UN PROBLEMA DE LOS TERNEROS ASOCIADO A LA ALIMENTACIÓN Y AL MANEJO
Cuando los clostridios, bacterias que viven de forma natural en el intestino de los animales y el ser humano, proliferan de forma patológica producen un cuadro digestivo conocido como “abomastitis clostridial” y donde la principal causa de su aparición es el manejo inconsistente de la alimentación.
Dr. Pedro Meléndez
Los clostridios son un tipo de bacteria que viven en forma natural dentro del intestino de los animales y del ser humano, pero también son las bacterias que producen enfermedades conocidas por todos como la mancha, la meada de sangre y las gangrenas.
Los clostridios intestinales son principalmente de la especie “perfringens” (Clostridium perfringens), dentro de la cual tenemos diferentes tipos según la toxina que producen (tipo A, B, C, D, E).
Estas bacterias son normales dentro de la flora gastrointestinal, pero bajo ciertas circunstancias pueden proliferar en forma exacerbada y producir toxinas que son dañinas para el animal, las que pueden irritar el intestino y producir hemorragias severas que producen la muerte. Esta es la típica enfermedad conocida como “enterotoxemia”.
Además, estos clostridios, sobre todo los del tipo A, se han relacionado al “síndrome hemorrágico intestinal”, que es una nueva entidad patológica que se diagnosticó por primera vez hace unos 15 años atrás y que afecta a vacas de media lactancia, presentándose una tasa de letalidad de cerca del 100% en los animales que la padecen.
En general, se ha visto que el principal factor de riesgo que hace que proliferen estos clostridios en forma patológica es un manejo alimentario inconsistente, tales como los cambios bruscos de alimentación, oferta de dietas muy ricas en concentrados, etc. Es por esto que en la prevención de estos cuadros se debe considerar el uso estratégico de vacunas en base a las toxinas típicas que produce el clostridio para disminuir el riesgo de presentación de las “enterotoxemias”.
En el caso de los terneros de lechería, se ha descrito un cuadro digestivo similar que se conoce como “abomasitis clostridial”. Esta es una entidad donde una serie de factores actúan por separado o en conjunto y que hace proliferar al Clostridium perfringens, principalmente del tipo A, y que puede colonizar el abomaso de los terneros y producir una inflamación severa, con necrosis, ulceras, peritonitis y muertes del animal (ver foto). Este cuadro puede afectar, principalmente a los terneros de 0 a 2 meses de edad, donde la aparición del cuadro se asocia a un manejo inconsistente de la alimentación del ternero. Dentro de los factores de riesgo que se han podido identificar tenemos:
1. Osmolalidad de la leche: En el caso de los sustitutos lácteos, cuando se dan soluciones muy concentradas (> al 14 o 15%) aumenta la osmolalidad de la solución y es una sobrecarga muy grande para el tracto digestivo lo que hace proliferar a los clostridios por una fermentación más severa. La osmolalidad de la leche debería ser < 600 mOsm/kg.
2. Concentraciones heterogéneas de los sustitutos preparados: Si no se pesa en forma correcta el sustituto y un día se da una solución más concentrada y al otro día una menos concentrada, y así sucesivamente, esto va a llevar a alterar el ambiente intestinal con la consecuente proliferación patológica de los clostridios. 3. Sustitutos en polvo contaminados: muchas leches de descarte se pueden encontrar contaminadas con bacterias patógenas u otras que pueden alterar las características organolépticas del sustituto. En este caso, se puede producir “enranciamiento” de la leche con la consecuente producción de peróxidos que van a irritar el tracto digestivo y van a hacer proliferar a los clostridios. Esto puede ocurrir con sustitutos que llevan almacenados por mucho tiempo. Por lo tanto, se recomienda usar los sustitutos dentro de las fechas estipuladas de vencimiento.
4. Higiene: en la preparación de los sustitutos se debe ser muy higiénico, utilizando agua de calidad aceptable, con temperaturas homogéneas y con una limpieza de los utensilios que eviten que las soluciones de leche se contaminen con bacterias ambientales. Después de cada preparación se deben desinfectar en forma muy consistente los chupetes, las mamaderas, los baldes de preparación, los mezcladores, etc.
5. Estrés: cualquier situación de estrés que sufran los terneros van a redundar en deprimir su inmunidad innata y por ende van a ser animales más susceptibles de contraer estas clostridiosis.
6. Manejo del calostro: También se debe ser muy eficiente en lo que se refiere al manejo del calostro. Debemos recordar que el calostro tanto en cantidad como en calidad y ofrecido dentro de las primeras horas de vida del ternero es fundamental para que el ternero tenga una inmunidad y protección adecuada contra los microorganismos patógenos del medio ambiente.
7. Aporte de concentrados y agua: Tanto los concentrados de iniciación como el agua de bebida deben ser productos de excelente calidad. Concentrados preparados con insumos de mala calidad pueden ser más propensos a desarrollar micotoxinas y contaminarse con bacterias donde pueden afectar el funcionamiento digestivo normal del ternero.
8. Confort: tanto excesos de temperatura ambiental como excesos de humedad son factores detrimentales para el ternero. Ellos requieren ser manejados en ambientes limpios, secos y ventilados para evitar cualquier problema de salud.
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