este trabajo*, realizado por investigadores alemanes, fue probar que las bacterias que causan mastitis en vacas de leche pueden identificarse por su olor específico. En el ensayo se entrenaron perros para que discriminaran el olor de Staphylococcus aureus frente a otros cinco agentes causantes de mastitis. El estudio incluyó dos experimentos. En el primero se probó si los perros son capaces de identificar a S. aureus en placas de agar sangre. En el segundo, los perros tuvieron que identificar el olor de S. aureus en muestras de sangre con S. aureus o con otros agentes infecciosos, respectivamente.

Para ello, se entrenaron 10 perros de dueños privados, de varias razas y de ambos sexos. Para el primer experimento se aislaron bacterias de muestras de leche de vacas con mastitis clínica y se cultivaron en agar Columbia con un 5 % de sangre de oveja durante 48 h. Los agentes infecciosos de identificaron por su morfología y se confirmaron mediante MALDI-ToF. Hasta su uso, las cepas se almacenaron a -20 ° C en criotubos.

Antes del entrenamiento de los perros los agentes infecciosos se cultivaron de nuevo en agar Columbia con un 5 % de sangre de oveja. Se colocó un bastoncillo de algodón en la placa para absorber los olores específicos. Para el segundo experimento solo se utilizaron S. aureus, S. uberis y Enterococcus spp. Las bacterias se concentraron (1012 UFC/g) y se congelaron a -20 °C en criotubos. Para el entrenamiento de los perros, se disolvió el concentrado bacteriano en 2 ml de leche fresca de tanque con un RCS de 120.000 células/ml. El hisopo de algodón o muestra de leche se colocaron en cubos de plástico estériles perforados. Los ensayos para cada experimento incluyeron 10 pruebas. Para una prueba el perro tenía que discriminar discriminar una muestra que contuviera S. aureus frente a nueve muestras que contenían otros agentes infecciosos. Cada perro probó 100 muestras.

Ocho perros completaron el entrenamiento y formaron parte del primer experimento. La sensibilidad global para la identificación de S. aureus en las placas de agar frente a otros cinco agentes comúnmente causantes de mastitis (Escherichia coli, Streptococcus uberis, Streptococcus dysgalactiae, Pseudomonas aeruginosa y Candida albicans) fue del 91,3 % y la especificidad fue del 97,9 %. Cuatro perros no cometieron ningún error.

La raza o el sexo del perro no tuvo ninguna influencia sobre el rendimiento. Seis perros se incluyeron en el segundo experimento. En la leche de tanque los perros podían identificar las muestras con S. aureus frente a las muestras con S. uberis y Enterococcus spp. con una especificidad y sensibilidad del 82 % y del 87 %, respectivamente.

En este estudio se ha demostrado que se puede identificar S. aureus por medio de su olor específico en dos sustratos. Es preciso investigar más para probar que el diagnóstico del olor con métodos técnicos (cromatografía, nariz electrónica o biosensores) así como con animales entrenados (ratas, abejas y perros) puede ser una herramienta diagnóstica válida y práctica para identificar los patógenos mastíticos.

*Carola Fischer-Tenhagen, Viviane Theby, Volker Krömker y Wolfgang Heuwieser. Discriminating Staphylococcus aureus isolates from other common mastitis pathogens in dairy cows with scent dogs. Proceedings of the 29th World Buiatrics Congress, Dublin, Ireland, 3-8 July 2016
Fuente.
http://albeitar.portalveterinaria.com/noticia/15127/actualidad/perros-entrenados-pueden-detectar-mastitis

CARACTERIZACIÓN DEL SINDROME DE LECHE ANORMAL (SILA). ANORMA (SILA)

 

 

 

 

CARACTERIZACIÓN DEL SINDROME DE LECHE ANORMAL (SILA)

1. Variaciones en la composición y propiedades físico-químicas de la leche

La grasa es el componente lácteo más variable y con más posibilidades de modificarse, a diferencia de las proteínas y en menor medida la lactosa y los minerales que muestran un comportamiento muy estable. Sin embargo, en la práctica ocurren significativas variaciones debidas tanto a los factores genéticos, fisiológicos y ambientales.

Pastor Ponce Ceballo, Centro de Ensayos para el Control de la Calidad de la Leche y Derivados Lácteos, Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA), San José de las Lajas, La Habana, Cuba.

Los pastos y forrajes de gramíneas constituyen la base de alimentación de la vaca lechera en el trópico. Comúnmente, la baja densidad de nutrientes y poca digestibilidad de la fibra limitan considerablemente el consumo de materia seca y la capacidad para cubrir todas las necesidades durante el período de lactación. En tales circunstancias ocurre una disminución en la producción lechera y un incremento en el contenido de grasa con pocos cambios en el resto de los componentes. Este comportamiento está asociado por una parte, a la menor producción de precursores glucogénicos y por otra al incremento del acetato ruminal y movilización de reservas corporales que generan una mayor disponibilidad de sustratos para la síntesis de grasa. Una reducción en el contenido de grasa y el resto de los sólidos ocurre cuando existe una pobre digestibilidad de los alimentos fibrosos y se emplean alimentos voluminosos de mala calidad como son algunos ensilajes de gramíneas y pastos pasados de época de cosecha, lo que provoca una disminución del pH ruminal y alteraciones en los patrones de fermentación.

Un efecto similar se produce cuando se emplean dietas con alto nivel de con caña de azúcar, melazas, residuos de cervecerías y otras fuentes con un alto contenido de carbohidratos fácilmente fermentables y pobre en pastos, forrajes o heno de buena calidad. En tales circunstancias ocurre una pobre digestibilidad de la fibra y se reduce la producción de acetato con afectaciones en el ecosistema ruminal. La utilización de dietas con alto nivel de concentrado y baja fibra produce un aumento en los precursores glucogénicos fundamentalmente de ácido propiónico, lo que favorece los rendimientos en leche pero deprimen el contenido de grasa, fenómeno conocido como síndrome de la baja grasa. La reducción en la síntesis de novo de grasa por la producción de metil-malonato que interfiere dicha síntesis y el efecto estimulador del propionato sobre la secreción de la insulina y consecuentemente el efecto lipogénico desde esta, son las causas más probables de dicho fenómeno.

En cuanto al contenido de proteínas, sólo se afecta cuando el aporte de proteína verdadera es muy bajo o existe un marcado desbalances energético en la misma. El incremento del nivel de proteína bruta desde un 12 hasta un 18 % produce un ligero aumento de la misma en la leche, pero niveles superiores sólo elevan el contenido de nitrógeno no proteico, fundamentalmente de urea. Al nivel energético de la ración se le reconoce un efecto más pronunciado sobre el contenido de proteína de la leche que sobre el nitrógeno total, reportándose una mejora sustancial cuando el balance es positivo. El balance energía/proteína explica entre un 21 y un 43% de las variaciones en la relación proteína/grasa de la leche, señalándose como un indicador de particular sensibilidad a dichos cambios, la urea en leche también puede ser utilizada como un indicador de la utilización del nitrógeno de la dieta en su relación con el aporte de energía y no vinculado al consumo total de materia seca.

La lactosa, es un componente de gran dependencia energética ya que se sintetiza fundamentalmente a partir de la glucosa; reportándose que no varía con los cambios en la alimentación y sí con la calidad de ésta. Una de las razones de su estabilidad es la capacidad de absorber agua y regular la isomolaridad de la leche en relación con el plasma. Sin embargo, en francos estados de desnutrición y limitada disponibilidad de sustratos glucogénicos, ocurre también una disminución asociada generalmente con bajas concentraciones de proteínas. Nuestros estudios indican que la lactosa es un componente moderadamente sensible a los cambios en la calidad y cantidad de alimentos e incluso en los estados de estrés climático, siendo un buen indicar de alteraciones en la lactación. Las concentraciones de Sodio, Potasio y Cloruros y sus interrelaciones con la lactosa, son reguladas por mecanismos energéticos dependiente, a nivel de la membrana de la célula epitelial mamaria, manteniendo la presión osmótica entre sangre/leche, y solo se afectan por cambios en la permeabilidad celular.

Con relación al contenido mineral de la leche; estos son más afectados por el efecto fisiológico o trastornos en la glándula mamaria, que por la alimentación. Las etapas de carencias de minerales son suplidas por los propios depósitos orgánicos, aunque si estas son prolongadas y existen dificultades en el equilibrio en la dieta y en la absorción a nivel intestinal, ello puede reflejarse en algunos de los componentes como el calcio, fósforo y magnesio.

Algunas propiedades físico-químicas como el peso específico, punto crioscópico, pH, acidez titulable varían solo dentro de ciertos límites, lo que permite establecer parámetros específicos para la leche cruda. Los cambios fuera de dichos límites están dados generalmente por adulteraciones, enfermedades como la mastitis o por alteraciones fisiológicas como largas lactancias o periodo calostral. Un criterio similar puede ser aplicado a las características organolépticas como el sabor, olor y color.

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COMO DISEÑAR UN PROGRAMA DE ALIMENTACIÓN RACIONAL PARA GANADO LECHERO

 

 

 

 

 

COMO DISEÑAR UN PROGRAMA DE ALIMENTACIÓN RACIONAL

PARA GANADO LECHERO

Al implementar un manejo nutricional eficiente se puede lograr aumentar la producción de leche, la fertilidad y la salud de las vacas en forma consistente y rentable. Para ello se debe considerar la implementación de una rutina diaria, según sean las condiciones ambientales.

Dr. Pedro Meléndez

El buen diseño e implementación de programas nutricionales son uno de los pilares fundamentales que determinan la rentabilidad de los sistemas de producción de leche bovina. Este programa va a permitir expresar el potencial genético de las vacas lecheras, optimizar su fertilidad, minimizar sus problemas de salud y maximizar la longevidad de la vaca en el rebaño. De la misma forma, estos programas deben ser costo-efectivos y se deben integrar en forma armoniosa a otros programas de manejo de la lechería.

Un programa nutricional racional y eficiente para vacas en lactancia debe considerar la implementación de una rutina diaria, según sean las condiciones ambientales. Los aspectos básicos a tener presente son:

Producir o comprar forrajes de óptima calidad: Éstos deben ser almacenados correctamente para prevenir la pérdida de calidad nutricional y evitar la contaminación por hongos y micotoxinas. Para la mayoría de los forrajes el estado de madurez debe ser la adecuada para optimizar el aporte de nutrientes y la digestibilidad de la fibra neutro detergente (FDN), lo que se verá reflejado en una producción de leche maximizada. Por ejemplo, una alfalfa tanto para heno o para henilaje o ensilaje, debe ser cosechada en estado pre-botón para obtener un producto con un adecuado nivel de proteína y una adecuada digestibilidad de la fibra. Esto va a significar que se debe privilegiar la calidad en desmedro de la cantidad, ya que siempre se busca cosechar el mayor número de fardos por corte, sin considerar la calidad al momento del corte. Por lo tanto, la cosecha se realiza en estado de floración temprana. Lamentablemente, este concepto, que tengo la certeza que es bien sabido por muchos productores, no se considera seriamente a la hora de producir o comprar los forrajes, ya que siempre se busca privilegiar la cantidad en vez de la calidad, hipotecando el nivel productivo de las vacas, o incrementando los costos de alimentación al tener que suplementar más concentrado para poder paliar la menor calidad del forraje. Este tipo de manejo es irracional, ya que lo que se optimiza por querer obtener más fardos por corte, se paga el doble, ya sea por tener que ofrecer más concentrado a la vaca o tener que dejar de producir los litros de leche que la vaca es potencialmente capaz de dar. Si los forrajes de una lechería dependen de la compra externa donde cuesta encontrar calidad, el mensaje es que estas lecherías siempre estarán postergadas a un segundo lugar si no tienen la capacidad financiera para producirsus propios forrajes y tomar la decisión de cosechar calidad en vez de cantidad. Este concepto no merece más análisis.

-Recolectar muestras representativas de forrajes en forma regular: Este muestreo tiene como objetivo analizar el contenido nutricional de los forrajes y utilizar estos resultados en una formulación de raciones eficiente realizada por el nutricionista. Se debe procurar que el muestreo sea el adecuado y el laboratorio sea consistente tanto en la exactitud como en la precisión de los resultados. Vale decir, se debe buscar un laboratorio certificado, que tenga una mínima variabilidad en sus técnicas de análisis. También, la medición de materia seca de los forrajes en el campo en forma rutinaria (mínimo cada 3 días) es fundamental para lograr ajustar la dieta a su contenido de materia seca óptimo (entre 45% y 50%).

-Ofrecer las raciones tal cual como fueron formuladas por el nutricionista: Se debe recordar que lo que come la vaca debería ser el reflejo de lo que formula el nutricionista. Por lo tanto, se deben manejar todos los detalles que permiten lograr este objetivo, como la forma en que se carga el carro forrajero, el orden de los ingredientes, el tiempo de mezclado, la calidad de las cuchillas del carro y la forma en que se entrega la dieta, entre otros.

-Asegurarse que la vaca tenga acceso al alimento como mínimo 20 horas al día. El alimento fresco debería:

-Estar disponible inmediatamente después de que las vacas regresan al corral desde la ordeña.

-Ser arrimado al comedero tantas veces como sea necesario entre las comidas.

-Ser distribuido homogéneamente a lo largo del comedero con un residuo de entre 3% y 5% removido al día siguiente.

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