UN COMIENZO RÁPIDO PARA UNA MAYOR RENTABILIDAD DE POR VIDA
Maximizar la rentabilidad de por vida por cada vaca, una buena medida de la rentabilidad general de la explotación lechera, requiere diligencia en todas las etapas, comenzando con el nacimiento. Lo que sucede en las primeras 9 semanas de vida puede fijar el éxito de las terneras a largo plazo.
PorBryan Miller – Apoyo técnico de la división rumiantes, Norteamérica
La reposición de vacas es parte de toda explotación lechera moderna. El reemplazo de los hatos ofrece la oportunidad de mejorar la genética e incrementar la producción.
Es importante criar terneros que aseguren la oportunidad de volverse una parte contribuyente del hato y que lo hagan de una manera que maximice el número de días que una vaca permanece en producción (lactancia) frente al crecimiento hasta la primera parición y los períodos secos.
Múltiples estudios han demostrado que la reducción de la edad de primera parición de 24 a 25 meses hasta 22.5 a 23.5 mejora la rentabilidad de por vida. Datos interpretados a partir de Changhee Do et al. muestran cómo la rentabilidad de por vida presenta un pico en torno a una edad de primera parición de 23 meses (Figura 1). A partir de allí, conforme aumenta la edad de primera parición, el retorno neto por vaca disminuye.
La maximización del potencial de las vacas comienza en etapas tempranas
A fin de mejorar la rentabilidad con una menor edad de primera parición, las terneras deben alcanzar esa edad en un estado que permita una buena producción de leche y, al igual que en las vacas lactantes posteriores, no deben presentar un peso excesivamente alto o bajo.
Al momento del primer servicio, la edad es menos importante que el peso corporal y la altura. En holsteins se recomienda un peso de unos 350 kg y una altura de aproximadamente 120 cm. Es importante que el crecimiento sea en tamaño de caja y músculo magro y no en tejido adiposo.
Las razas de ganado lechero obviamente desarrollan menos músculo que las razas de carne o las de doble propósito. En parte las hemos seleccionado para maximizar la leche en lugar del músculo, mantener más músculo del necesario representaría una pérdida de eficiencia. No obstante, es igualmente importante que criemos nuestras terneras para que desarrollen un músculo adecuado.
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