RETORNO DE LA INVERSIÓN, HIGIENIZACIÓN DEL AGUA EN EL SECTOR VACUNO LECHERO:

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RETORNO DE LA INVERSIÓN, HIGIENIZACIÓN DEL AGUA EN EL SECTOR VACUNO LECHERO:

Dado que la gestión del agua se integra dentro del concepto global de bioseguridad, en este artículo se pretende abordar este tema en profundidad, arrojando las claves principales que se deben tener en cuenta para implantar un programa inteligente de higienización del agua en el sector vacuno lechero.

María Somolinos Lobera Product Manager, OX-CTA (Grupo OX)

A estas alturas ya nadie debería dudar de que la bioseguridad no es un gasto, sino una inversión que resulta tremendamente rentable a corto, medio y largo plazo. El uso de antibióticos cada vez está más restringido, el escaso margen de beneficio obliga a los productores a ser muy eficientes y los consumidores son cada día más exigentes y demandan productos alimenticios de calidad excelente. En este contexto, el papel que juega la gestión de la bioseguridad es fundamental. Pero no todo vale, no hay un protocolo general que sea útil para todas las explotaciones ganaderas y que, tras aplicarlo de manera sencilla y rápida, nos permita evidenciar resultados inmediatamente. La gestión de la bioseguridad debe ser objeto de reflexión para que cada explotación ganadera pueda implantar los protocolos adecuados específicamente a sus necesidades y requerimientos, porque solo trabajando la bioseguridad de manera inteligente lograremos realmente obtener un máximo retorno de la inversión.

«SOLO TRABAJANDO LA BIOSEGURIDAD DE MANERA INTELIGENTE LOGRAREMOS REALMENTE OBTENER UN MÁXIMO RETORNO DE LA INVERSIÓN»

IMPORTANCIA DE LA BIOSEGURIDAD

Se entiende que la bioseguridad es el conjunto de barreras físicas y químicas, así como las pautas de manejo que deben ser implantadas en una explotación ganadera para impedir la entrada, difusión y salida de agentes patógenos y alternantes que pongan en peligro la salud de los animales o la calidad de los productos alimenticios. Por tanto, es una combinación de protocolos de trabajo, pautas de manejo, rutinas, actitudes, comunicación, sentido común, etc., que nos van a permitir trabajar en el ámbito de la prevención.

Prevenir siempre es más económico que “curar”. La prevención nos permite anticiparnos a las situaciones y abordarlas de manera inteligente. Por tanto, con una mínima inversión de recursos gestionados correctamente, la prevención permitirá evitar pérdida de recursos mayores.

Plantear de forma inteligente la gestión de la bioseguridad de las explotaciones de ganado vacuno lechero es importante para conseguir tres objetivos clave:

1. Controlar los agentes infecto-contagiosos que afectan a la salud de los animales.

2. Controlar los patógenos de riesgo para la salud pública (E. coli, Listeria, Salmonella, Campylobacter…).

3. Controlar los microorganismos que afectan a los parámetros productivos.

Este último aspecto resulta fundamental para garantizar un retorno de la inversión (ROI) óptimo, lo que conducirá a una máxima rentabilidad de la explotación ganadera. Un claro ejemplo de este ámbito sería el control de Prototheca, un alga unicelular que puede cursar de manera asintomática en ciertos animales productores de leche, pero que ocasiona graves pérdidas económicas en la explotación. Además, el uso de antibióticos no logra su inactivación de manera eficiente. Por tanto, la gestión de la bioseguridad es el principal elemento de control existente de cara a prevenir su entrada y difusión para evitar así los problemas que este microorganismo causa a nivel productivo.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, se puede deducir que la bioseguridad es importante porque permite optimizar los costes de producción y, además, contribuye a garantizar el bienestar animal y la seguridad alimentaria. Pero para que la bioseguridad contribuya de forma satisfactoria en la rentabilidad de la explotación, es fundamental gestionarla de forma inteligente.

La bioseguridad inteligente consiste en adaptar este conjunto de buenas prácticas y pautas de trabajo a las necesidades y los requerimientos específicos de cada instalación. Así se obtendrán unos resultados óptimos, invirtiendo en materia de bioseguridad solo los recursos realmente necesarios. Por esta razón, la utilización de protocolos de trabajo generales no permite la gestión de la bioseguridad de manera eficiente. Lo ideal es adaptar los protocolos de trabajo a la situación particular de cada una de las explotaciones.

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