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FACTORES QUE AFECTAN EL COMPORTAMIENTO DE CONSUMO Y SELECTIVIDAD DE FORRAJES EN RUMIANTES

OEA Por OEA Jul24,2024

 

 

 

CONSUMO Y SELECTIVIDAD DEFORRAJES EN RUMIANTES@

RESUMEN

La selectividad es una estrategia fundamental en la dinámica de consumo de alimento. Además, es un proceso que determina la dinámica de las plantas en ecosistemas de composición botánica mixta. El consumo selectivo de ciertas plantas o de partes específicas de las mismas depende de factores externos e intrínsecos del animal, que modulan el comportamiento de consumo cuando existe diversidad de plantas para ser cosechadas en el hábitat. Debido a la diversidad vegetal que pueden consumir los animales, estos han creado adaptaciones anatómicas (p.e., estructura de los órganos de aprehensión) y fisiológicas (p.e., adaptaciones metabólicas) para llenar los requeri- mientos nutricionales con las plantas disponibles en el ecosistema que habitan. Los factores que afectan el com- portamiento de consumo y selectividad pueden clasificarse en: 1) propios del animal (especie, raza, sexo, peso, estado fisiológico, salud, condicionamientos, tiempos de consumo, y experiencias), 2) factores sociales (densidad de animales y jerarquías), y 3) factores del hábitat (estructura de las pasturas, densidad de especies de plantas, facilidad de acceso a los forrajes y estaciones). Las plantas han desarrollado mecanismos para defenderse de la herbivoría con adaptaciones estructurales (p.e., espinas, pubescencias) y compuestos secundarios (fenoles, terpe- nos, oxalatos) que disminuyen la palatabilidad o generan efectos nocivos para quien la consume. El propósito de esta revisión es mostrar un panorama general de los factores que afectan el comportamiento de consumo y selecti- vidad de forrajes en rumiantes teniendo en cuenta el contexto en el cual se esté estudiando, con el fin de planear estrategias de manejo eficientes y sostenibles.


Ariel M Tarazona1,2,3*, Zoot, MSc; María C Ceballos3,4, Zoot; Juan F Naranjo2,3, Zoot; César A Cuartas2,3


INTRODUCCIÓN

Los rumiantes son herbívoros capaces de aprovechar diferentes tipos de vegetales fibrosos (Church, 1993), esta adaptación a los alimentos altamente fibrosos se generó gracias a la simbiosis con diferentes microorganis- mos que favorecen la fermentación de los forrajes, para ser transformardos en diferentes compuestos, facilitando a los rumiantes un mejor acceso a la energía a partir del consumo de fibra, en comparación con los demás herbívo- ros (Van Soest, 1994).

La co-evolución entre plantas y animales ha repercutido evolutivamente en el desarrollo de adaptaciones de ambos reinos; los herbívoros requieren las plantas para alimentarse, al mismo tiempo que estas los necesitan para procesos como la dispersión de semillas y el control de las poblaciones de diferentes especies de plantas, creando así un balance ecosistémico (Minson, 1990). A pesar que los rumiantes domésticos han convivido con el ser hu- mano durante milenios, aún mantienen una parte importante de su comportamiento silvestre y se han adaptado a diferentes alimentos ofrecidos por los humanos y que no se encuentran en su hábitat natural o que por respuesta al manejo que realiza el hombre sobre el ecosistema, se ofertan poblaciones de plantas diferentes a las encontradas de manera natural (Prins y Gordon, 2008).

Tanto el crecimiento y mantenimiento del animal como su productividad (ganancias de peso y producción de leche) dependen en gran medida del consumo de alimentos. Teóricamente, los animales consumen hasta que satis- facen sus requerimientos nutricionales, pero el consumo total de ellos esta limitado por factores físicos y fisiológi- cos tanto del animal como de la planta, sumado a la afectación de las plantas y los animales, debidas a las estrate- gias de manejo que efectúan los humanos sobre las pasturas (Gordon y Prins, 2008).

Los rumiantes toman decisiones de consumo de forrajes jerárquicamente, desde el área geográfica de pasto- reo, hasta la zona de consumo y en una escala menor sobre la planta consumida en cada bocado (Skarpe y Hester, 2008). De acuerdo a la teoría de consumo óptimo de forrajes (Stephens y Krebs, 1986; Stephens et al., 2007), los animales toman cuatro decisiones importantes que son interdependientes: 1) qué tipo de área visitar, 2) cuánto tiempo permanecer en esa área, 3) qué tipo de forrajes consumir en esa área y 4) qué zona de consumo emplear dentro del área. De acuerdo a esta teoría, los animales preferirán en primer término los alimentos de mayor valor nutricional y dependiendo de la oferta de los mismos comenzarán a consumir otros alimentos de menor valor en el orden de valor nutritivo. Varios autores (Lascano, 2000; Lundberga y Åströma, 1990) han encontrado que los bovinos prefieren pastorear los rebrotes de las plantas de mayor valor antes de incluir otras de menor valor nutri- cional, sin embargo, puede haber factores como la palatabilidad de los alimentos que pueden hacer que el animal seleccione primero los alimentos que mejor sabor tengan para ellos (Hussain y Jan, 2009).

La regulación del consumo y la selectividad permite al animal mantener un balance adecuado de nutrientes de acuerdo a sus necesidades. Cuando la cantidad de alimento consumida es insuficiente para satisfacer los requeri- mientos, se genera estrés metabólico ya que el flujo de nutrientes y las reservas corporales no logran satisfacer la demanda, entonces, el animal siente hambre e incomodidad (Forbes, 2007).

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