CRÍA DE TERNERA(O)S EN GANADERÍAS TROPICALES

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CRÍA DE TERNERA(O)S EN GANADERÍAS TROPICALES

Autor/es: Arturo Gil Ph.D

En los países de estaciones, al sur del continente, se practica la cría de terneros bajo algún grado de tecnificación. Sin embargo en la mayoría de las ganaderías tropicales, la crianza del ternero se le deja a la vaca. Es decir que el ternero es amamantado por la madre, permaneciendo con ella mas allá de su secado, perjudicando así la involución del útero y prolongándole su anestro post-parto a veces hasta por todo un año.

De ahí en adelante, lo que le espera al ternero es aún peor, seguirá detrás de la vaca, parasitándose, expuesto a los rigores del clima y enfermedades y gastando buena parte de su energía en caminar, sin que siquiera pueda consumir hierva, ya que no es rumiante todavía.

Es sabido que una vaca para carne, típicamente de una ganadería extensiva, no produce la suficiente leche para alimentar adecuadamente su cría y una de “doble propósito” que es ordeñada y alimenta su cría al mismo tiempo, criará un ternerito desnutrido.

La vaca de raza lechera será la única que alimenta adecuadamente su cría, si es que le dejan al menos un cuarto, cosa que no ocurre si el ordeño es mecánico. Estas prácticas tienen dos graves consecuencias: El ternero crece muy lentamente, cuando no se muere (la mortandad de terneros en Colombia, es por lo menos del 30%) y llega a su pubertad entre los tres y medio y cuatro años de edad.

Tal situación contrasta con la de una ternera adecuadamente alimentada y cuidada, la cual estará preñando al año y medio de edad, o la de un macho que llegará a su peso adulto a los dos años.
Si por el contrario, el ternero es removido de la madre desde que nace, para ser cuidado técnicamente, la vaca puede preñarse a los 3 meses de parida, usando las técnicas que describiremos para tal fin.

En realidad el cuidado del ternero debe comenzar antes del parto, suplementando la vaca con alimentos de alto contenido energético y vacunándola contra las enfermedades que más afectan a los terneros. Con la suplementación prevenimos los partos distócicos y con la vacunación, proporcionamos al ternero un calostro de alta calidad, con el cual lo inmunizamos contra enfermedades que comúnmente le causan la muerte a una tierna edad, ya que carece de un sistema inmune funcional.

Un parto normal permitirá a la vaca cumplir con la tarea de secar y estimular al ternero para que consuma cuanto antes el primer calostro, lo cual debe suceder dentro de las primeras 2 horas del parto, pero si la vaca sufrió al parir, seguramente no podrá pararse y si el ternero nació débil tampoco intentará mamar y seguramente se enfermará y morirá.

Aunque el parto sea normal, rara vez el ternero tomará la cantidad de calostro necesaria, unos 4 Lt. durante las primeras 6 horas; 2 Lt al nacer y otros 2 antes de las 6 horas de nacido. Esto se logra de manera segura, solo mediante el uso de una sonda esofágica, manipulada por una persona entrenada.

Pero no solo la cantidad, sino la calidad del calostro deben conocerse. Por tal razón el calostro necesita ser evaluado mediante un calostrómetro, para garantizar que los 4 Lt mencionados inmunizarán al ternero debidamente contra las enfermedades prevalentes en la zona.

Esta práctica además permite guardar bajo refrigeración o congelación, los excedentes del calostro de mejor calidad, para ser usado con terneros cuyas madres no lo produzcan en la cantidad o de la calidad deseable.
Desde su nacimiento las crías deben ser separadas de sus madres y alojadas en una “sala-cuna” con tejado y piso blando e impermeable para que permanezcan secos y sus excretas sean removidas frecuentemente. Esta práctica cobra particular importancia cuando nacen numerosos terneros casi al mismo tiempo, concebidos por inseminación a tiempo fijo (IATF).

No debe olvidarse que los animales son seres afectivos y sensoriales. Un ternerito separado de su madre debe ser tratado con afecto y dársele muestras de cariño, con caricias y bocados gustosos como terrones de azúcar que el cuidador debe llevar con él todo el tiempo.

Esto que puede parecer sensiblería inútil, contribuye al bienestar y desarrollo del ternero, hará de él un ternero manso, que se acercará a las personas en vez de temerles y huir de ellas, podrá enseñársele a comer comida sólida, ofreciéndosela en la boca. Se podrá vacunar y asear, sin que se estrese y esto incidirá en su desarrollo.

De ninguna manera se le debe asustar con gritos, maltratos o agresión y menos permitiendo que haya perros cerca, que los amenace y asuste con ladridos. Después de “calostrar” los terneros el primer día, se los seguirá alimentando con leche mamada de la madre, dos veces por día, cuando se las ordeña, o se las trae hasta sus hijos, cuando no se ordeñan.

Este régimen se practicará durante todo el primer mes.
Con vacas en ordeño, habrá que sacar los terneros de la sala-cuna ubicada contigua a la sala de ordeño, para que cada uno mame de su madre, la cual al otro lado de la cerca de alambre liso, sin púas, aprende a acercar su ubre a su cría y dejarlo mamar hasta llenarse, para luego dirigirse al ordeño.
Con ganado para carne, a las vacas se les acostumbra a visitar la sala- cuna dos veces por día. Al principio es trabajo extra, pero luego, las vacas lo hacen por rutina.
Las siguientes etapas de la crianza se describen a continuación de los siguientes dos títulos.

SISTEMAS DE CRIANZA.

Existen varias opciones, entre las más usadas estan: dejar el ternero con la vaca, o crianza “natural”. La crianza por vacas nodrizas. El amamantamiento restringido encerrando los terneros en un corral. O mediante el uso de la tablilla nasal. Atar los terneros a estacas al aire libre. O el más técnico, económico y rentable, mal llamado crianza artificial, consistente en separar al ternero de la madre al nacer, como se describió.

Consideremos el peor y mejor de estos métodos.
El peor; La crianza natural, el cual por parecer más económico es el más usado, siendo en realidad altamente detrimente para la vaca y su cría, pues causa contagios de enfermedades y es el de más bajo rendimiento pues resulta en un lento y desigual crecimiento del ternero, al desgastar su energía caminando inútilmente y prolongándole el anestro post-parto a la vaca. Sumadas estas desventajas resulta un sistema no solo improductivo sino frecuentemente, causante de pérdidas económicas.
El mejor método; Mal llamado “artificial”, puede practicarse aislando a un grupo de terneros en una sala-cuna cubierta, evitando así el costo de los compartimentos individuales, pero perdiendo el más importante propósitos del sistema individual, cual es el de evitar la propagación de enfermedades infecciosas. No obstante, practicando la revacunación de las vacas antes del parto y el correcto calostrado de los terneros, parece que se elimina el peligro de las epidemias.
El aislamiento grupal puede sí generar problemas de «chupeteo» entre los terneros, en orejas, ombligos y hocicos, causantes de diarreas, onfalitis (inflamación del ombligo) y hernias.
Si se desea aprovechar las ventajas de la cría en jaulas individuales, hemos desarrollado un sistema de compartimentos construidos con perfiles metálicos inoxidables y lonas que separan los espacios entre terneros, siendo económico, eficiente y desarmable cuando quiere guardarse.

PRIMERAS ACCIONES DE LA CRIANZA.

Las primeras acciones después del parto consisten en corroborar los signos vitales del ternero. Si respira con dificultad, debe succionársele el moco que pueda estar obstruyéndole las vías respiratorias altas, usando una chupa de caucho.
Debe secársele con un limpiavidrios de caucho y luego con toallas de papel o de tela y si su temperatura rectal está por debajo de los 38 grados, debe abrigársele con una frazada.

Si se le nota cianótico, situación causada por compresión del cordón umbilical al pasar por la pelvis, debe sentarse al ternero con sus patas delanteras extendidas para que sus pulmones se expandan mejor al inhalar y se le debe ayudar a exhalar haciéndole suave presión sobre sus costados. Naturalmente esta maniobra requiere de dos personas

Una vez estabilizados, los terneros asistidos y los que no necesitaron de ayuda, debe hacérseles beber calostro de la manera ya indicada. Después de que el ternero ha recibido su calostro, se le cortará y desinfectara el ombligo y el  prepucio, y a las hembras se les removerá tetillas supernumerarias, bajo anestesia local.

Terminada esta faena, se les alojará individualmente o en grupo en la sala-cuna, donde pasarán su primer mes de vida, como fue descrito.

Entre los tres y siete días de edad, cuando se palpen los botones pre-cornales, se les eliminarán estos cuernos en formación, usando una pomada para descornar. Se removerá el pelo que cubra esta área y se aplicará la pomada sobre unos 2.5 mm de diámetro cubriendo solo el botón. En seguida hay que separar a cada animal de los demás, de no estar aislados en compartimentos. Si es necesario, habrá que atarlos distantes uno del otro por las siguientes 6 horas al menos. Así se eliminará el peligro de que se laman o toquen esta pomada caustica, que podría causarles graves lesiones.

Igualmente, el operador debe usar guantes en todo momento mientras ejecuta este procedimiento.
Esta sencilla y barata técnica, evitará el dolor, los peligros y el costo de tener que cortar o quemar los cuernos de animales ya grandes.

El objetivo de la sala-cuna es proporcionar a los neonatos un ambiente aseado y cómodo, evitándoles corrientes de aire frio en la noche y dándoles protección contra la lluvia. Este alojamiento debe tener una ventilación adecuada y un piso blando y lavable el cual puede consistir de una lona plastificada impermeable sobre tamo, arena, o aserrín, que pueda lavarse con manguera a diario y así se impida la acumulación de malos olores o de amoníaco y provea un sistema de recolección de excretas y su conducción a un fermentador, para ser convertidas en fertilizante.

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