LA CETOSIS EN VACAS LECHERAS Y EL ROL DE LA COLINA

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LA CETOSIS EN VACAS LECHERAS Y EL ROL DE LA COLINA

Al inicio de la lactación las vacas lecheras transitan por una fase que se caracteriza por un balance negativo de energía. La razón de dicho desbalance es que la salida de energía para la producción de leche supera la que el animal pudiera recuperar con la ingesta de alimento. Las reservas corporales en forma de grasa son entonces movilizadas, pudiendo derivar en condiciones como hígado graso y cetosis (subclínica). Este folleto detalla por tanto cual es el rol exacto de la colina y la forma en la que ésta debe ser administrada.

Marc Rovers | Nutrición, Vaca lechera

La Cetosis y la colina

La cetosis en un desorden de tipo metabólico que se caracteriza por elevadas concentraciones de cuerpos cetónicos en la sangre, la orina y la leche. La enfermedad ocurre principalmente en la lactancia temprana, cuando las reservas corporales son utilizadas para mantener la lactación. Este desorden metabólico tiene dos presentaciones, la subclínica y la clínica y ocasionalmente se presentan signos nerviosos. La cetosis subclínica por su parte se presenta a nivel de hato y se asocia con una menor producción de leche, un elevado contenido de grasa en la misma (en lo relativo al contenido de proteína), la caída en la eficiencia reproductiva y un claro aumento en las probabilidades de descarte de la vaca del hato. Los animales con cetosis subclínica presentan mayor probabilidad de sufrir cetosis clínica e incluso de desplazamiento de abomaso. (van der Drift, 2013).

 Al inicio de la lactación las vacas están sujetas a un incremento en la movilización de las reservas de grasa corporal, con lo que se relaciona la presencia de cetosis. A esta grasa corporal se le llama también tejido adiposo y donde la grasa está presente en la forma de triglicéridos (glicerol con tres ácidos grasos). Estos triglicéridos son liberados del tejido adiposo hacia la sangre en la forma de ácidos grasos libres (también llamados no esterificados o NEFAs) para alcanzar el hígado, donde puden ser oxidados y obtener energía (resultando en altos niveles de cetonas) o bien nuevamente movilizados en la forma de VLDL (lipoproteínas de muy baja densidad). Sin embargo, la tasa de absorción de grasa por el hígado puede ser mayor que la oxidación o que su movilización, resultando así en el síndrome de hígado graso. La colina es un componente de la fosfatidilcolina, la cual es necesaria para la síntesis de VLDL, por lo que ésta juega un rol muy importante e incluso crucial para la movilización de la grasa. La figura 1 muestra las diversas rutas para la metabolización de la grasa en la vaca lechera.

Incidencia y costo de la cetosis

La incidencia de la cetosis ha sido evaluada en diversos estudios y en diferentes partes del mundo. En un estudio reciente realizado en Nueva Zelanda se concluyó que la prevalencia de cetosis subclínica era en promedio del 14.3%, pero se reportaron casos de hasta el 60%. En encuesta realizada en diez naciones europeas, se mostró también que la incidencia de cetosis subclínica era en promedio del 21% y en un rango entre el 11 y el 36.6%. Estudios en Sudamérica muestran una prevalencia del 43%, pero existen reportes de hasta el 56%. El cuadro 1 muestra una síntesis de los diversos estudios sobre la prevalencia de cetosis subclínica.

La cetosis puede derivar en altos costos para la producción lechera. Los costos de la cetosis están asociados a una menor producción de leche y a un mayor riesgo de sufrir diversas enfermedades. Los costos directos incluyen el tiempo invertido por el veterinario y el dueño de la explotación, los medicamentos, la leche de descarte, un pico de producción más bajo y otros costos. Los costos indirectos incluyen el riesgo de padecer otras enfermedades, el aumento en el intervalo entre partos, una tasa mayor de vacas de desecho, los servicios extra por concepción y un mayor riesgo de muertes. Por cada vaca afectada el costo de la cetosis subclínica se ha calculado en $955 (735 euros) (Esslemont, 2012). Así pues, en una granja con prevalencia de cetosis subclínica entre el 20% y el 30% esta repercute en un costo de entre $190 y $286 por vaca promedio del hato. Para una granja con 100 vacas el total de costos asciende entonces hasta los $29.000 por año.

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