¿PODRÍAMOS ERRADICAR LA MASTITIS?

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¿PODRÍAMOS ERRADICAR LA MASTITIS?

Los programas de control de la mastitis más eficaces se basan en la prevención más que en el tratamiento: céntrese en bloquear la infección inicial y proteja la salud de su rebaño durante todas las lactancias.

Mike Allerding

Imagine un mundo sin mastitis. Es fácil si lo intenta. Sin costosos tratamientos ni mayor riesgo de mortalidad, sin reducción de la producción de leche, sin pérdidas económicas de 2.000 millones de dólares en la industria.

Por desgracia, este no es el mundo en el que vivimos. La mastitis es una de las enfermedades más importantes del sector lácteo. Detectada en aproximadamente una cuarta parte de las vacas de Estados Unidos, todos los productores de leche se han visto afectados por esta enfermedad. La mastitis tiene un efecto perjudicial tanto en la salud de los animales como en la rentabilidad de las explotaciones.

Durante décadas, los ganaderos e investigadores han desarrollado tratamientos y programas de control, pero aún así la mastitis persiste. Alrededor de la mitad de todas las infecciones de mastitis pueden atribuirse a casos de mastitis clínica recurrente. En pocas palabras, una vez que una vaca contrae la mastitis, tiene muchas más probabilidades de encontrarse con la enfermedad una segunda vez. Muchas de estas infecciones recurrentes no son realmente nuevas, sino que son una infección inicial que nunca se resolvió del todo. Estos casos crónicos no suelen responder al tratamiento con antibióticos, y la bacteria permanece persistente en la glándula mamaria, afectando negativamente a la vaca una y otra vez.

Además de los casos recurrentes, los ganaderos están viendo que los animales de primera lactancia entran en el rebaño de ordeño con mastitis. Los estudios han demostrado que los patógenos de la mastitis están presentes entre el 29% y el 74% de las vaquillas antes del parto, mientras que la prevalencia de la infección en el momento del parto se sitúa entre el 12% y el 57%. Basándonos en lo que sabemos sobre los casos crónicos, esto no augura nada bueno para la vaquilla en sus futuras lactancias. Pero antes de considerar los efectos duraderos, debemos preguntarnos cómo las vaquillas contraen esta costosa enfermedad en primer lugar.

La respuesta a cómo las vaquillas no lactantes desarrollan la mastitis no se conoce exactamente. Pero los estudios han dado lugar a varias hipótesis y han demostrado que los canales de los pezones de las terneras pueden ser colonizados por bacterias a una edad muy temprana. Una de las formas en que se cree que esto ocurre es a través de

la alimentación con leche no pasteurizada. Lo más probable es que los organismos de la mastitis contagiosa se propaguen cuando los terneros se lamen las patas o las ubres tras consumir leche contaminada, y entonces las bacterias colonizan el pezón, lo que acaba provocando infecciones.

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