LOS PROBLEMAS DE LA NUTRICIÓN, EN EL GANADO BOVINO EN LA PRÁCTICA PROFESIONAL

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LA NUTRICIÓN, EN EL GANADO BOVINO EN LA PRÁCTICA PROFESIONAL

Introducción

Las prácticas alimenticias crónicas inadecuadas repercuten en el estado general y metabolismo con desenlace fatal. En la práctica profesional se encuentran problemas clínicos de origen Alimentario que afectan al sistema digestivo en su primera parte (rumen y retículo) con inapetencia, falta de rumia, postración y deshidratación (enfermedades ruminales y metabólicos). En la actualidad están confundidos en la alimentación del ganado de cría, reproducción y producción que se le debe dar un trato muy especial al aparato digestivo para que sea productivo y reproductivo por largos años. Con la alimentación del ganado bovino de engorda, esto se complica por los cambios en la microflora y microfauna del rumen. A las vacas de alto rendimiento lechero les sucede lo mismo, su adelgazamiento y muerte segura por no poder revertir su estado de salud debido a los cambios en el rumen. El Médico Veterinario actual deberá involucrarse en la alimentación de los bovinos y asignarles su nutrición de acuerdo a su fin zootécnico, reproductivo y productivo. Conocer las enfermedades del aparato digestivo y las enfermedades metabólicas que se provocan por una alimentación inadecuada, diagnosticarlas y darles el tratamiento terapéutico.

MVZ DMV, MVCB. Prof. Dr. Fernando Hidalgo Y Terán Serralde

Fisiología de los Preestomagos

Los Rumiantes tienen 4 preestomagos (200 a 250 L). La saliva de los bovinos no contiene fermentos (regula el pH ruminal mediante el tenor de carbonato y fosfato de la saliva) y los preestomagos carecen de glándulas, la desintegración del contenido de éstos se realiza sobre todo por vía fermentativa bacteriana. En este proceso desempeña el papel más importante, la descomposición de los hidratos de carbono (celulosa, almidón, azúcares) hasta ácidos grasos (acético, butírico, propiónico y láctico) que constituye la fermentación de la panza. Junto a esto se descomponen pequeñas cantidades de proteínas y se sintetizan aminoácidos, prótidos y vitaminas (complejo B, vitamina K), fenómenos en los cuales intervienen también los infusorios. Por último se producen en los preestomagos, junto con la disgregación de las grasas por las lipasas microbianas, la hidrogenación de ácidos grasos insaturados y la síntesis de grasas y lipoides en los microorganismos de la flora microbiana, partiendo de otras materias primas. Los productos de la digestión en los preestomagos se absorben, en parte, en ellos mismos (por ejemplo, ácidos grasos volátiles) y en otra parte, sólo en el cuajar y en el intestino (proteínas, grasas).

Apetito

El apetito que se dirige sólo a determinados alimentos, así como el apetito anormal (pica) por productos extraños se deben a trastornos metabólicos o enfermedades carenciales, sin que haya especificidad para uno de ellos. Así, el lamer y roer las partes inmediatas, beber aguas sucias, ingerir excrementos, tierra, madera, pelo y otros, es indicación de insuficiente aporte de sales minerales (cloruro sódico, fósforo), o de oligoelementos (cobre, cobalto) y son hechos que se observan también en la acetonemia. El olor de la cavidad bucal suele ser en los bovinos moderadamente dulzaino; necrosis de los preestomagos (contenido alterado), en la acetonemia la cavidad bucal tiene un aromático olor a acetona. La recuperación del apetito es un Síntoma de Pronóstico Favorable.

Rumia

Toda la vida de los rumiantes gira en torno del rumen y de la rumia. La rumia es imprescindible para la digestión de las grandes cantidades de alimentos ricos en fibra. Este fenómeno posee una particular sensibilidad indicativa de la salud del animal. Todo trastorno permanente de la rumia ha de considerarse como síntoma grave y su reaparición es señal de buen pronóstico. Esta inicia a la hora u hora y media después de la comida, Antes de la resección se produce una inspiración profunda, que se interrumpe de pronto por un débil golpe de los ijares, entonces el bolo sube por el esófago e inmediatamente después se inicia la masticación. Después de la deglución del bolo rumiado se intercala una corta pausa “de espera”, tras el cual se repite el fenómeno, dependiendo el tipo de alimento hay entre 4 a 24 periodos de 10 min. a una hora, el animal rumia de 40 a 60 kg de contenido e invierte de 3 a 7 horas, da de 40 a 70 golpes en el plazo de 45 a 60 segundos (y es de aproximadamente de 80 a 120 g de peso).

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