COW COMFORT EN EL PARTO
Cualquiera que trabaje en la industria láctea será consciente de que hay una gran variación en el diseño de los corrales de parto. Parte de esta variabilidad es debida a la falta de investigación sobre qué tipos de ambiente son los mejores para la vaca durante el parto.
Una investigación de la Universidad de British Columbia (Canadá) sobre el diseño de los corrales de parto más apropiados ha permitido conocer las preferencias de las vacas a este respecto a través de una serie de experimentos. A continuación se describen los resultados de tres de estos experimentos diseñados para determinar que características son importantes en el diseño de los corrales de parto.
Marina A.G. von Keyserlingk UBC Dairy Education and Research Centre University of British Columbia (Canadá) Imágenes cedidas por la autora Traducido por Teresa García Rubio
Trabajos anteriores realizados con ganado bovino salvaje o con animales en sistemas extensivos han estudiado la elección de las vacas en el momento del parto en el ambiente natural. En este ambiente, normalmente las vacas abandonan el ganado para encontrar una zona apartada para parir; por ejemplo, una zona con hierba alta o de arbustos con tierra blanda. De estas observaciones se puede extrapolar que las vacas en explotaciones intensivas buscarán separarse de sus compañeras de rebaño (y de otras amenazadas percibidas) y usarán un lugar escondido para parir si se les da la oportunidad.
Un “escondite” para parir
Para probar si las vacas deseaban esconderse durante el parto, se reconfiguraron los corrales del Dairy Center de la UBC en Agassiz. Se permitió elegir a las vacas entre dos zonas: una de 18 m2, abierta y con cama de serrín y otra de 15 m2, con cama de serrín y aislada mediante una pared de 1,5 m de altura que proporcionaba una barrera visual entre la vaca y el resto del establo (figura 1). Este diseño no pretendía ser práctico (esa es una cuestión que se abordará más adelante), sino ofrecer una prueba de la idea de lo que quieren las vacas es esconderse durante el parto.
Figura 1. Corral de parto experimental que da la posibilidad a la vaca de elegir entre una zona abierta (open) y otra más íntima (hide).
Las vacas entraron en los corrales experimentales de parto dos días antes del parto para asegurar que se familiarizaban con los dos tipos de zona. Mediante el uso de cámaras de vídeo, se grabaron las 24 horas del día para saber dónde pasaron su tiempo las vacas antes y durante el parto. Las vacas que parieron por la noche, cuando las luces están apagadas y no había personal, no mostraron ninguna preferencia entre los dos tipos de corrales experimentales.
Sin embargo, las vacas que parieron durante el día mostraron una fuerte preferencia por parir en el corral cerrado. De las 16 vacas que dieron a luz durante las horas del día, 13 eligieron la privacidad de la zona separada. Las vacas que parieron en la zona escondida empezaron a usarla alrededor de 8 horas antes del parto, probablemente cerca del inicio del trabajo de parto. Una vez obtenidos estos resultados prometedores, se quiso evaluar si las vacas se aislaban ellas de sus compañeras de rebaño cuando estaban alojadas en condiciones más prácticas. Para ello se utilizaron corrales de parto individuales de tamaño más convencional y que estaban directamente adyacentes al corral donde se encontraba el grupo (este estudio fue en colaboración con investigadores de la Universidad de Aarhus y tuvo lugar en Dinamarca). Para crear corrales de parto con una parte cubierta y otra descubierta, se dispuso una pieza de madera contrachapada de 1,5 m de alto a la mitad del frente del corral (enfrentado al grupo), así como a los dos partes (figura 2). De nuevo se grabó en vídeo el lugar elegido por las vacas para parir y de nuevo la preferencia fue clara: de las 19 vacas que se utilizaron en este experimento, 15 (79 %) dieron a luz en la parte cubierta del corral y solo cuatro en la parte descubierta.
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