Autor/es: Daniel Werner1 & Dr. Gaby Adin2. 1- Centro Internacional de Cooperación para el Desarrollo Agrícola (CINADCO), Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Israel. 2- Departamento de Producción Animal, Servicio de Extensión Rural (SHAHAM), Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Israel.
INTRODUCCION
Las terneras representan la base del futuro en los hatos lecheros. De aquí, que el correcto desarrollo de las terneras representa uno de los desafíos más importantes para el productor.
Existen en el proceso de cría (nacimiento-desleche) diferentes fases cuya influencia se prolonga más allá de la etapa de cría y recría y sus resultados influenciarán en la producción futura de la vaca. Una de estas etapas es el desleche.
En el presente artículo se intenta resumir los factores a tener en cuenta durante el proceso de desleche en fincas lecheras con sistemas de cría y recría intensivos.
En sistemas intensivos la etapa denominada cría se extiende aproximadamente hasta los 60 días (30-60) y cuenta con tres fases de importancia
Debe señalarse la existencia de fincas en las cuales la práctica nutricional se basa en el suministro de raciones totales mezcladas (RTM) en las cuales existe forraje como un componente de la misma.
La recomendación es limitar la cantidad de forraje hasta un 12-15% de la materia seca ingerida, asegurándose que el forraje suministrado sea de alta calidad y muy buena digestibilidad. En estas raciones se suele incluir alfalfa u otras leguminosas como vicia y trébol. En todos los casos las leguminosas usadas deberán ser de excelente calidad.
El uso de forrajes en la nutrición del lactante es un tópico que ha sido y es considerado controversial. Esta práctica se relaciona generalmente con aspectos físicos como crecimiento del tamaño del rumen, el desarrollo de los tejidos musculares del mismo o el aporte de un efecto abrasivo que puede evitar la paraqueratosis del epitelio ruminal (papilas ruminales) en aquellos animales en los cuales el consumo de concentrados finamente molidos puede reducir el pH y con ello el efecto abrasivo anteriormente mencionado.
Debe señalarse que la oferta de heno en las primeras semanas de vida y su consumo generan el llenado del rumen y como consecuencia de ello la disminución en el consumo de otros alimentos como concentrados. Debido a los bajos valores energéticos en henos (también en aquellos de excelente calidad) y relativamente altos requerimientos de las terneras para el crecimiento, la consecuencia será la obtención de bajos ritmos de crecimiento. Este déficit energético podrá ser cubierto por medio de un mayor consumo de alimentos líquidos y como resultado de ello, menor desarrollo en la funcionabilidad del rumen (menor producción de AGV) que permite al momento del desleche/destete poder fermentar celulosa y hemicelulosa y así usar esas fuentes de carbohidratos para la obtención de energía y como consecuencia de ello el crecimiento de las terneras.
Trabajos en los cuales se limitó la cantidad de forraje suministrada (aproximadamente 12% de la MS) o aquellos en los cuales la oferta del heno comenzó luego de la sexta semana de vida de la ternera no mostraron diferencias significativas en los resultados.
Debe señalarse que el suministro de concentrado iniciador como único alimento solido es de manejo más sencillo que las otras alternativas expuestas.
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