NUEVAS ESTRATEGIAS PARA MEJORAR EL SECADO
DE LA VACA DE LECHE
El periodo seco es crítico para la regeneración celular de la glándula mamaria y asegurar una buena productividad. Además, es decisivo porque existe un gran riesgo de contraer mastitis.
Elena García-Fruitós, Àlex Bach y Anna Arís Producción de Rumiantes Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) Imagen cedida por los autores
El periodo seco comprende aproximadamente dos meses en el ciclo de la vaca lechera, que corresponden a una etapa de descanso en la producción de leche justo antes del parto. Es un periodo crítico para la regeneración
celular de la glándula mamaria y, por lo tanto, para asegurar una buena productividad en la siguiente lactación.
No obstante, es también un periodo decisivo porque existe un gran riesgo de contraer infecciones intramamarias (mastitis) que pueden comprometer la producción de leche en el posparto y requieren la administración de antibióticos, con el riesgo asociado de incrementar el problema actual de resistencias a antibióticos y de rechazo social. Todo ello, junto a la preocupación por el bienestar del animal al inicio del secado, periodo durante el cual se acumula gran cantidad de leche debido al cese del ordeño, alienta a los investigadores a encontrar estrategias alternativas de control y optimización del secado de la vaca de leche.
Riesgos del secado
Fisiológicamente, el estancamiento de la leche que se produce al eliminar el ordeño del animal va asociado a una serie de señales moleculares que inducen factores proteicos y hormonales que inician la involución activa de la glándula mamaria en el secado. La involución conlleva procesos de muerte celular y fagocitación o engullimiento de restos de secreción de leche que remodelan el tejido de la glándula mamaria. La degradación de la matriz extracelular (tejido que sustenta el parénquima secretor) es la señal clave que desencadena todo el proceso de involución y muerte celular mediante procesos de apoptosis [18]. Las metaloproteinasas de matriz (MMP) son enzimas primordiales en este proceso [19]. Además, a las MMP también se les asignan funciones de liberación de factores de crecimiento y citocinas que modulan a su vez el crecimiento de nuevas células secretoras, la regeneración del tejido de la glándula mamaria y la activación del sistema inmunitario [19]. En este proceso de remodelación de la glándula mamaria se rompen las uniones celulares llamadas tight junctions y hay un mayor intercambio y mezcla de algunos componentes entre la sangre y la leche. Por ello, componentes del flujo sanguíneo como IgG, albúmina y sodio, que pasan de la sangre a la leche, son utilizados como indicadores de involución de la glándula mamaria. Otros componentes, como el potasio, en cambio, pasan de la leche a la sangre. Por otro lado, el estancamiento de la leche y la propia involución también refuerza la estimulación de la contracción del tejido secretor para que cese la síntesis de proteínas de la leche como son la caseína y la lactoalbúmina.
La estimulación del sistema inmunitario es básica para engullir y fagocitar los restos de leche y células muertas que quedan en la glándula, permitiendo la regeneración del tejido y su preparación para la siguiente lactación. Pero a la vez, el sistema inmunitario también tiene que combatir aquellos patógenos intramamarios que accedan a la glándula mamaria durante el secado. Cuando se produce la estasis de la leche, las posibles pérdidas o goteo (figura) aumentan el riesgo de entrada de patógenos por el canal del pezón, ya que este está abierto y lleno de un medio altamente nutritivo para las bacterias [20]. Animales con producciones de leche elevadas tienen un tiempo de oclusión del canal del pezón y de formación del tapón de queratina (característico de este periodo) mayor, y por tanto presentan más riesgo de contraer infecciones intramamarias. También es importante tener en cuenta que las infecciones intramamarias contraídas durante el periodo de secado se han asociado a un incremento de infecciones en la siguiente lactación, ocasionando importantes pérdidas de producción de leche [14], así como una disminución de la calidad de la misma. De todas las mastitis causadas por enterobacterias, se estima que un 52,6 % tiene lugar en glándulas mamarias que durante el periodo seco estaban infectadas.
Es muy difícil que estas dos funciones que esperamos del sistema inmunitario se lleven a cabo de forma natural en los primeros días de secado debido a varias razones. En primer lugar, en contraste con otras especies de mamíferos, la involución mamaria bovina es más lenta, hasta el punto de que puede ser parcialmente reversible después de 11 días de acumulación de leche [21]. Esto es debido a que las vacas cuando se secan se encuentran en gestación y la estimulación mamogénica y lactogénica de la preñez se opone a la estimulación del sistema inmunitario y a procesos de muerte celular y cese de la producción láctea. En este contexto, la prolactina es una hormona que desempeña un papel importante durante la preñez, ya que está involucrada en la estimulación de la secreción de leche y crecimiento celular, oponiéndose a su vez al proceso de involución mamaria.
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