¿DEBO DESPARASITAR MIS VACAS?

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¿DEBO DESPARASITAR MIS VACAS?

Estaba haciendo control de reproducción en la granja de Ricardo y las vacas no me estaban gustando. Las veía delgadas, un alto porcentaje de ellas presentaba diarrea y la reproducción no marchaba bien. Le pregunté por la producción y me dijo que también estaba más baja de lo habitual: habían pasado de 35 a 32 litros de media por vaca y día. Ricardo sospechaba que se trataba de la alimentación porque habían hecho algunos cambios hacía un mes.

Juan Vicente González Martín.
DVM, PhD, Dipl. ECBHM.
Profesor Titular Dpto. de Medicina y Cirugía Animal, Facultad de Veterinaria, UCM
TRIALVET Asesoría e Investigación Veterinaria SL. www.trialvet.com

– ¿Y qué tal están comiendo? – le pregunté intentando averiguar la causa del problema.
– No muy bien, unos días sobra comida y otros falta. Supongo que tendrán que adaptarse a la nueva ración. El nutrólogo me dijo que esperara unos días a ver… me dijo con cara de resignación.
– Pues tienes que llamar a tu nutrólogo; un mes es tiempo más que suficiente para que las vacas se hayan adaptado. – Y continué haciendo reproducción.
Unos días después Ricardo me volvió a llamar, esta vez para consultar sobre una vaca que tenía el cuajar dilatado. Aproveché para preguntarle por el resto de las vacas, las diaarreas y la producción, y me contestó lo siguiente:
– Por ahora están igual, pero voy a desparasitarlas porque me han dicho que probablemente sean parásitos.
– Pero ¿has hecho análisis para saber qué tipo de parásitos tienen?, le dije yo rápidamente. Y además, ¿tus vacas o tus novillas salen a los pastos?
– Bueno, no me contestó hace años sí, pero desde que hicimos las naves nuevas con cubículos ya no han vuelto a salir.
– ¿Ni tan siquiera las novillas o las vacas secas?, insistí.
–Nada, no pasta ninguna desde hace tres años me respondió categóricamente.
– Pues entonces no las desparasites, le repliqué inmediatamente y que el nutrólogo te revise la alimentación como te dije hace días.
También me sucede frecuentemente que cuando visito granjas por España haciendo algún tipo de asesoramiento, y reviso los distin- tos protocolos de tratamiento así como el botiquín, es muy común que me encuentre con tratamientos antiparasitarios frente a parásitos gastrointestinales. Se desparasita tanto a novillas como a vacas adultas por rutina, una o dos veces al año, o a demanda cuando el ganadero no las ve bien. Pero si pregunto si han hecho análisis para diagnosticar la clase de parásitos, en la mayoría de las granjas no se han llevado a cabo ningún tipo de prueba. En muchas ocasiones el consejo de desparasitar a las vacas lo da cualquier persona que tiene algún tipo de relación con la granja y no el ve- terinario clínico, que es el técnico cualificado para hacerlo. Para mi sorpresa esto no sólo sucede en España, en el extranjero lo he visto igualmente bastantes veces.
También es común que cuando visito, esta vez como clínico, a un animal enfermo, con un cuadro crónico, especialmente si es una novilla con retraso en el crecimiento, el ganadero me diga que no mejora pese a que la ha desparasitado; y si aún no lo ha hecho, me pregunte si no sería bueno desparasitarla. Lo mismo me sucede con alguna novilla más delgada o pequeña que las hermanas y que no sale en celo pese a tener más de quince meses.
En todas estas ocasiones siempre pregunto lo mismo:
– ¿Pero tienen parásitos?
– No lo sé me contestan pero por si acaso… Porque mal no le hará ¿verdad? –O bien me dicen: Algo la ayudará ¿no?
Y a continuación siempre les replico en tono irónico: Y tú o tu familia ¿os desparasitáis?, ¿no crees que también os podría hacer bien? Y sonrío.

La verdad es que las enfermedades parasitarias son muy importantes. En la facultad de veterinaria las estudiamos en diversas asignaturas, como pueden ser la de parasitología o la de enfermedades parasitarias. Estas enfermedades producen grandes pérdidas tanto de vidas como económicas en todas las especies, y por supuesto en la nuestra. El paludismo por ejemplo es una de las grandes lacras de la humanidad y se trata de un parásito. Como todos sabemos existen muchos tipos de parásitos, desde los más pequeños, protozoos unicelulares, como los criptosporidios que habitan en el intestino y producen diarrea en los terneros lactantes, hasta grandes insectos como la mosca de los barros, cuyas larvas se desarrollan debajo de la piel de nuestras vacas. Pero los parásitos de los que estamos hablando hoy son los que llamamos genéricamente helmintos, gusanos que parasitan el aparato digestivo (algunos también otros órganos como los pulmones o los ojos). Los helmintos se dividen en gusanos redondos pertenecientes al filo de los nematodos que se encuentran en cuajar e intestino; y en gusanos planos del filo de los platelmintos. Estos últimos se dividen en dos clases: las duelas, con forma de hoja que parasitan el rumen y el hígado y pertenecen a la clase de los trematodos; y finalmente las lombrices planas del intestino o tenias, pertenecientes a la clase de los cestodos.

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