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EMPLEO DE PREBIOTICOS Y PROBIOTICOS EN ALIMENTACIÓN DE RUMIANTES

OEA Por OEA Nov29,2016

 

 

 

 

EMPLEO DE PREBIOTICOS Y PROBIOTICOS

EN ALIMENTACIÓN DE RUMIANTES

Ambos tipos de aditivos utilizarse simultáneamente para obtener un efecto sinérgico

La utilización de aditivos en alimentación animal es la principal opción para mejorar los índices productivos, prevenir la aparición de enfermedades metabólicas y respetar el bienestar animal.

La Comisión Europea (Reglamento CE N.o 1831/2003) define y regula los diferentes tipos de aditivos que se pueden emplear para alimentación animal. Así, un aditivo para alimentación animal es “todo ingrediente añadido deliberadamente a los piensos destinados a animales sanos que normalmente no se consumen de suyo como pienso, tenga o no, valor nutritivo directo o indirecto, y que influye en las características del pienso, en los productos animales o en la producción animal”.

V. Pereira [1], R. Rodríguez [1], I. Orjales [2], JM. Chapel [1], R. Domínguez [1] y P. Vázquez [3] 1. Departamento de Patoloxía Animal Facultad de Veterinaria de Lugo Universidad de Santiago de Compostela 2. Departamento de Ciencias Clínicas Veterinarias Facultad de Veterinaria de Lugo Universidad de Santiago de Compostela 3. Imasde Agroalimentaria SL

La legislación (Reglamento CE 1831/2001) señala diferentes categorías en las que se encuadran todos los aditivos para alimentación animal, que pueden ser:

  • Aditivos tecnológicos (cualquier sustancia añadida a los piensos con fines tecnológicos).
  • Aditivos organolépticos (cualquier sustancia que añadida a los piensos mejora o modifica las propiedades organolépticas de estos o las características visuales de los alimentos de origen animal).
  • Aditivos nutricionales.
  • Aditivos zootécnicos (cualquier aditivo utilizado para influir positivamente en la productividad de los animales sanos o en el medio ambiente).
  • Coccidiostáticos e histomonostáticos.

Los promotores del crecimiento se encuentran dentro de la categoría de aditivos zootécnicos y, según su composición, se clasifican en tres grandes grupos: probióticos, prebióticos y simbióticos (tabla a continuación).

Empleo de prebióticos

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El término prebiótico incluye una serie de compuestos indigestibles por el animal que mejoran su estado sanitario porque estimulan el crecimiento y/o la actividad de determinados microorganismos beneficiosos presentes en el tracto digestivo. Además, pueden impedir la adhesión de microorganismos patógenos. Los efectos de los prebióticos parecen depender del tipo de compuesto y su dosis, de la edad de los animales, de la especie animal y de las condiciones de explotación. Debido a que estos compuestos son sustancias totalmente seguras para el animal y el consumidor, es de esperar que su utilización se incremente en el futuro y que continúen las investigaciones para identificar las condiciones óptimas para su uso.

Dado que los mecanismos de acción de prebióticos y probióticos no son excluyentes, pueden utilizarse simultáneamente para obtener un efecto sinérgico. Constituyen así los denominados simbióticos.

Dentro de los prebióticos es posible diferenciar entre antibióticos, basificantes o tampones ruminales, ácidos orgánicos, extractos vegetales y enzimas.

Antibióticos

Hasta su prohibición en enero de 2006 (Reglamento CE 1831/2003) su uso estaba muy extendido, en ganado vacuno, sobre todo la monensina, ya que permitía el mantenimiento de un rumen saludable mejorando la eficacia de los procesos metabólicos y la salud de los animales. La entrada en vigor de la directiva europea (Reglamento CE 1831/2003) supuso un reto para el sector ganadero y la industria de piensos compuestos, y aparecieron como alternativa a los antibióticos otra serie de promotores de crecimiento como los probióticos y otro tipo de prebióticos que se analizan a continuación.

Basificantes o tampones ruminales

Su mecanismo de acción se basa en la elevación del valor de pH en el rumen, lo cual dificulta la selección bacteriana y disminuye el riesgo de acidosis ruminales. Los más utilizados son el bicarbonato sódico y el óxido de magnesio, aunque también se administran combinaciones de ambos (Barroso, 2003).

Su eficacia ha sido muy discutida, ya que tras una serie de experimentos los resultados no han sido del todo satisfactorios. Sí se ha demostrado que evitan la selección de la flora, e incluso en algún estudio se observó un incremento de la ganancia media diaria (Radostits et al., 2000).

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