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¿ES RENTABLE UTILIZAR ESTE TIPO DE RACIONES EN VACUNO LECHERO ?

OEA Por OEA Oct29,2015

 

 

 

 

¿ES RENTABLE UTILIZAR ESTE TIPO DE RACIONES EN VACUNO LECHERO ?

El empleo de subproductos líquidos en la alimentación de vacas lecheras puede ser una herramienta muy útil para alcanzar la eficiencia técnica y económica de las explotaciones lecheras.

Adrián González Garrido

Teniendo en cuenta que la alimentación supone más de la mitad de los costes generales de explotación en las granjas de vacuno lechero, no es de extrañar que los nutricionistas estemos siempre buscando alternativas para conseguir mejorar la rentabilidad. Desde hace años el camino seguido es incrementar el máximo posible la producción por vaca en ordeño y día a través de la mejora genética, el cuidado de las instalaciones y el manejo para dar el máximo confort a las vacas y, así, conseguir que desarrollen todo su potencial. Pero a medida que las vacas presentan mejor genética, están más cómodas y producen más leche, sus necesidades nutricionales también aumentan, lo que obliga a formular raciones con mayor contenido en energía para conseguir que, además de que las vacas produzcan mucha leche, no pierdan demasiada condición corporal y puedan quedar gestantes en un margen de tiempo adecuado. Y lo más importante: formulando raciones que eviten la aparición de enfermedades metabólicas posparto (hipocalcemia, retención de placenta, metritis, cetosis, desplazamiento de abomaso) o trastornos digestivos que impidan que alcancen el pico de producción (acidosis ruminal). Por si todo esto no fuera suficiente, y ante la perspectiva de la eterna incertidumbre del precio de la leche, se debe conseguir todo lo expuesto buscando la máxima eficiencia alimentaria, es decir, produciendo mucho y comiendo lo menos posible (eficiencia técnica) y que lo comido sea lo más barato (eficiencia económica).

Ante esta perspectiva, cualquier nueva herramienta que ayude a conseguir los objetivos debe ser tenida en cuenta, analizada, valorada y según el criterio de cada uno, empleada. La alimentación líquida, que da título a este artículo, es una de esas herramientas que puede ser útil si se maneja correctamente, y que consiste en el empleo de subproductos líquidos en las raciones, bien de forma individual o mezclando ingredientes. El empleo de subproductos líquidos no es nuevo, pero el desarrollo que está tomando en España y el enfoque que se le está dando sí abre una nueva perspectiva para manejarlo en la formulación y buscarle ventajas. En este artículo se pondrá como ejemplo la melaza, uno de los alimentos líquidos más frecuentes.

a alimentación líquida correctamente manejada es muy beneficiosa en el rendimiento técnico de los animales, ya que hace que aumente su productividad en leche sin perder calidad en los componentes de la misma. (Foto: Westfalia Surge Ibérica)

La melaza como referencia de alimento líquido

La melaza se emplea desde hace mucho tiempo en la alimentación del vacuno a través de su incorporación en los piensos compuestos y más recientemente como ingrediente en fábricas que comercializan mezclas unifeed con y sin forraje. Más que por motivos nutricionales, la melaza se ha empleado para mejorar la apetencia de las mezclas, reducir el polvo y evitar la selección por parte de las vacas, ya que evita que separen el forraje del concentrado en mezclas completas. En este mismo sentido, en los dos últimos años se está viendo como aumenta el número de ganaderos que emplean la melaza directamente en la granja, instalando depósitos que favorecen su manejo y su incorporación en el carro unifeed. Aunque en principio las razones de su empleo eran las citadas anteriormente (mejorar la apetencia, incrementar la ingestión y reducir la separación de comida), la exigencia de buscar nuevas alternativas nutricionales está cambiando el enfoque de su empleo, y está cobrando más relevancia su carácter nutritivo que su función de manejo en las raciones. Y es que la melaza es un alimento muy rico en azúcar, una fuente de energía encuadrada en el mismo grupo que el almidón (carbohidratos no fibrosos = CNF) pero de distinta fermentación. C. Sniffen (2013) afirma que el azúcar (la melaza) ha cambiado su posición como producto usado básicamente por su palatabilidad para convertirse en un nutriente esencial para el mantenimiento y la eficiencia del rumen, lo cual ayudará a los ganaderos a mejorar su rentabilidad. Pero, ¿qué le ha llevado al autor a formular esta afirmación? En mi opinión es la necesidad de mejorar la eficiencia ruminal a través del empleo de diferentes fuentes de energía que eviten la acumulación de ácidos en el rumen. Formular raciones de alta energía lleva a emplear un alto nivel de almidón que es potencialmente perjudicial para la vaca, al producir mucho ácido láctico en el rumen como producto intermedio de fermentación; el ácido láctico acumulado en el rumen reduce el pH, altera el ecosistema ruminal y termina provocando acidosis ruminal. El riesgo es potencial, no siempre ocurre, pero se debe ser consciente de que cualquier variación en uno de los innumerables puntos que conforman el manejo alimentario puede ser desencadenante de la enfermedad, aunque la ración esté perfectamente formulada.

La melaza es un alimento muy rico en azúcar, una fuente de energía encuadrada en el mismo grupo que el almidón pero de distinta fermentación. (Foto: Marshall – CC BY 2.0)

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