NUTRICIÓN Y ALIMENTACIÓN DE LA VACA EN TRANSICIÓN

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LA VACA EN TRANSICIÓN

La multitud de trastornos que enfrentan las vacas lecheras durante su transición desde el preparto a la lactancia es una preocupación constante que enfrentan los productores de leche, nutricionistas y veterinarios. La incidencia total de enfermedades que experimentan los rebaños lecheros durante el postparto temprano explica el incremento en la tasa de eliminación de animales que ocurren los primeros meses de lactancia, especialmente durante los primeros 30 días. Las principales enfermedades relacionadas a esta problemática son la mastitis, metritis, fiebre de la leche, desplazamiento del abomaso, cetosis/hígado graso, y cojeras entre otros problemas.

Dr. Pedro Meléndez, MV, MS, PhD Profesor Asociado, Universidad de Missouri, EEUU.

Durante la transición aumentan significativamente los requerimientos de energía, glucosa, aminoácidos y otros nutrientes. Al mismo tiempo, el consumo de alimento se deprime a partir de las últimas 3 semanas de gestación, lo que hace inevitable el balance energético negativo o pérdida de peso junto con una reducción de la función inmune y un estrés fisiológico que explica el estado metabólico-inflamatorio (infeccioso y no infeccioso) que experimentan las vacas lecheras durante el período de transición.

Los eventos fisiológicos críticos que deben ser tomados en consideración durante el período de transición incluyen:

1. Adaptación del rumen a dietas con un mayor nivel en energía (concentrados) que serán ofrecidas durante el postparto temprano para evitar la acidosis ruminal.

2. Disminución en la severidad de la hipocalcemia y mantención de las concentraciones fisiológicas de Ca plasmático.

3. Adecuado funcionamiento del sistema inmune durante el período de periparto y la mantención de un balance energético levemente positivo hasta el momento del parto.

2.1 Consumo de materia seca (Cms) y balance energético

Las vacas secas típicamente disminuyen el CMS en un 30% entre 5 a 7 días antes del parto. Rápidamente el CMS incrementa durante las primeras 3 semanas después del parto.

Durante el período de transición el consumo de alimento disminuye hasta que los requerimientos de energía por concepto del crecimiento fetal incrementan. Consecuentemente, para mantener el balance energético, la densidad energética de la dieta se debe incrementar en las últimas semanas de gestación. Su incremento estimula el crecimiento de las papilas ruminales, aumenta la absorción de ácidos grasos volátiles (AGV), adapta la microflora ruminal a dietas con mayor contenido de almidón, incrementa los niveles de insulina y disminuye la movilización de ácidos grasos desde el tejido adiposo. Es por esto que los concentrados energéticos deben ser introducidos en la dieta al menos 3 semanas antes del parto. Para vaquillas se recomienda 5 semanas antes. La cantidad total de energía neta de lactancia por vaca al día debe ser entre 15 a 17 Mcal, por consiguiente con un consumo de entre 12 a 14 kg/d de materia seca, se requiere una densidad energética de 1,25 a 1,40 Mcal de energía neta por kg de materia seca.

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