MEJORA DE LA FERTILIDAD DE VACAS EN LACTACIÓN
Durante la lactación disminuye la fertilidad de la vaca.
A continuación se describen las razones de este descenso y los posibles métodos de manejo reproductivo para ayudar a paliar este problema.
J. Richard Pursley y Joao Paulo Martins Departamento de Ciencia Animal Michigan State University
Imágenes Albéitar
La infertilidad de las vacas de aptitud láctea durante la lactación es un problema crítico que limita la rentabilidad y la sostenibilidad de las explotaciones lecheras. El rendimiento reproductivo de estas vacas depende de la tasa de concepción (o la tasa de detección del celo), la fertilidad del macho y la fertilidad de la madre. La tasa de concepción puede controlarse medante la tecnología Ovsynch (figura 1). La mayoría de los productores de leche en los EE. UU. controlan el momento de la primera y las posteriores inseminaciones artificiales (IA) con la tecnología Ovsynch. Los toros con alta fertilidad pueden elegirse mediante los valores de la tasa de concepción del USDA- ARS. Sin embargo, la fertilidad de la madre, que se define como la capacidad de la madre para ovular un ovocito competente y proporcionar un ambiente oviductal y uterino capaz de fertilización y de desarrollo embrionario y fetal completo, sigue siendo el principal factor limitante para un rendimiento reproductivo rentable en las vacas de aptitud láctea. La tasa de concepción de las vacas en lactación es aproximadamente del 30% (datos no publicados de nuestro laboratorio), frente al 60% que presentan las novillas vírgenes cuando se inseminan después de la detección del estro. El aumento de la tasa de concepción de las vacas permitiría a los productores emplear estrategias más rentables en el intervalo entre partos de vacas con diferentes niveles de producción e incrementar sus ganancias. Sin embargo, los aspectos de la fertilidad de la madre que se limitan a la concepción, al desarrollo embrionario/fetal, al parto y a los métodos por los cuales Ovsynch puede modificarse para mejorar la fertilidad de la madre sin dejar de controlar la tasa de concepción no se conocen bien.
Después de la transición, se produce un cambio significativo en las concentraciones circulantes de las hormonas esteroideas. Los niveles de progesterona (P4) disminuyen hasta casi la mitad en las vacas en lactación, en comparación con las nulíparas. Esta diferencia en la P4 parece influir en el crecimiento del folículo prolongando la edad del folículo ovulatorio a través de la reducción de la retroalimentación negativa de la P4 en los pulsos de la hormona luteinizante (LH). Permitir que se produzcan más pulsos de LH puede impulsar el crecimiento de un folículo dominante (FD) de manera similar, pero probablemente no hasta llegar a ser un folículo persistente. Los ovocitos de este potencial folículo ovulatorio resultante de la sobreestimulación de la LH pueden tener características similares a un folículo persistente pero ser menos competente para fertilizar o convertirse en un embrión competente, comparados con los ovocitos de vacas con mayores concentraciones de P4.
Los datos de Sartori et al., 2004 describen unas diferencias en las mediciones de la reproducción en novillas frente a las de las vacas en lactación. Para empezar, las cantidades de las dos hormonas reproductivas más importantes, la progesterona y los estrógenos, son muy diferentes a las de las vacas preñadas. A pesar de que el cuerpo lúteo (la estructura en el ovario que produce progesterona) y el folículo ovulatorio (la estructura en el ovario que produce estrógenos) son de mayor tamaño en las vacas que en las novillas, las concentraciones séricas de estas dos hormonas se reducen en torno a la mitad en las vacas. La duración del estro es mayor en las novillas. Esto es debido, probablemente, a que las novillas presentan una mayor cantidad de estrógenos circulantes que la vacas.
¿Qué causa las diferencias?
Wiltbank et al., de la Universidad de Wisconsin-Madison, han delineado la relación entre los parámetros descritos anteriormente y la lactación. En estudios en los que se compararon vacas lecheras de alta producción, novillas y vacas no preñadas secas, estos científicos descubrieron que las diferencias en el consumo de materia seca había tenido un gran impacto en las concentraciones circulantes de estrógenos y progesterona. Estos estudios demostraron que cuando la ingesta de materia seca se incrementó también lo hizo el flujo de sangre a través del hígado. Estas hormonas se metabolizan principalmente en el hígado, por lo que cuanto mayor es el flujo sanguíneo a través de este de órgano, mayor es su metabolismo, lo que resulta en menores concentraciones en la circulación (figura 2). Así, parece que la lactación per se no es la raíz del problema. El problema parece estar asociado a la gran cantidad de materia seca
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