ASPECTOS CLAVES DEL MANEJO EN LAS PRIMERAS EDADES

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ASPECTOS CLAVES DEL MANEJO EN LAS PRIMERAS EDADES

A lo largo de los últimos años se ha investigado mucho sobre la importancia de la fase lactante en las terneras y su repercusión a largo plazo en la vida productiva. A pesar de la controversia generada inicialmente, a día de hoy numerosos estudios han demostrado que tanto el calostro.

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como el ritmo de crecimiento en las primeras semanas de vida tienen una clara repercusión sobre la futura producción lechera.
Sin embargo, todavía en muchas explotaciones se considera un éxito que las terneras no enfermen, cuando en realidad el objetivo a la hora de criar terneras debería ser conseguir animales adultos que puedan desarrollar todo su potencial productivo, y para ello, es indispensable que crezcan sanas.
El manejo de la recría no es un proceso complicado, más bien todo lo contrario, de hecho una de las claves del éxito es que sea sencillo. Pero si no se es constante, metódico y ordenado en el trabajo o no se le dedica el tiempo necesario, es difícil conseguir un buen resultado.

Tras el análisis de los resultados recopilados a través de 32 auditorías de recría realizadas por parte del equipo técnico de MSD Animal Health, en colaboración con los técnicos de las ganaderías. En este artículo os presentamos los principales puntos de mejora identificados en cuanto al manejo de las terneras lactantes. El trabajo se llevó a cabo entre 2016 y principios de 2017 en explotaciones lecheras de la cornisa cantábrica, como parte del programa de me- jora de la recría que lleva a cabo MSD AH.

La auditoría que realizamos en las explotaciones está dividida en cinco bloques (paridera, calostro, alimenta- ción, instalaciones y sanidad) y de esta misma forma pre- sentaremos los resultados. En cada bloque evaluamos los principales puntos críticos, destacando aquellos que hemos identificado como más importantes, bien por su mayor re- percusión o por su mayor margen de mejora.

PARIDERA

En determinadas ocasiones, el comienzo de la vida de una ternera no es nada fácil. De hecho, nada más nacer, el primer contacto del ternero neonato es con frecuencia el suelo del pasillo del corral de las secas o una paridera de paja que a veces presenta un mal mantenimiento (gráfica 1)

De este modo, frecuentemente, la superficie donde nace la ternera se encuentra sucia y fría. Esta situación provo- ca que la ternera tenga problemas de termorregulación, ya que son bastante sensibles al frío, y además, facilita la colonización del intestino por parte de bacterias como E. coli que, con un sistema inmune del ternero recién nacido inmaduro, puede llegar incluso antes de que este reciba las defensas a través del calostro y dar lugar a diarrea o incluso septicemia en los primeros días de vida.

Por tanto, en las explotaciones que disponen de una sala de partos o de un corral de preparto la solución pasará por establecer un protocolo de limpieza y mantenimiento. Sin embargo, en las granjas con partos en el corral de vacas secas, tendrá difícil arreglo, al menos a corto plazo.

MANEJO DEL CALOSTRO

Tal y como expuse anteriormente, el sistema inmune del ternero recién nacido es inmaduro; a esto se suma el hecho de que su madre, por el tipo de placenta de los bovinos, no puede transferirle durante la gestación los anticuerpos, también llamados inmunoglobulinas (Ig). Por ello, la transferencia de anticuerpos maternales se produce exclusivamente a través del calostro.

Además de anticuerpos, el calostro también aporta gran cantidad de nutrientes (grasa, lactosa, vitaminas…), factores de crecimiento como IGF-I o GH que se ha visto que influyen en el desarrollo gastrointestinal del ternero, factores bioactivos que influyen en la “programación metabólica” del animal o probióticos que condicionan el desarrollo de la población microbiana del aparato gastrointestinal del ternero, también conocida como microbiota.

Por ello, el manejo del encalostrado es clave para la futura salud del ternero en sus primeras semanas de vida. De hecho, numerosos estudios demuestran cómo el fallo de transferencia calostral presenta efectos tanto a corto (incrementa la incidencia de diarrea neonatal y neumonías) como a largo plazo (con repercusiones sobre toda la vida productiva).

Hay cuatro puntos clave a tener en cuenta en este proceso del encalostrado:

1. Tiempo: el intestino al nacimiento es muy permeable, lo que permite la absorción de los anticuerpos. Sin embargo, esa propiedad se va perdiendo rápidamente con el tiempo hasta desaparecer a las 24 horas de vida. Además, se ha demostrado que el retraso en el ordeño de la vaca recién parida produce una importante disminución de la concentración de anticuerpos del calostro. A las 6 horas posparto la madre ha reabsorbido hasta un 17 % de los anticuerpos presentes al nacimiento.

Dos de cada tres ganaderías auditadas administraban el calostro en las 4 horas posteriores al nacimiento el ternero. Sin embargo, este buen dato no siempre concordaba con una buena transferencia calostral y es que están los otros factores implicados (higiene, cantidad y calidad).

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