RUTINA DE ORDEÑO EN PEQUEÑOS RUMIANTES

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RUTINA DE ORDEÑO EN PEQUEÑOS RUMIANTES

Los tres factores más importantes involucrados en el ordeño son el operario, el animal y su aptitud al ordeño mecánico, y la instalación de ordeño. A continuación se describe la implicación de estos tres elementos en el caso del ordeño de los pequeños rumiantes.

Carlos Gonzalo Abascal Dpto. Producción animal Facultad de Veterinaria de la Universidad de León Imágenes cedidas por el autor

La rutina de ordeño depende de los tres factores primordialmente implicados en el mismo, que son el operario (diferencias en cuanto a la organización del trabajo de ordeño), el animal y su aptitud al ordeño mecánico (por ejemplo, la oveja es una especie de peor aptitud al ordeño que la cabra, y ambas son diferentes de la vaca), y la instalación de ordeño (sistemas de ordeño discontinuos y continuos, es decir, con y sin tiempos muertos de ordeño derivados de la entrada y salida de animales).

Organización del trabajo de ordeño

Figura 1. Sala de ordeno automatizada con sistema de gestion informatica del rebano.

Para entender la organización actual del ordeño en los pequeños rumiantes, es necesario realizar una breve semblanza histórica y remontarnos a 1961, donde Bosc (1966) puso a punto el sistema en espina de pescado o sistema Casse (nombre de la finca donde se instaló por primera vez) en rebaños de raza Lacaune de la Société de Caves de Roquefort. Se trataba de la primera sala de ordeño que permitía realmente una organización racional del trabajo y una mejora en las condiciones de trabajo de los operarios. Sus características básicas, que se siguen manteniendo hoy en día, son la contención colectiva de los animales, la separación entre operarios y los animales, y la definición exacta de la naturaleza y duración de las tareas elementales del ordeño (algo que con frecuencia se olvida actualmente).

Los numerosos cronometrajes realizados por Bosc permitieron constatar que después de los 60 segundos de la puesta de pezoneras el caudal de leche era ya muy pequeño, y se hacía nulo a los 75 segundos. La realización en este momento de un masaje intermedio de la ubre determinaba una emisión de leche adicional del orden del 10 % de la totalidad de la leche ordeñada. Un segundo apurado sobre la ubre realizado en el momento de retirar las pezoneras producía igualmente una emisión de leche adicional, aunque ligeramente inferior a la primera. El repaso manual era la última operación después de la retirada de pezoneras y permitía extraer la fracción final de leche, que es la más rica en grasa. Así pues, la primera rutina de ordeño implantada en una instalación con 2 bandas de ordeño de 24 plazas/banda, línea alta y 12 unidades de ordeño (es decir, 2×24×12) contemplaba cuatro operaciones, con sus correspondientes tiempos teóricos por unidad de ordeño:

  • Puesta de pezoneras (3,75 s).
  • Masaje intermedio sin retirar pezoneras (6,25 s).
  • Apurado y retirada de pezoneras (5-10 s, según incluya la retirada de pezoneras sin más o la retirada y cambio de pezoneras a otra oveja).
  • Repaso manual (22,5 s por oveja).

El emblemático número 12 de las instalaciones en espina de pescado es el cociente que resulta de dividir esos 75 segundos de emisión entre la duración del masaje intermedio (6,25 s) (o bien entre un tiempo promedio de la operación de apurado-cambio de pezoneras); es decir, 12 sería el número de unidades de ordeño que un operario puede atender (masaje intermedio o bien apurado-cambio de pezoneras) durante 75 segundos con el fin de dar tiempo a finalizar la emisión de leche y evitar una intervención prematura sobre las ovejas en ordeño. Esta rutina permitía obtener tres fracciones de leche: la leche- máquina, la leche de apurado-máquina y la leche de repaso manual, las cuales tienen un gran interés porque condicionan la rutina de ordeño y el rendimiento laboral de los operarios. Los rendimientos laborales obtenidos en esta instalación y con la rutina de ordeño antedicha eran de 80 oveja/hombre/hora en la raza Lacaune.

A partir de este momento, la selección estuvo dirigida a minimizar las necesidades de repaso manual y también de apurado-máquina en las diferentes razas mediterráneas de ordeño. El objetivo era, y sigue siendo, poder obtener la mayor parte de la leche como leche-máquina, intentando que sea la propia pulsación de las pezoneras la que, actuando sobre los pezones, desencadene el reflejo de eyección, minimizando, así, los volúmenes del apurado final de ordeño y, en consecuencia, las necesidades de mano de obra.

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