VÍSTEME DESPACIO QUE TENGO PRISA: PROCEDIMIENTO DE SECADO

En este nuevo artículo nos centramos en dar respuestas a la importancia y a la repercusión que tiene el protocolo a la hora de aplicar el secado a las vacas sobre la salud de la ubre.

Carlos Carbonell, Laura Elvira Servicio Técnico de Rumiantes MSD Animal Health

La sabiduría popular da consejo a través de los refranes. Enmarcado dentro del refranero popular, seguimos con nuestra serie de artículos breves cuyo objetivo es reflexionar sobre el manejo integral del secado. En el artículo inicial abordamos la preparación al secado respondiendo a preguntas como ¿por qué se secan las vacas? o ¿cuál sería la duración más adecuada del periodo seco?

Este segundo capítulo, “Vísteme despacio que tengo prisa”, es el turno de la siguiente fase, el procedimiento de secado, donde trataremos de explicar la importancia y la repercusión que tiene el protocolo de aplicación del secado sobre la salud de ubre del rebaño.

La calidad de leche de las ganaderías ha mejorado mucho durante los últimos años y, como consecuencia, los rebaños cuentan con muchas vacas con ubres sanas, como se muestra en el esquema 1, donde se representa la proporción de vacas “sanas” y “enfermas” en un rebaño con un recuento de tanque de 200.000 células somáticas.

De ahí que sea crítico reducir la probablidad de entrada de bacterias ambientales en la ubre, para que estas vacas continúen “sanas” tras el parto especialmente en los dos periodos de mayor riesgo: al principio del secado y alrededor del parto.

“UNA HERRAMIENTA QUE SE USA PARA PROTEGER LOS PEZONES SON LOS SELLADORES INTERNOS, QUE EMULAN ARTIFICIALMENTE AL TAPÓN DE QUERATINA Y HAN DEMOSTRADO SU EFICACIA EN LA REDUCCIÓN DE LAS NUEVAS INFECCIONES IMM”

¿POR QUÉ LAS VACAS SON MÁS SUSCEPTIBLES A LAS INFECCIONES INTRAMAMARIAS (IMM) AL INICIO DEL SECADO?

Las bacterias normalmente entran a la ubre por los pezones. Por suerte, el esfínter, el canal del pezón y su epitelio queratinizado son un eficiente mecanismo de defensa físico del animal. Durante la fase de involución mamaria, que comienza cuando se deja de ordeñar al animal, se inician una serie de cambios físicos, inmunitarios y de composición de la leche que incrementan el riesgo de infecciones IMM.

Respecto a los cambios físicos, los primeros días después de dejar de ordeñar se incrementa la presión intramamaria, provocando malestar y dolor en la vaca, así como una dilatación y acortamiento del canal del pezón que facilita la entrada de bacterias. A esto se suma el hecho de que desaparece el efecto protector asociado al arrastre de bacterias que se produce durante el ordeño de la vaca. Por ello, la naturaleza trata de proteger el canal del pezón cerrando la entrada a los patógenos mediante el tapón de queratina. Sin embargo, este tarda un tiempo en formarse.

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