DEPRESIÓN Y DIETA: LA RELEVANCIA DEL CONSUMO DE LA CARNE ROJA EN UNA DIETA SALUDABLE
La relevancia del consumo de la carne roja en una dieta saludable.
La depresión es un trastorno mental muy común que, como indicó la OMS, afecta a más de 300 millones de personas en el mundo (4.4% de la población global, WHO, 2017). Llega a causar problemas en la vida cotidiana de una persona y puede volverse en un problema de salud muy serio, por lo cual es importante acudir con profesionales y obtener ayuda.
Andrea Braña Barbosa Diego Braña Varela
Por su relevancia social y económica, este escrito explora literatura científica reciente, analizando estudios que muestran una alta correlación entre la depresión y la falta de carne roja en la dieta de las personas.
1. ¿Qué es la depresión?
El Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM5®) publicado por la American Psychological Association (APA, 2013), es utilizado por médicos e investigadores para diagnosticar y clasificar enfermedades mentales, incluye los siguientes criterios diagnósticos de la depresión: perdida de interés y/o placer, insomnio, agitación/retraso psicomotor, fatiga, dificultad en toma de decisiones, trastornos alimentarios, sentimientos de inutilidad y culpabilidad, entre otros.
Sin embargo, es importante notar que otros trastornos pueden comprender síntomas de depresión; por lo cual es importante recibir un diagnóstico preciso de parte de un profesional para recibir el diagnóstico y tratamiento adecuado. Contrario a lo que sucede en los estados depresivos, la Organización Mundial de la Salud (WHO, 2019) define la salud mental como “El estado de bienestar en el que cada individuo alcanza su propio potencial, lidiando con el estrés normal de la vida, puede trabajar productiva y eficientemente, y es capaz de contribuir a su comunidad”
2. Estudios en México
En México, se estima que al menos 15 de cada 100 mexicanos sufren de depresión (UNAM 2019). Un estudio reciente entre adolescentes de 15.5 años promedio, provenientes de Ciudad Guzmán, en el Estado de Jalisco, México (Díaz-Andrade et al., 2022) reporta que el 51% de la muestra padece depresión; de estos, el 54% depresión leve; el 25.4% moderada y el 12.3% depresión severa. De los casos de depresión severa, el 81% corresponde al sexo femenino.
Otro estudio en México (Teruel et al., 2021), muestra datos de la encuesta Nacional de Salud y Nutrición de México (Ensanut) y de la encuesta mensual recolectada por el Instituto de Investigación para el Desarrollo con Equidad (Equide) de la Universidad Iberoamericana. El estudio detectó que, en abril de 2020, en México, la prevalencia de depresión fue del 27.3% (IC:24.1, 30.4). Además, encontraron un claro gradiente de depresión por nivel socioeconómico. Mientras en el nivel económico de mayor ingreso se reporta una prevalencia de 9%, en el más bajo alcanza 39%. Y de la misma manera que en otros estudios, se observó en las mujeres casi el doble de depresión que los varones. Este estudio deja en manifiesto que las desigualdades socioeconómicas ponen en seria desventaja a los grupos con el menor nivel socioeconómico.
Aquí es relevante observar que particularmente en México, existe una importante correlación negativa entre el ingreso familiar y el consumo de carne, donde a menores ingresos, menor consumo de carne (Téllez et al., 2018). Lo cual se soporta en el estudio de la FAO (2020) en México, donde se reporta que, a mayor inseguridad alimentaria, aumenta el consumo de alimentos calóricos de bajo costo (cereales, tubérculos) y se reduce el consumo de carne y lácteos. La misma FAO (2021) en su reporte sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, indica que México tiene más del 47% de la población bajo un cierto nivel de inseguridad alimentaria.
3. Vegetarianismo y trastornos mentales
Existen múltiples estudios que muestran alta correlación entre el vegetarianismo y los trastornos mentales. Por ejemplo, un estudio realizado en China (Lavallée, et al., 2019) indica que la abstención de carne se relaciona con aumentos en la depresión y ansiedad de los estudiantes. En comparación con los consumidores de carne, los vegetarianos son más propensos a sufrir o ser diagnosticados con depresión y ansiedad, y es más probable que intenten autolesionarse. Varios científicos han mostrado un nexo innegable entre la mala alimentación y el veganismo, con la depresión. Por ejemplo, Jacka (et al., 2012 y 2017) mostraron que mujeres que consumían menor cantidad de carne, eran más propensas a sufrir distimia (trastorno depresivo persistente) y que mejorando la dieta mejoraba también el estado de ánimo.
En Paris, un estudio realizado entre la Sorbona y el hospital Pompadiu (Matta et al., 2018, Nutrients) analizó la presencia de rasgos depresivos en más de 90 mil personas que fueron distribuidas por hábitos alimenticios (omnívoros, pesco-vegetariano, lacto-ovo- vegetarianos y veganos) y concluyen que las dietas, mientras más excluyentes, más se asocian a estados depresivos.
De manera más reciente Bakian (et al., 2020) analizaron la relación entre dieta y depresión en más de 22 mil personas mayores de 20 años de edad y encontraron que particularmente entre mujeres de entre 20 y 39 años de edad, hay una relación inversa entre el consumo de creatina y depresión. Así, las que comen menos carne, tienen el doble de riesgo de deprimirse, comparadas con las que comen más creatina a partir de carne.
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