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ALIMENTACION DE LAS VACAS LECHERAS PARA CONDICION CORPORAL

OEA Por OEA Ene19,2016

 

 

 

ALIMENTACION DE LAS VACAS LECHERAS PARA CONDICION CORPORAL

Los cambios en el peso corporal no son buen indicador del estado nutricional de las vacas lecheras.

Alvaro Garcia y Arnold Hippen, Dairy Science Department, SDSU

Los cambios en el peso corporal no son buen indicador del estado nutricional de las vacas lecheras. Por ejemplo, mientras que el contenido de las vísceras de una vaca de 1400 lb. pesa aproximadamente 200 lbs., la vaca tiene un consumo diario de cerca de 100 lbs. de alimento (peso fresco) y 160 a 240 lbs. de agua (un galón equivale a 8 lbs). Además, la vaca elimina más de 120 lbs. de estiércol y orina diarios (NRC 2001), así como 50 a 100-o más lbs. de leche. Por tanto, la abilidad de describir de forma precisa los cambios reales en la masa corporal por medio de mediciones del peso pueden verse afectados por las fluctuaciones diarias del peso corporal. Un método mejor de evaluar el estado nutricional de las vacas es a través de la medición de la condición corporal (BCS).

La estimación de la condición corporal, si bien subjectiva, es un herramienta útil y práctica de evaluar visualmente el estado nutricional del ganado. con este método pueden obtenerse altos porcentajes de repetibilidad, tanto entre mediciones como entre evaluadores. El sistema de evaluación en uso en la actualidad para el ganado lechero es una escala de 5 puntos con 1 correspondiente a una vaca extremadamente flaca y 5 a una con excesivos depósitos grasos (Wildman et al. 1982). Las fotos y una descripción escrita para cada calificación de condición corporal se encuentran al final de esta publicación.

Los altos costos de la alimentación pueden llevar a veces a malas decisiones cuando se seleccionan alimentos para el ganado en distintos estados fisiológicos. En general, a las vacas de alta producción se les ofrecen los mejores alimentos disponibles en un intento de maximizar los retornos en dólares usados en la alimentación. De forma similar, para disminuir los costos generales de alimentación, a las vacas durante el primer mes de secado se les ofrecen forrajes de baja calidad. Esta última estrategia, especialmente si se suministran forrajes de muy mala calidad, afecta de forma negativa el retorno de la vaca a la actividad reproductiva enseguida del parto, al tiempo que aumenta la incidencia de otras afecciones. La calificación de la condición corporal puede usarse de forma rutinaria tanto para evaluar el estado nutritional del ganado en diferentes grupos de alimentación como para determinar la asignación adecuada de los distintos tipos de alimento (adónde va a tener el mayor impacto en los ingresos por encima de los costos de alimentación).

CONDICION CORPORAL Y ACTIVIDAD OVARICA POST-PARTO

Durante las primeras 4 a 6 semanas post-parto, el consumo de alimento de la vaca no aumenta tan rápido como la producción de leche, lo que resulta en movilización de las reservas corporales. Por lo tanto, durante los primeros dos meses de lactancia, el grado al que una vaca va a perder condición corporal es determinado por el balance entre su capacidad de captación de nutrientes y su potencial genético para producción de leche. De acuerdo con el NRC (2001), el equilibrio entre la mobilización de tejidos y su depósito en una vaca alimentada adecuadamente puede ocurrir aproximadamente a los 60 días post-parto. Es importante alcanzar este equilibrio lo antes posible debido a su relación con el aumento en el porcentaje de vacas que retoman la actividad cíclica ovárica (tabla 1).

Un retorno más rápido a la actividad cíclica ovárica es de importancia crítica ya que permite al productor acortar el periodo voluntario de espera (parto a primer inseminación) y reduce el intervalo inter-partos. Se ha demostrado que la BCS evaluada un mes antes del parto tenía la mayor correlación con el intervalo inter-partos, particularmente en vacas de primer lactancia (Price et al. 2000). De forma similar, vacas de alta producción de baja BCS cinco semanas o más luego del parto puede esperarse que retrasen la aparición del celo. Las vacas con BCS pobre tuvieron menos ovocitos normales que aquellas con calificación más alta, mientras que el número de folículos era más alto en vacas con BCS de 3 a 5 (Dominguez 1995).

CONDICION CORPORAL Y SALUD

Una condición corporal adecuada es muy importante para mantener la producción animal, reproducción, y salud en general. Si la mejora de la condición corporal al óptimo aumenta la fertilidad, un exceso de la misma puede resultar en problemas metabólicos, particularmente en vacas próximas a parir. La aparición de hígado graso puede aparecer enseguida antes y luego del parto, en lo que se ha denominado “el periodo de transición.” Enfrentada con una reducción en el consumo, la vaca mobiliza la grasa corporal, lo que aumenta la concentración de ácidos grasos circulantes y los depósitos grasos en el hígado. Las vacas secas con condición corporal de 3 o menos pueden ser alimentadas con dietas de un mayor contenido energético para mejorar su condición con menor riesgo de ocasionar hígado graso. El riesgo es menor porque el hígado no deposita grasa mientras está en balance energético positivo. Por otro lado, la eficiencia de depositar energía es mayor durante la lactancia, por lo que es más importante tanto para alcanzar la condición corporal deseada antes del secado y para mantener la condición desde ese momento hasta el parto.

A las vacas sobre-condicionadas no se les debe restringir el alimento ya que la grasa se mobiliza del tejido adiposo— lo que va a aumentar los ácidos grasos circulantes y, en consecuencia, aumentar los depósitos grasos en el hígado. Hasta un 50% de las vacas en muchas fincas lecheras tienen hígados grasos (Gerloff et al. 1986). El hígado graso afecta de forma negativa tanto la aparición de otras afecciones metabólicas (en particular, el desplazamiento del abomaso y la cetosis) y aumenta los costos de producción. Kelton et al. (1998) sugirieron que la cetosis clínica cuesta a los productores lecheros de los U.S. $62,640,000 al año (4 a 8% incidencia por hatoy $145 por caso). El hígado graso está asociado con el aumento en la incidencia y severidad de la laminitis, mastitis, hipocalcemia, retención placentaria, y metritis. A largo plazo, el aumento en la concentración de grasa hepática está asociado con una disminución del éxito reproductivo y una disminución en la producción lechera de las vacas.

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