Dom. May 25th, 2025

PRESTON WILLS, UNA GRANJA DE NUEVA ZELANDA QUE CAMBIÓ SU REBAÑO DE OVEJAS POR VACAS DE LECHE

 

 

 

 

 

 

 

PRESTON WILLS, UNA GRANJA DE NUEVA ZELANDA QUE CAMBIÓ SU REBAÑO DE OVEJAS POR VACAS DE LECHE

Con 240 hectáreas de terreno en propiedad destinadas a producción intensiva de pasto, ordeñan 580 vacas, la mayoría de raza kiwicross, con medias de producción de 30 litros con un 5,7% de grasa y un 4,1% de proteína. Entregan la leche a la cooperativa Fonterra, de la que son socios.

CAMILO FRIOL

El caso concreto de esta explotación ayuda a entender la evolución del sector agroganadero en el país maorí en las últimas décadas, en las que la reconversión de ganaderías de ovino a vacuno de leche ha convertido a Nueva Zelanda en uno de los actores principales del panorama lácteo internacional.

“Yo crecí en esta granja. La fundaron mis padres en el año 1931. Cuando era niño teníamos ovejas de carne, y en 1998 la convertimos a vacas de leche. Aquí en Wakaito y en la vecina Taranaki fue donde empezó la producción de leche en Nueva Zelanda, pero luego se extendió a todo el país. La lana ahora se vende a 0,50 dólares, cuando hace 30 años se vendía a 3,50. Es la razón por la que se cambiaron las ovejas por vacas”, explica Grant.

“El 80 % de las vacas de la granja son kiwicross y el resto frisonas y jerseys puras”

Actualmente tienen 580 vacas en producción y no hacen recría, sino que compran los animales necesarios para la reposición en otras granjas.

“Nuestro sistema de trabajo es diferente al del resto de explotaciones porque no criamos, sino que traemos novillas primerizas ya paridas. Así evitamos lidiar con los terneros y ya llegan dando leche, por lo que conocemos los índices productivos de los animales que incorporamos”, argumenta. El 80 % de su cabaña ganadera son vacas de raza kiwicross, un cruce de frisona (3/4 partes) con jersey (1/4 parte), que producen más sólidos por kilo de peso vivo.

“Son más eficientes en el sistema de pasto porque hay que alimentar un animal que pesa 80 o 100 kg menos que una frisona. Son vacas más pequeñas que dañan menos los pastos en invierno y son más fértiles”, describe. “El coste de una novilla de primer parto ya parida es de unos 2.000 dólares neozelandeses (unos 1.100 euros)”

Como no hacen recría, inseminan todas las vacas con semen de carne: angus, charolés y hereford, y los terneros son vendidos entre los 7 y los 10 días de vida.

“No tenemos toro, todo es inseminación artificial. Empezamos a inseminar las vacas a principios de junio. Son 10 semanas de inseminación, y la vaca que no queda preñada se insemina de nuevo en octubre”, explica Grant.

Adaptación al cambio climático

La mayoría de las granjas de Nueva Zelanda concentran los partos en primavera, pero Preston Wills prefiere que sus vacas paran en otoño. Uno de los motivos es que Fonterra, a quien entregan la leche, paga más durante los meses de invierno (13,5 dólares neozelandeses por kg de sólidos frente a los 10 del resto del año).

El cambio climático nos ofrece la oportunidad de producir leche en invierno

Otra razón, dice, es que “la hierba ahora en verano ya no crece como antes, mientras que en invierno crece mejor que antes debido al cambio climático, por lo que cambiar la estación de partos es una manera de adaptarnos a el”, argumenta.

Producción intensiva basada en pasto

Preston Wills maneja su rebaño en dos lotes, uno para cada estación de partos, que se concentran en los meses de abril y octubre. En primavera parieron este año 190 animales, mientras que la mayor parte de las vacas, unas 390, lo hicieron en otoño La granja cuenta con una superficie de 240 hectáreas de terreno, todas de su propiedad y en una sola pieza.

“En esta zona es habitual que los ganaderos seamos los dueños de las tierras”, explica. “El precio de compra ronda los 60.000 dólares por hectárea (33.000 euros), y los alquileres están en torno a los 1.000 euros por hectárea al año”, detalla. “El precio de la tierra es de unos 33.000 €/ha y los alquileres de 1.000 €/ha/año” De las 240 hectáreas que poseen, 215 están destinadas a praderas permanentes y su uso principal es el pastoreo, con turnos de rotación de 22 días. El ganado entra en las parcelas con 2.800 kg de materia seca por hectárea (unos 26 centímetros) y sale cuando las vacas la reducen a 1.600 kg MS/ha (11 centímetros).

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OEA

Por OEA

Ganadero,

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