VISIÓN PRÁCTICA DEL EFECTO DEL ESTRÉS POR CALOR EN LAS VACAS DE ALTA PRODUCCIÓN

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EFECTO DEL ESTRÉS POR CALOR EN LAS VACAS DE ALTA PRODUCCIÓN

Un gran desafío para las explotaciones de leche

A continuación se describen los efectos negativos del estrés por calor sobre la producción y el bienestar de las vacas de leche, así como algunas de las estrategias para combatirlos. Además, se presentan dos casos que han implementado con éxito estas estrategias.

Déborah Temple [1], Fernando Bargo [2], Marta Blanch [2], Pol Llonch [1], Eva Mainau [1] y Xavier Manteca [1]
[1] Farm Animal Welfare Education Centre (FAWEC), Departament de Ciència Animal i dels Aliments (UAB) [2] Lucta, Lucta Feed Additives Division

El estrés por calor es uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los productores de vacuno lechero en muchas regiones del mundo, ya que reduce el consumo de alimento y la cantidad y calidad de leche producida por las vacas, además de tener efectos negativos sobre la reproducción.

Impacto económico

Se estima que hasta un 10 % de la variabilidad en la producción de leche es consecuencia de factores climáticos como la temperatura. La disminución de la producción de leche en situaciones de estrés por calor se debe a que el consumo de alimento disminuye, mientras que las necesidades de energía del animal aumentan. Además, el estrés por calor reduce la concentración de proteína y grasa de la leche, inhibe la conducta de rumia y causa inmunodepresión, aumentando la incidencia de algunas enfermedades. Finalmente, el estrés por calor reduce drásticamente los índices reproductivos, ya que al disminuir la síntesis y liberación de las hormonas LH y GnRH, inhibe la ovulación y la expresión de la conducta de estro.

En condiciones de estrés por calor, las vacas aumentan el tiempo que están de pie inmóviles, reduciendo el tiempo que dedican al descanso. Por cada unidad de índice de temperatura y humedad (ITH) por encima de 72, la producción de leche disminuye en 0,2 kg por vaca y día.

¿Qué es el estrés térmico?

La sensación de calor que experimenta un animal no depende solo de la temperatura ambiente sino también de la denominada temperatura efectiva. Esta, a su vez, resulta de la interacción de varios factores, especialmente la temperatura ambiente, la humedad relativa, la ventilación y la radiación solar. El ITH se utiliza a menudo en vacas de leche para estimar la temperatura efectiva y se obtiene, tal como su nombre indica, a partir de la temperatura ambiente y la humedad relativa. Tradicionalmente se ha considerado que cuando el ITH es superior a 72, las vacas lecheras empiezan a sufrir estrés por calor. Estudios recientes sugieren que incluso con un ITH inferior a 72 algunas vacas – especialmente las de alta producción– pueden verse afectadas negativamente. En cualquier caso, la combinación de temperaturas y humedades relativas altas resulta especialmente problemática.

Los efectos del estrés térmico dependen, además de la raza, del nivel de producción, de la cantidad y calidad del alimento, del estado de salud y de la hidratación del animal. Así, por ejemplo, una vaca de alta producción (más de 30 kg/día) genera un 48 % más de calor que una vaca seca, lo que aumenta el riesgo de estrés por calor. Las vacas al inicio de la lactación son particularmente sensibles a los efectos de las altas temperaturas. Esto es debido tanto a la elevada producción de leche como al aumento del consumo dealimento.

¿Cómo afecta a las vacas de alta producción?

Las vacas de leche ponen en marcha diferentes mecanismos fisiológicos y de comportamiento para intentar adaptarse a los ambientes calurosos.

 Las altas temperaturas se asocian a una reducción de las visitas al comedero y de la ingestión de materia seca.

Los mecanismos fisiológicos incluyen, entre otros, un aumento de la frecuencia respiratoria, del jadeo y del sudor. A nivel hormonal, el estrés térmico activa la respuesta de estrés con la consecuente liberación de glucocorticoides (GC) y otras hormonas como la hormona liberadora de corticotropina (CRH) en el sistema nervioso central. La respuesta fisiológica de estrés da como resultado una disminución tanto del consumo de materia seca como de la eficiencia de transformación del alimento en leche. Además, la respuesta de estrés compromete la función inmunitaria y, por lo tanto, aumenta la susceptibilidad a contraer enfermedades infecciosas. Sin olvidar tampoco que la respuesta de estrés tiene un efecto inhibitorio directo sobre la función reproductiva.

Estos cambios fisiológicos vienen acompañados por cambios en la conducta de descanso. En condiciones de estrés por calor, las vacas de leche aumentan el tiempo que están de pie inmóviles, reduciendo el tiempo que dedican al descanso. Mediante estos cambios, las vacas maximizan su superficie corporal en contacto con el aire y la disipación del calor por convección. Sin embargo, una alteración en la conducta de descanso tiene consecuencias graves sobre la producción y aumenta el riesgo de lesiones como las cojeras.

Por otro lado, el estrés por calor aumenta la sensación de hambre y de sed. Las altas temperaturas se asocian a una reducción de las visitas al comedero y de la ingestión de materia seca. Por lo tanto, el estrés por calor reduce el apetito que se ve reflejado en un empeoramiento de la condición corporal (CC) de las vacas. Se ha demostrado que los animales con una CC baja (2) tienen más sensación de hambre crónica que los animales con una CC elevada (3 o 4). Así pues, a pesar de la reducción del apetito, las vacas en condiciones de estrés por calor parecen tener una sensación de hambre fisiológica más elevada.

¿Cómo puede reducirse el estrés térmico?

El efecto del estrés térmico sobre la producción lechera debe minimizarse combinando estrategias que tengan un coste de inversión bajo y que sean factibles en términos demanejo y mano de obra suplementaria. Las estrategias para combatir el estrés por calor incluyen proporcionar sombra o refugios a los animales, optimizar el consumo de agua, utilizar sistemas de ventilación y de aspersión con agua, y modificar la alimentación.

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