DOLOR ANIMAL: MASTITIS, AFECCIONES PODALES Y PRÁCTICAS DE MANEJO

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DOLOR ANIMAL

 Dr. Raúl J. Santivañez Vivanco. Reg. CMVP 444, Buiatra

Uno de los tópicos menos tratados en la medicina veterinaria es el referente al dolor animal, si mal no recuerdo durante mi época de estudiante solo tocamos algo referente al dolor en el curso de Farmacología, cuando llegamos al capítulo de los analgésicos. Con el transcurso de los años y más basado en la práctica diaria fue que comencé a entender la importancia del tratamiento del dolor en la terapia de cualquier patología de los animales.

Hace algunos años encontré un afiche que mostraba una vaca sufriendo las consecuencias del dolor ocasionado por una fractura de fémur que tenía el siguiente mensaje No Importa Que No Sepan Hablar Lo Importante Es Que Saben Sufrir.

Este fue un mensaje que me impacto y que nunca olvidare y desde ese momento en cualquier terapia que realice con algún animal lo primero que tengo en mente es: EL SUFRIMIENTO ANIMAL.

En tal sentido los médicos veterinarios debemos ser los primeros en evitar a toda costa el sufrimiento de los animales, debemos internalizar en nuestra ética profesional que debemos hacer todo lo posible para disminuir el nivel del dolor animal en las diferentes áreas de especialización que desempeñamos.

El hombre es considerado como un ser superior por tener el cerebro racional a diferencia de los animales que solo tienen el cerebro límbico y/o emocional, es por ello que el hombre se ubica en la cúspide de la escala de seres vivientes sobre la tierra, pero esto NO ES ASÍ, porque los humanos no somos superiores ni diferentes al resto de los animales que habitan esta tierra, todos los vertebrados tienen formas muy parecidas durante su desarrollo embrionario, esta es la base de la hipótesis de la EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES (Darwin).

Si analizamos más aún nos damos cuenta que anatómicamente las diferencias entre el cerebro humano y animal no son sensitivas, sino motoras.
El dolor se define como una: experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con un daño tisular real o potencial. De acuerdo con esta definición se necesita un sujeto que sea capaz de mostrar el dolor, y ese fue el comienzo de los problemas, por la dificultad para valorar el componente emocional del dolor en los animales.

Los procesos fisiológicos en los mamíferos son muy similares e involucran fenómenos fisiológicos de transducción de un estímulo nocivo en una señal nociceptiva hasta la médula espinal y su modulación a la corteza cerebral, por esto asumimos que el dolor es una manifestación de nocicepción (nocicepción, consiste en la emisión de señales de dolor al sistema nervioso central, es decir, al cerebro y a la médula espinal).

Los nociceptores son receptores sensoriales que responden a estímulos que lesionan los tejidos, o que podrían hacerlo, y están situados al final del axón de una neurona sensorial. La información dolorosa una vez que llega a la corteza cerebral se interpretará en esta como DOLOR, siendo previamente modulada por un sistema de control del dolor pudiendo ser reducida o amplificada, es allí el origen de las diferencias que en la práctica encontramos en los niveles de dolor que manifiestan las distintas especies a nuestro cargo, y nosotros reconocemos como el umbral del dolor. La analgesia se define como la ausencia del dolor frente a una estimulación que produciría dolor.

El dolor en los animales debemos entenderlo como un sistema de protección frente a un daño real o posible y según su duración puede ser agudo o crónico ̧ cuando el dolor no tiene esta función y es debido a una causa de neuropatía (lesión o enfermedad) o quirúrgica, en estos casos es imperativo el empleo de terapia del dolor.

El dolor se manifiesta mediante cambios en el comportamiento y en las actitudes, algunas de estas actitudes que son muestras de dolor animal son:

  • Cuanto más cierran los ojos más intensos es el dolor.
  • Las orejas caídas es una buena muestra de dolor.
  • Las vocalizaciones son una muestra inevitable de dolor.

Finalmente es de suma importancia la observación de los animales, principalmente la observación de la cara, ella nos dará claramente la impresión de las emociones del animal; la vaca normalmente siente miedo de las sombras y debemos saber que el miedo no es otra cosa que la respuesta de su sistema de protección, el miedo puede resultar en una Huida, esconderse, respuesta agresiva y en una ira que es preparatoria para la defensa.

Las actitudes que muestren los trabajadores del ganado son las que determinan que el ganado tenga más o menos miedo a las personas y este miedo afectará la producción del animal.
El miedo no es otra cosa que una experiencia desagradable que el animal percibe como una amenaza.

Todos los animales domésticos perciben a los humanos como depredadores, razón por la cual siempre están predispuestos a asociar al hombre con estímulos negativos.
Las vacas se comunican mediante feromonas, cuando una de ellas percibe el miedo o peligro libera en las glándulas de la pezuña las feromonas, que trasmiten el miedo a todo el lote de vacas; las interacciones más comunes de efecto negativo para las vacas se suceden en los empujones y golpes cuando son llevados al ordeño, toda brusquedad e impaciencia es causante de un gran estrés y dolor.

El sufrimiento es el dolor emocional que se presenta cuando los animales por alguna razón no pueden manifestar su comportamiento normal, la ansiedad también se manifiesta cuando un animal prevé un sufrimiento futuro por algo que la hace recordar el sufrimiento acontecido con anterioridad, algunas veces también podemos observar frustración cuando los animales no pueden solucionar un problema que se le presenta y le causa daño y dolor.

Los conocimientos de estos conceptos son de gran utilidad en el manejo del ganado pues nos permitirán un trabajo más acorde con las buenas prácticas de bienestar animal y los principios básicos de la Etología de los bóvidos.

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