LOS ÍNDICES GENÉTICOS EN LOS PROGRAMAS DE APAREAMIENTO

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LOS PROGRAMAS DE APAREAMIENTO

El cada vez más exigente mercado lácteo provocó en los últimos años que las ganaderías gallegas apostaran por su mayor profesionalización y por la mejora genética de sus vacas de raza frisona. En este objetivo toma un papel muy relevante el correcto desarrollo de los programas de apareamiento en las explotaciones. Una parte de la gestión ganadera que debe responder siempre a los criterios de trabajo de cada granja con base en su situación, en su manejo y en las metas que se tengan determinadas, que en cada caso son diferentes.

Fernando Rego López1 y José Luis Méijome Blanco2 1Técnico de apareamientos de Africor Lugo 2Técnico de apareamientos de Africor Pontevedra

A día de hoy, gracias al insistente trabajo de recogida de datos de todos los animales, tenemos acceso en tiempo récord a conocer la radiografía más interesante de nuestras vacas y de varias generaciones pasadas. Un conjunto de información que da como resultado los conocidos índices genéticos de los animales, registros de alta fiabilidad en cuanto a la producción, a la morfología y a los caracteres lineales y secundarios de las vacas Holstein. Unos índices que demuestran de manera eficaz y precisa las características de nuestras vacas y las debilidades a mejorar.

Cada vez que se pone en marcha el proceso de apareamiento para una vaca son varios puntos los que normalmente se tienen en cuenta:

No poseo derechos sobre esta imagen la comparto por propósitos educacionales o de referencia

la visita a la explotación, sobre todo en un primer momento para conocer la granja sobre la que vamos a trabajar y los objetivos de cada ganadero; la valoración de los animales in situ; la revisión de los índices genéticos, y el estudio del cruce mediante el programa informático adecuado.

También, por lo general, se debe tener en cuenta el pre- cio de las dosis de los toros que estamos dispuestos a pagar. No sirve de nada querer utilizar toros buenos y caros si después, cuando repite la vaca de la primera inseminación, usamos semen barato de toros en prueba o de carne. Lo más importante es preguntarse al final del año: ¿cuántas hijas tenemos de los mejores toros que utilizamos?

LAS VACAS Y SUS ÍNDICES

A la hora de la selección de los sementales, la morfología de la vaca y sus propios índices nos pueden transmitir iformaciones encontradas.

Para demostrarlo, vamos a ver dos ejemplos prácticos. No es de extrañar que tengamos delante una vaca muy correcta, con un sistema mamario de 86 puntos, unas patas y pies de 85 y una estructura y capacidad de 87, que no presenta ningún defecto en segundo parto estando en su pico de lactación con 90 días en leche y con una producción de 46 kg, con un 4,27 % de grasa, un 3,30 % de proteína y 10 de recuento celular. Estos datos de producción son recogidos en un momento puntual de su lactación. Lo realmente correcto sería valorar la producción global de, por lo menos, una lactación, lo cual solo nos permitiría aparear de esta manera animales en su segundo o siguientes partos. Igualmente sucede, y de manera más evidente aún, con el recuento celular, ya que cualquier vaca puede tener un recuento celular alto en un control determinado y una media baja.

A simple vista, este animal sería muy fácil de aparear, buscaríamos un toro que tampoco presente defectos y que mejore cuanto más sus partes. Ahora bien, a pesar de que la cualificación morfológica es muy buena y la producción para un segundo parto es más que aceptable, cuando echamos mano de los índices genéticos comprobamos que no se corresponden de todo con las apreciaciones que pudimos deducir de este animal en un primer momento. Estamos viendo un excelente sistema mamario, una buena estructura y unas patas extraordinarias y, sin embargo, los índices reflejan que no es una de las más productoras del rebaño y que el recuento de células somáticas, por ejemplo, está un poco por debajo de la media. ¿Por qué sucede esto?

En un segundo caso, vamos más allá. Contamos en la granja con dos vacas de la misma familia, madre e hija. Morfológicamente vuelven a ser dos animales muy correctos, con patas y ubres muy buenas y con una estructura y capacidad aceptables para la producción de leche. Sabemos más de su línea genealógica porque tenemos madre e hija, pero nos seguimos quedando con la información muy justa y nuestras predicciones siguen sin corresponder con sus índices.

A mayores, en estos casos donde podemos ver madre e hija, tenemos que tener en cuenta que nos seguiremos quedando muy escasos ya que el número de partos medio en datos de control lechero de Galicia es menor de 3, lo cual nos dificulta la posibilidad de encontrarnos con muchos animales en los que podamos valorar también a sus madres.

¿Dónde está la clave de esta diferencia? En que a pesar de su excelente morfología, sus índices genéticos son resultado, además de sus propios datos, de la acumulación de todos los números registrados por todas sus generaciones pasadas.

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