PASTOREO Y BIENESTAR ANIMAL, DOS PIEZAS CLAVE PARA LA SOSTENIBILIDAD
En la Unión Europea, la práctica del pastoreo ha sido un elemento de tradición en la producción lechera. Sin embargo, la evolución actual del sector lácteo desencadena su disminución. La amenaza más importante es la tendencia a la intensificación y la expansión de algunas pocas explotaciones, mientras que muchos ganaderos se ven en la tesitura de tener que abandonar sus granjas y buscar una nueva salida profesional, una tendencia que continúa con la supresión de la cuota láctea.
Isabel BLanco Penedo1, Aida Xercavins2 y Ana Isabel Roca Fernández3 1 Unidad de Medicina de Rumiantes y Epidemiología Veterinaria. Departamento de Ciencias Clínicas, SLU, Suecia 2 Subprograma Bienestar Animal, IRTA, Girona 3 Escuela Politécnica Superior, USC, Lugo
En los próximos 20 años hay tres factores clave que pueden posibilitar el mantenimiento o la sostenibilidad del número de explotaciones lecheras que basan su sistema de producción en la utilización de los recursos forrajeros existentes en la propia explotación (principalmente los pastos), al ser estos la fuente más barata de alimento disponible para el animal: (i) un aumento mundial de la demanda de leche y carne (por el crecimiento demográ co); ii) una preocupación por el impacto ambiental de las prácticas agrícolas (es probable que sea un factor cada vez más importante) y iii) una creciente preocupación por parte de los consumidores acerca de la calidad de los alimentos, incluida la seguridad alimentaria y el bienestar de los animales, especialmente en el mundo desarrollado.
Desde el punto de vista del bienestar animal, el pastoreo ofrece una excelente oportunidad para que los animales hagan ejercicio, para fortalecer los cascos y las patas y para manifestar un comportamiento natural de búsqueda y consumición de alimento.
La concienciación de las necesidades de los anima- les posiciona al norte de Europa en la vanguardia, pues cuenta con una legislación que reconoce el derecho de acceso al pasto para el ganado vacuno como condición previa esencial para el comportamiento natural de las vacas. En Suecia, desde el 1 de agosto de 2007 el ganado debe mantenerse obligatoriamente en estabulación libre y en verano todas las vacas tienen que poder salir durante 2-4 meses, al menos, 6 horas al día. La normativa es similar en Noruega y en Finlandia; en cambio, en Suiza el requisito es que las vacas atadas tengan plena libertad de movimiento durante, al menos, 60 días en verano y 30 días en invierno, pero en esta estación no necesitan salir al pasto ni el número de horas al día está regulado (Mille y Frejadotter Diesen, 2009).
El manejo en pastoreo presenta cada vez más oportunidades, debido, por una parte, a su bajo coste y, por otra, a que puede entenderse como una estrategia comercial y conseguir precios más elevados que los convencionales, una oportunidad que debe ser tenida en cuenta especialmente en épocas en las que los ganaderos tienen que lidiar con los bajos precios de la leche y los altos costes de producción. Recientemente en Estados Unidos se ha desarrollado un proceso de certificación y estandarización oficial para productores de leche en base al pasto. Estas etiquetas tienen mucho potencial para el mercado de la leche y sus derivados, pero es muy importante que sean normalizadas y transparentes para no crear confusión entre los consumidores.
Los sistemas agrarios que se adaptan mejor al pastoreo son más pequeños, tienen más tierra disponible cerca del establo y suelen ser más bajos en insumos. Para obtener buenos resultados económicos es crucial que los ganaderos opten por una estrategia clara con respecto al pastoreo. Hay diferentes vías con las que mantener o ampliar la actividad del pastoreo: 1) expandir o introducir el sistema de pastoreo intensivo con bajos costes de producción y una menor producción de leche por vaca; 2) maximizar el contenido fresco de ingesta de hierba en sistemas de pastoreo restringido (3-4 horas al día, especialmente en el norte de Europa) y 3) permitir el acceso de las vacas al pasto en sistemas confinados para que puedan manifestar su comportamiento natural y mantener las vacas visibles en el paisaje (Reijs et al., 2013).
¿QUÉ SUCEDE EN LAS GANADERÍAS SIN ACCESO AL PASTO?
En el extremo opuesto se encuentran los animales que no salen nunca al pasto (zero grazing) o ganaderías con estabulación fija que se utilizan ampliamente en todo el mundo, a pesar de las preocupaciones de bienestar relacionadas con la restricción del movimiento voluntario y la limitación de la expresión del comportamiento natural de las vacas.
En las vacas que se mantienen confinadas durante todo el año aumenta el riesgo de cojeras y mastitis. Las cojeras están ampliamente reconocidas como un problema de lo más grave (y costoso) que afecta al vacuno de leche, reduce la ingesta de materia seca, reduce la producción, perjudica la fertilidad del rebaño y genera descartes tempranos.
Hay muchos estudios de investigación comparativa (estabulación fija vs. libre) centrados especialmente en parámetros de bienestar e indicadores de comportamiento. La calidad del bienestar de las vacas lecheras es significativamente superior en granjas donde se permite el ejercicio (potreros, pastizales o ambos) que en aquellas que no lo hacen. Cuando es posible tener periodos de ejercicio, algunos de los efectos adversos en salud se reducen. También se ha descrito que cuanto más tiempo están las vacas atadas en los establos, más activas están en las cornadizas, lo que sugiere un efecto de rebote (aumento compensatorio) en la locomoción y tal vez también en el comportamiento exploratorio.
Por otro lado, en estabulación libre (pero sin acceso a pasto), no hay estudios conclusivos sobre una mayor respuesta aguda o crónica de estrés fisiológico en los animales. A la luz de la investigación, en esta situación el bienestar no es necesariamente pobre y su calidad depende del diseño de las instalaciones y de las prácticas de manejo. Especialmente ha de evitarse el hacinamiento en el establo, donde las limitaciones de espacio hacen que sea imposible que los animales vayan a comer todos al mismo tiempo. En estos casos puede conducir a la aparición de comportamiento agresivo compitiendo con otros animales del reba- ño para llegar a los alimentos. Para reducir la competencia alimentaria en el establo es necesario ofrecer más espacio por animal en el área de alimentación y gestionar bien las barreras de alimentación. Un buen manejo implicaría ver que se acuestan y descansan más, ya que pierden menos tiempo para encontrar comida (Shahhosseini, 2013).
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