EL ETERNO DILEMA DE RECRIAR O NO LOS MACHOS

Nada nuevo bajo el sol.

El asunto no es nuevo, viene desde lejos, pero hoy vuelve a cobrar importancia por la situación actual. Por un lado, el precio del maíz que viene avanzando, por otro el de la carne, sin muchas perspectivas de suba a futuro.

Félix Fares

Y muchos se vuelven a hacer la misma pregunta entonces: ¿vale la pena criarlos, o en realidad con los números de hoy, es una actividad a pérdida, especialmente si se hace encerrado, a corral.

Están quienes los vienen criando desde tiempo atrás, durante varios ejercicios. Están los que prefieren seguir en la línea de no criarlos. Pero también están quienes se preguntan hoy, más allá de las opiniones de unos y otros, cuál de los dos caminos tomar.

Si analizamos la evolución histórica de los machos en el tambo, han pasado por épocas muy diferentes a lo largo del tiempo: desde las épocas de gloria, en las que los compradores se disputaban la oportunidad de comprarlos para recriarlos y venderlos luego como novillos, hasta aquellas otras en las que parecía que no le interesaban a ningún comprador, y no quedaba otra opción de regalarlos o, aún peor, sacrificarlos ya que no había interesados siquiera en recibirlos sin costo…Y en el medio, toda la paleta de situaciones que se fueron dando en medio de una economía tan cambiante como la de nuestro país…

Argumentos de ambos lados…

Los argumentos de un lado y del otro son varios. De un lado, quienes se dedican a criarlos, que ya lo vienen haciendo desde varios años, el hecho de tener ya las instalaciones y la gente, además de contar con maíz de producción propia y silo, son alicientes para continuar haciéndolo. Es además fuente de ingreso de recursos a lo largo del todo el año, que permite cubrir diferentes tipos de gastos, una especie de caja de ahorro y que están disponibles para venderlos en un amplio rango de peso.

Se trata además, para ellos, de un “negocio” a mediano plazo, es decir en el cual no es recomendable tomar decisiones drásticas de un momento para el otro en base a datos coyunturales, por ejemplo, de la relación maíz/carne de un. determinado momento.. Agregado a esto, se evita el incordio que significa que periódicamente desfilen por el campo los diferentes compradores de terneros, algunos conocidos, otros no, lo cual no le hace gracia a ningún propietario de tambo.

Para completar, el argumento de que como en el caso del tambo, se trata de una actividad a la cual hay que analizar a mediano plazo, y no guiándose por la coyuntura de números del momento, porque eso puede llevar a tomar malas decisiones.

Y del otro lado

Entre los detractores también están los argumentos. Por un lado que, luego de haberse dedicado en el pasado al negocio, prácticamente nunca obtuvieron una ganancia importante: o salieron “hechos” o fue a pérdida. De modo que la historia de la actividad ya no la favorece en probabilidades de ser exitosa.

Se agrega a ello que en este grupo aluden que atender la guachera de machos lleva su tiempo, tiempo que se distrae de otras actividades, por ejemplo de ocuparse de la crianza de las hembras, las “vedettes del tambo”. Y eso puede significar complicaciones en las hembras, lo que traducido a pérdidas económicas, por ejemplo, por mortandad, superan toda expectativa de ganancia que pueda esperarse de la crianza de machos.

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