BIENESTAR LABORAL EN GRANJAS DE VACUNO LECHERO

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BIENESTAR LABORAL EN GRANJAS DE VACUNO LECHERO

En la última década se ha hablado mucho del bienestar animal, pero quizá demasiado poco del bienestar humano. En la actualidad los problemas de bienestar laboral cuestan a las empresas miles de millones de euros. Los negocios ganaderos, y concretamente en las granjas de vacuno lechero, son uno de los retos con los que nos enfrentamos a diario.

Manuel Morales Gamazo Oceva SC

En un sentido amplio, la definición de ‘bienestar’ se asienta sobre dos pilares básicos: comodidad y salud. La comodidad se define como aquella situación que nos permite estar a gusto en un ambiente agradable para desarrollar cualquier actividad de carácter lúdico o laboral. En cuanto a la salud, la definición de la OMS es muy descriptiva: “El estado de completo bienestar físico, mental y social de un individuo, no solamente la ausencia de enfermedad”. Estos dos términos están íntimamente relacionados y son conceptos imprescindibles para entender el problema.

Antes de abordar el tema principal de este artículo, me permito hacer algunas consideraciones:

• El ser humano pasa aproximadamente un tercio de su tiempo en el puesto de trabajo.
• El puesto de trabajo es mucho más que el medio del que nos valemos para mantener económicamente nuestras necesidades vitales.
• La empresa no solamente es el lugar donde realizamos nuestra actividad diaria, también nos relacionamos e interaccionamos con otras personas. Volviendo al primer punto, si pasamos tantas horas trabajando, ¿por qué no transformarlo en una fuente de satisfacción? Hay que evitar la identificación de trabajo con rutina y obligación e integrarlo dentro del concepto de desarrollo personal. Esto no es específico del sector lechero; según muestran los datos, más del 80 % de los trabajadores no son felices en el trabajo y casi la mitad de las empresas, el 46 %, no hacen nada para mejorar la situación de sus empleados, a pesar de la cantidad de estudios que sostienen la evidente relación entre el bienestar laboral y el rendimiento profesional.

Llegados a este punto, debemos acuñar otro término: ‘bienestar sociolaboral’, entendido como el estado de satisfacción que logran los empleados en el ejercicio de sus funciones, producto de un ambiente laboral agradable y del reconocimiento de su trabajo, lo cual repercute en su propio bienestar social y familiar. No debemos confundir trabajo con empleo; el trabajo es una tarea que no necesariamente da al trabajador una retribución económica, mientras que el empleo es una posición o cargo que un individuo ocupa en una empresa o institución, donde su trabajo (físico o intelectual) es debidamente remunerado. El concepto de empleo, en este sentido, es mucho más reciente que el de trabajo, pues surgió durante la revolución industrial y se expandió junto con el capitalismo

“AUNQUE TENGAMOS LAS MEJORES INSTALACIONES Y EQUIPOS TECNOLÓGICOS, LA MEJOR GENÉTICA Y EL MEJOR ALIMENTO, SI NO TENEMOS AL MEJOR PERSONAL, ESTO NO NOS SIRVE DE NADA”

En definitiva, abordar el bienestar de las personas en nuestras empresas lecheras del siglo XXI significa entender estos conceptos, interiorizar que el trabajo da posibilidades a los hombres y mujeres para lograr sus sueños, alcanzar sus metas y objetivos de vida, además de ser una forma de expresión y de afirmación de la dignidad personal, hace que el individuo actúe, proponga iniciativas y desarrolle y mejore sus habilidades.

El trabajo enseña al hombre a vivir y a compartir con otras personas, a desarrollar conciencia cooperativa y a pensar en el equipo y no solo en sí mismo. Sirve para que las personas aprendan a hacer las cosas con un objetivo determinado, ya desde temprano en la escuela. Gracias al trabajo, el ser humano comienza a conquistar su propio espacio, así como el respeto y la consideración de los demás, lo cual, además, contribuye a su autoestima, satisfacción personal y realización profesional. Las dificultades que tenemos en las granjas para reclutar trabajadores, formarlos y fidelizarlos tienen mucho que ver con la falta de motivación, la poca cualificación, la falta de organización etc., y estos factores nos van a influir en todas las áreas de producción (ordeño, alimentación, salud, reproducción, etc.). En resumen, aunque tengamos las mejores instalaciones y equipos tecnológicos, la mejor genética y el mejor alimento, si no tenemos al mejor personal, esto no nos sirve de nada.

El bienestar sociolaboral y la gestión de recursos humanos debería ser una asignatura imprescindible en la formación de veterinarios, ingenieros agrónomos y todo aquel personal que pretenda algún día tener responsabilidades al frente de una empresa agroganadera.

Se puede caer en la tentación de pensar que esto es solamente para las granjas grandes, pero debería ser igual, o más importante, para las granjas familiares si se quiere tener relevo generacional. Preguntemos a los jóvenes cuáles son sus objetivos vitales y seguramente encontremos las respuestas que necesitamos. Para las generaciones pasadas tener mucho trabajo era sinónimo de éxito profesional. Quizá hoy en día este mismo éxito comience a medirse en tiempo: tiempo libre, de calidad y con recursos para disfrutarlo. Si trabajando en bienestar animal hemos conseguido altas productividades y mayor rentabilidad, ¿por qué no hacer- lo también con las personas? La granja es un ecosistema formado por los seres vivos, los elementos no vivos del am- biente y la relación vital que se establece entre ellos.

El programa de bienestar sociolaboral debe partir de las necesidades reales de los trabajadores y para ello es necesario hacer un buen diagnóstico. La empresa debería cubrir, en la medida de lo posible y de acuerdo con los recursos disponibles, todas estas necesidades. Por supuesto, todo programa requiere una inversión, pero esta no siempre ha de ser económica. Puede tener la forma de compromiso, reconocimiento, satisfacción, etc.

Desde el punto de vista del empresario conseguir el objetivo del que estamos hablando pasa por trabajar en dos áreas fundamentales: bienestar físico bienestar emocional. Lo vemos a continuación.

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