VACAS CON AIRE U ORINA EN LA VAGINA

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VACAS CON AIRE U ORINA EN LA VAGINA

Si preguntáramos por problemas médicos que afecten a la vagina de las vacas, la inmensa mayoría de las contestaciones harían referencia al prolapso de vagina.

Juan Vicente González Martín. DVM, PhD, Dipl. ECBHM.

Sin embargo, siendo ésta una patología vaginal bien conocida e importante, ya que si en las fases avanzadas no se resuelve rápidamente la vaca morirá, no es ni de lejos la más frecuente. Las vacas sufren un buen número de problemas vaginales, traumáticos, infecciosos, tumorales, congénitos, etc., igual que cualquier otra especie de mamífero, incluida la especie humana, y debido a que la selección genética la ha llevado a parir crías muy grandes, al igual que sucede con nosotros, los problemas de origen traumático son muy frecuentes. El prolapso de vagina es uno de esos problemas, pero mucho más frecuentes son los desgarros y sus consecuencias, la entrada de aire en la vagina, la neumovagina, y la de orina, la urovagina.

Los desgarros vaginales se clasifican por su extensión en tres grados:

– primer grado, en el que la laceración solo afecta a la mucosa o la piel;

– segundo grado cuando se afectan los tejidos más profundos como la musculatura de la vulva y del vestíbulo vaginal, rompiéndose el techo del vestíbulo vaginal y el periné; y

– tercer grado cuando el desgarro se extiende hasta el ano e incluso la parte terminal del recto.

La frecuencia de aparición de estos problemas está relacionada inversamente con el grado de severidad. Los desgarros de segundo y tercer grado se suelen detectar, por parte del ganadero, en el momento de la inseminación, mientras que los veterinarios diagnostican desgarros vaginales, neumovagina y urovagina en las visitas de revisión reproductiva, en el posparto, después del período de espera voluntario o en el momento del diagnóstico de preñez.

La mayoría de las veces lo que se hace es un examen rectal, bien manual bien con el ecógrafo. Pero el examen clínico completo, generalizado o solo de los casos sospechosos, incluido el examen vaginal con espéculo, no es frecuente, especialmente en las grandes explotaciones. Por ello la mayoría de las veces solo se diagnostican los casos más graves de desgarros, neumovagina o urovagina. Además, son muy pocas, por no decir casi ninguna, las granjas que registran los problemas vaginales en sus programas de reproducción. De hecho, en la mayoría de las granjas, las causas esporádicas de infertilidad generalmente no son investigadas, por lo que una vaca repetidora es finalmente sacrificada sin diagnosticar el problema. Tan solo cuando se analizan los datos globales reproductivos, si estos no son buenos, se trata de buscar la causa y/o la solución, normalmente modificando los protocolos de manejo reproductivo o los sanitarios. Así mismo, el hecho de que los problemas que estamos tratando tengan un tratamiento quirúrgico también complica su solución puesto que estas patologías vaginales no son urgencias y, por tanto, se pospone su posible intervención. También hay vacas que pese a sufrir desgarros, neumovagina o urovagina, quedan preñadas, eso sí, después de muchas inseminaciones. Y por si todo esto no fuera suficiente, muy frecuentemente los veterinarios especializados en reproducción no suelen realizar cirugías…

Pero… ¿Cómo son de importantes la neumovagina y la urovagina?

¿Cuál es su prevalencia?

Los datos que nos encontramos en los trabajos publicados son variables. Esa variación es debida a dos factores principales, las granjas y los veterinarios que los registran. Las diferencias entre granjas dependen de los factores de riesgo presentes en cada explotación y las diferencias de los métodos empleados entre veterinarios para el diagnóstico.

Las prevalencias citadas, en lo que a desgarros vaginales se refiere, oscilan entre el 2,3 y el 3,9%; en neumovagina entre el 0,8 y el 19,2%; y en urovagina entre el 2,3 y el 15,4%. Evidentemente, las prevalencias para cada uno de los problemas citados no se suman ya que es muy común que una misma vaca tenga dos o las tres patologías al mismo tiempo. En nuestra experiencia cotidiana es común encontrarnos con medias del 2 al 3 por ciento de vacas afectadas.

¿Qué problemas causan estas patologías? Evidentemente afectan a la reproducción, especialmente la urovagina. La orina produce vaginitis por irritación y por el crecimiento de bacterias nocivas, muy especialmente Escherichia coli. Esa infección frecuentemente se extiende hacia el útero produciendo endometritis.

Además, la orina es espermicida. Por todo ello se reduce la fertilidad de las vacas afectadas y en los casos más severos causa esterilidad. Respecto a este tema el trabajo de los japoneses Gautam y Nakao, publicado en el 2009, es el más citado. Comprobaron, entre muchas otras cosas, que las vacas con urovagina clínicamente relevante (casos moderados y graves), en comparación con las vacas sin urovagina, tenían un riesgo de endometritis del 36,4% frente al 9,2%; una disminución de la tasa de inseminación del 48%; una disminución de la tasa de preñez del 65%; un número medio de inseminaciones por preñez de 5 frente a 2; una media de días abiertos de 370 frente a 136; o un riesgo de ser eliminadas por razones reproductivas 9,54 veces superior.

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