CÓMO EVITAR EL MIEDO DE LAS VACAS EN LOS CORRALES DE ESPERA

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EL MIEDO DE LAS VACAS EN LOS CORRALES DE ESPERA

El miedo es un factor de estrés importante en los rumiantes y además es contagioso. De hecho, cuando un animal tiene miedo, segrega feromonas -hormonas con olor- que son olidas por los demás animales, lo que hace que ese sentimiento se haga colectivo.

Mario H. Sirvén. Publicado originalmente en el Mercurio, Campo

El manejo de las vacas en los corrales de espera de las lecherías hace ya tiempo que dejó de ser un tema menor. Desde que los hatos y la producción individual de leche han crecido, el bienestar de las vacas se hizo indispensable para lograr buenos resultados económicos. En ese contexto, el manejo en las instalaciones de ordeño está íntimamente relacionado con el mismo.
Este esquema muestra casi todo lo que hay que saber para manejar adecuadamente a las vacas en corrales y mangas. La posición del hombre respecto al animal es la más apropiada para conseguir que la mayoría de las vacas avancen hacia adelante.

Como puede observarse, hay por atrás de la cola del bovino una zona ciega que se debe tratar de evitar, ya que cuando la vaca no ve, no entiende.

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Como ya se ha comprobado, el miedo es un factor de estrés importante en los rumiantes y además es contagioso. De hecho, cuando un animal tiene miedo, segrega feromonas -hormonas con olor- que son olidas por los demás animales, haciendo que ese sentimiento se haga colectivo. Sólo por la liberación de adrenalina (hay otros efectos) se ve alterada la eyección de leche con dos consecuencias graves: menor producción y más mastitis.

En la zona de visión menos clara, a los costados del animal, que es la más amplia, la vaca ve al operador con un solo ojo y comienza a moverse cuando es invadida su “zona de presión” (Temple Grandin la llama “zona de vuelo” en su esquema). Esto no significa que se esté causando miedo; el estrés comienza cuando es invadida la “zona de fuga” (más pequeña), aunque hay muchas vacas que han alcanzado un nivel de mansedumbre que hace que todo esto no se cumpla siempre al pie de la letra.

Pero lo más importante para que todo suceda normalmente, es que los operarios y las vacas lo aprendan; a las vacas se les puede enseñar si los estímulos que reciben son siempre iguales y agradables (esto se debería hacer desde la joven edad de las vaquillas).

Cuando el hombre se ubica en la zona en la cual la vaca puede verlo con sus dos ojos (de frente), ésta inevitablemente frena y/o se vuelve; esto es muy importante en el manejo diario en las mangas y los corrales de espera: cada vez que alguien sube a la plataforma de la manga antes de que hayan ingresado los animales en ella, o cada vez que sale de una sala de ordeño una persona al corral de espera, por el mismo pasillo por donde deben entrar las vacas, lo que se hace es frenarlas, estresarlas y perder tiempo. Resumiendo: hay una zona buena y dos zonas malas para ubicarse a la hora de pretender mover a las vacas; esto vale para uno o para varios animales que se encuentren juntos.

Algunos puntos importantes:

  • No es necesario ni conveniente gritar, chiflar ni agitar nada para lograr que las vacas se muevan.
  • Las vacas son animales que se dirigen con facilidad a un lugar que les ofrece salida del encierre; esto es la manga en los corrales o la sala de ordeño en una instalación de lechería.
  • Si se desea ayudarse con el uso de banderas, éstas sólo deben usarse para que los animales las vean -principalmente los que están más lejos del operario- y nunca deben agitarse ni usarse para “picar” o golpear.
  • Cuanto más lento sea el desplazamiento del operario que ingresa al corral de espera, mejor será la respuesta de las vacas.
  • Nunca debe pretenderse que las vacas ingresen a una sala de ordeño donde se grita o golpea a las que están adentro; las vacas irán mucho más fácilmente a una sala silenciosa en la que no haya “olor a miedo”, producto de la secreción de feromonas.
  • Gritar, silbar o castigar a las vacas para que se muevan dentro de la sala es hacer lo mismo con aquellas vacas que están quietas en sus bretes ordeñándose, algo sumamente estresante porque éstas no tienen alternativas para moverse.
  • Se debe ser claro y prolijo en los estímulos; esto significa que si el operario hace un movimiento con el objetivo de mover a las vacas, debe dejar de hacerlo cuando las vacas ya han respondido. Es muy común que se silbe azuzando a las vacas para que ingresen a la sala de ordeño y que se siga silbando cuando ya lo están haciendo.
  • Lo que se debe lograr es que las vacas sigan a una “puntera” que ya ha ingresado, porque quiso hacerlo o porque respondió a un estímulo del operario.
  • Si el operador ve un ojo de la vaca que arrea, significará que está bien ubicado; si no ve ningún ojo o si ve ambos, significará que no lo está.

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