FUMONISINAS: LA AMENAZA OCULTAPARA LA SALUD DEL GANADO
Las fumonisinas se encuentran comúnmente en el maíz a niveles de 2 ppm o menos.
Anne Koontz – Alltech
Pero, en los últimos años los análisis confirmaron niveles muy superiores a 30 ppm y algunos por encima de 100 ppm.
Al comprar los granos, los ganaderos deben tener conocimiento sobre la contaminación por fumonisinas, ya que, al ser consumidas por los animales, estas afectan diversos sistemas biológicos, causando una reducción en el consumo y en la eficiencia alimenticia, y daño hepático. Conocer sobre los efectos de estas micotoxinas en el ganado es clave para mantener la salud y la productividad de los animales.
¿Qué son las micotoxinas y de dónde provienen?
Las micotoxinas son metabolitos secundarios de los mohos y los hongos que infectan las plantas. Se han identificado más de 500 micotoxinas, y es probable que la mayoría de los alimentos de consumo animal estén contaminados con múltiples micotoxinas. Al consumir el alimento balanceado, cada micotoxina tiene efectos específicos y diferentes en los animales. Las especies de Fusarium son los mohos predominantes que contaminan los cultivos. Siendo de color blanco, rosado o rojo, estos mohos están asociados a condiciones húmedas y temperaturas moderadas, especialmente después del daño causado por insectos o granizo. Esto se da en todo el mundo y principalmente en el maíz. El Fusarium produce varias micotoxinas, incluyendo: fumonisina, deoxinivalenol (vomitoxina) y zearalenona, con concentraciones más altas en los tallos y mazorcas que en el grano.
¿Cuáles son los signos de las fumonisinas?
Aunque el ganado generalmente es resistente a muchos de los efectos negativos de las micotoxinas, gracias a la degradación de los compuestos por parte de los microbios del rumen, altos niveles de micotoxinas en los alimentos pueden tener un impacto significativo.
La fumonisina, además de no degradarse significativamente en el rumen, tampoco se absorbe bien. La mayoría de las fumonisinas consumidas por el ganado terminan en las heces. Sin embargo, en cantidades suficientemente grandes, las fumonisinas inhiben al intestino y causan problemas significativos en el ganado.
La presencia de fumonisinas en el alimento balanceado disminuye la palatabilidad, reduciendo así el consumo. El ganado puede que se aparte de un comedero contaminado con altos niveles de fumonisina.
Los terneros sin un rumen completamente desarrollado y los animales en situación de estrés, como en el destete o durante el transporte, tienen una mayor sensibilidad a las fumonisinas debido a la reducción de la fermentación ruminal y a un sistema inmune debilitado.
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