NITRÓGENO EN VACUNO LECHERO
Conceptos y estrategias nutricionales para aumentar eficiencia de uso de nitrógeno en vacuno lechero
DVM, MSc, PhD, MBA. Alfredo J. Escribano
1. IMPLICACIONES DE UNA EFICIENCIA DEL NITRÓGENO SUBÓPTIMA
La gestión es de trascendental importancia debido a su impacto en diversos aspectos: rentabilidad, salud animal, calidad de producto y medioambiente.
2. ¿CUÁL ES EL NIVEL DE EFICIENCIA DEL USO DEL NITRÓGENO EN VACAS DE LECHE?
La vaca no está diseñada para ser eficiente en el uso del nitrógeno, sino más bien de la fibra. La máxima eficiencia teórica produciendo 40 kg es del 43% (Dijkstra, et al., 2013). Sin embargo, la eficiencia de utilización del nitrógeno (EUN) promedio, calculada como la proporción del nitrógeno excretado en leche o carne sobre el nitrógeno total consumido, es de un 25%. De acuerdo con Jensen y Schjoerring (2011), en ganado vacuno lechero, las vacas en lactación presentan un 23,3%, mientras que, en novillas de reposición, los valores se reducen a 6,4% (en animales de más de un año) y 14,0% (animales de menos de un año).
Lógicamente, estos valores difieren según el tipo de ración. Sin embargo, los márgenes de mejora, hasta la fecha, han sido discretos a pesar de todas investigaciones existentes y las modificaciones llevadas en cabo a nivel de formulación de raciones. En este sentido, Calsamiglia y col. (2010) calcularon y compararon las EUN de dietas típicamente centroeuropeas (basadas en hierba y silos de hierba) y estadounidenses (donde el silo de maíz predomina). En ambos casos, el consumo de materia seca, la producción lechera y el mayor contenido en carbohidratos no fibrosos estaban directamente relacionados con la eficiencia. Los valores tanto de las vacas menos eficientes como las que mostraron eficiencias más elevadas, fueron muy similares (21% en las dietas europeas vs. 22% en las dietas estadounidenses, y 32% vs. 32,8%). Estos valores están en línea con los valores medios previamente reportados por Huhtanen y Hristov (2009) en su meta- análisis: 27,7% en norte de Europa y 24,7% en Norteamérica.
3. RELACIÓN CP y N
Desde hace ya varios años se ha venido trabajando en la reducción de los niveles de proteína bruta (PB) y en la formación en base a aminoácidos. Es bien conocida ya la relación inversamente entre nivel de PB y eficiencia del uso del nitrógeno, así como los rendimientos decrecientes entre PB y producción lechera (figura 1).
En este sentido, caben destacar diversos estudios, como el meta-análisis de Huhtanen y Hristov (2009), quienes demostraron que, de hecho, el nivel de PB es el parámetro que más influye sobre la EUN calculada como nitrógeno en leche/nitrógeno ingerido.
Figura 1. Relación entre la PB y la producción de leche (kg/d). Fuente: Ipharraguerre & Clark (2005).
Sin embargo, estos autores observaron que a diferencia de lo predicho por el NRC (2001), la degradabilidad ruminal de la PB no parecía ser un parámetro capaz de predecir la EUN y la PPL (producción de proteína láctea).
Junto con la reducción de la inclusión de los niveles de N (o PB, como comúnmente suele mencionarse), una estrategia lógica es aumentar la producción láctea, ya que, al producirse más leche, también se producirá, presumiblemente, mayor eyección de proteína láctea, y por tanto, se mejora el ratio N en leche / N ingerido, pero el efecto es considerablemente menor que reduciendo el nivel de PB (Huhtanen & Hristov (2009). Con el objetivo de ejemplificar numéricamente este concepto, puede consultarse, entre otros trabajos, el de Olmos Colmenero y Broderick (2006), quienes observaron cómo la EUN disminuyó linealmente del 36,5 al 25,4% al aumentar el contenido proteico de dietas de vacas lecheras de 13,5 a 19,4%.
4. EL SINCRONISMO NITROGENO – ENERGÍA
La utilización de NPN debe ir acompañada de fuente de energía rápidamente disponible, de lo contrario -> exceso de NH3-N que no puede ser utilizado por microorganismos y debe ser transformado en urea en el hígado (gasto energético, toxicidad, etc.). Para evitar intoxicación por NH3-N debido a superación de capacidad de transformación del hígado
en urea: no superar 1% de urea en MS o del 25% total del N de la misma (FEDNA, 2010). Las recomendaciones y los parámetros de los sistemas de alimentación conllevan sesgos que el presente trabajo no pretende cubrir, como, por ejemplo, el que los sistemas de alimentación proponen un único valor para síntesis de proteína microbiana (MCP) en función de la energía disponible, sin embargo, la eficiencia de síntesis de MCP es muy variable. Asimismo, el sesgo introducido por la variabilidad de los forrajes es una constante.
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