EPIDEMIOLOGIA DE LAS ENFERMEDADES DEL PERIPARTO

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LAS ENFERMEDADES DEL PERIPARTO

Introducción

El período de transición, definido como las últimas 3 semanas de gestación y las 3 semanas posteriores al parto, es el estado de mayor estrés y el de mayor desafió de todo el ciclo productivo del ganado lechero que debemos enfrentar. La mayoría de las enfermedades metabólicas e infecciosas de la vaca lechera ocurren durante este período. El estrés físico y metabólico de la preñez, el parto y la lactancia contribuyen a la disminución de las defensas del animal durante el período periparto. Esta inmunosupresión conlleva a un incremento de la susceptibilidad a la mastitis y subsecuentes enfermedades de tipo infecciosas. Otras enfermedades que no son clínicamente aparentes durante las primeras 2 semanas de lactancia (laminitis, quistes ováricos y endometritis) pueden afectar al animal a posterior, pero estando relacionadas con lo que ocurrió en el período del postparto temprano. La fiebre de leche o hipocalcemia, la retención de membranas fetales (RMF), la metritis, la mastitis, la cetosis, y el hígado graso junto con los desplazamientos del abomaso principalmente afectan a la vaca dentro de las primeras 2 semanas de lactancia. En este segundo artículo se analizarán los aspectos epidemiológicos más importantes de las enfermedades del periparto.

Dr Pedro Melendez, DVM, MS, PhD Food Animal Service College of Veterinary Medicine University of Missouri

Fiebre de leche, Hipocalcemia

La incidencia de fiebre de leche es variable y se ha reportado fluctuar entre 0,03% a 22,3% con un valor normal no mayor a un 2%. Aproximadamente el 75% de todos los casos de fiebre de leche ocurren dentro de las primeras 24 horas postparto. Un 12% adicional ocurre entre 24 a 48 horas postparto. Algunos casos (cerca del 6%) ocurren al momento del parto y puede inducir a distocia producto de atonía uterina. Solamente el 3% de los casos ocurre pre parto y el 4% ocurre más allá de 48 horas postparto. La hipocalcemia puede ser clínica o subclínica. Los signos clínicos no se perciben hasta que los niveles de calcio alcanzan valores menores a 4 mg/dL (1 mmol/L). La hipocalcemia subclínica puede afectar alrededor del 50% del ganado lechero adulto. En vacas alimentadas con sales aniónicas esta proporción puede disminuir a menos del 30%. En este caso, las concentraciones de calcio plasmático permanecen bajo los 7,5 mg/dL (< 1,87 mmol/L), incluso hasta 10 días después del parto. Esta condición puede conllevar a una disminución en el consumo de materia seca (MS) después del parto, incrementando el riesgo de enfermedades secundarias, y disminuyendo la producción de leche y la fertilidad.

Las pérdidas económicas por concepto de fiebre de leche incluyen los costos de tratamientos, las pérdidas en producción de leche y el incremento en los días abiertos. El costo aproximado se ha estimado en US $335 por caso.

Se han identificado muchos factores de riesgo asociados a la fiebre de leche. La raza, la edad y la producción de leche han sido los factores de riegos más importantes para esta condición. Las vacas Jersey y Guernsey son las razas más susceptibles a fiebre de leche, seguidas por las razas Holstein y Brown Swiss, siendo las menos susceptibles las razas Ayrshire y Shorthorn. La incidencia de fiebre de leche incrementa con la edad o número ordinal de parto (NOP) y con mayores niveles de producción de leche, independiente del tipo de raza. El efecto de la edad sobre la presentación de fiebre de leche puede ser explicado por la menor habilidad de las vacas de mayor edad de experimentar una mayor absorción intestinal y resorción o sea de calcio que vacas más jóvenes. Este mecanismo es el resultado de una disminución en la producción y en la respuesta a 1,25-(OH)2 vitamina D. Además en animales más viejos los osteoclastos responden en menor forma a la paratohormona, lo que retarda la habilidad del hueso en contribuir al pool de Ca. Por otro lado, se ha demostrado que los receptores intestinales para vitamina D disminuyen con la edad.

El complejo retención de membranas fetales – metritis

La retención de membranas fetales (RMF) se define como la no separación de las membranas fetales desde las carúnculas maternas dentro de las primeras 12 a 24 horas después del parto. El 75% de las vacas eliminan sus membranas fetales dentro de las primeras 6 horas después del parto. La expulsión normal de las membranas fetales requiere que los tejidos maternos y fetales (placentoma) experimenten un proceso de maduración y resblandecimiento, el cual es completado 2 a 5 días antes del fin de una gestación promedio. Estos cambios incluyen la colagenización del tejido conectivo, la reducción del aporte sanguíneo, la aparición de células gigantes polinucleares, el resblandecimiento de tejidos, y la contracción de la musculatura uterina. La mayoría de las membranas fetales retenidas son expulsadas entre 4 a 10 días postparto después de que el tejido caruncular ha experimentado suficiente necrosis para que ocurra el fenómeno de separación.

La incidencia promedio de RMF es de 4 a 11% con un rango de 2 a 55%. Las pérdidas económicas por concepto de un caso de RMF se han estimado entre US$106 a US$285. Estas pérdidas se explican por los costos de tratamiento (32%), pérdidas en producción de leche (40%), incremento en la tasa de eliminación (19%) e incremento en los días abiertos (9%).

Algunos factores de riesgo para la RMF son la distocia, NOP, duración anormal de la gestación, estación del año y línea genética paterna. Además, la RMF se ha relacionado a prolapso uterino e hipocalcemia en ganado lechero.

La RMF ha sido el principal factor o condición que predispone a las vacas al desarrollo de cuadros de metritis. Un 20% a 25% de las vacas con RMF pueden desarrollar una metritis moderada a severa. Además, la distocia, la nutrición, y algunos desórdenes metabólicos incrementan la probabilidad del desarrollo de metritis.

Las infecciones uterinas son los desórdenes más frecuentes que afectan a la vaca lechera durante el período postparto. La metritis y enfermedades sistémicas asociadas (metritis tóxica) son una de las principales causas de pérdidas económicas en la industria lechera a través de la reducción en la eficiencia reproductiva, producción de leche, el progreso genético e incremento en los costos de reemplazo.

El término “metritis” ha sido muy subjetivo y ha sido aplicado a condiciones clínicas que van desde un estado muy leve hasta aquellos en que se presenta un cuadro muy severo con una sepsis marcada incluso amenazando la vida del animal. La condición se caracteriza por una descarga vaginal anormal y de mal olor. La metritis puede ser local o sistémica. La condición sistémica o toxica se acompaña por una descarga acuosa, fétida y usualmente acompañada por una disminución severa en la producción de leche y sintomatología general, principalmente fiebre.

Muchos factores de riesgo de carácter microbiológico se han asociado con las infecciones uterinas. El útero es un ambiente anaeróbico. Las vacas con RMF presentan una mayor incidencia de infecciones por coliformes, Streptococcus spp., clostridios, Trueperella pyogenes (antes llamado Arcanobacterium pyogenes), y anaerobios gram-negativos. La mayoría de los estudios han seguido confirmando que el A. pyogenes, tanto solo como en combinación con bacterias anaeróbicas (Fusobacterium necrophorum y Prevotella melaninogenica antiguamente denominado Bacteroides spp.) pueden actuar e inducir infecciones uterinas en vacas durante su fase puerperal y/o luteal. Las metritis postpuerperales eventualmente llegan a ser un problema crónico. Así el ganado afectado no presenta un cuadro sistémico, pero si presentan típicas descargas vulvares mucopurulentas y/o fétidas.

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