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CUIDADO ANTES Y DESPUÉS DEL PARTO

OEA Por OEA Ago20,2017

 

 

ANTES Y DESPUÉS DEL PARTO

Un adecuado manejo de las terneras, particularmente durante el período neonatal, puede reducir su morbilidad y mortalidad; un inadecuado manejo, en cambio, reduce las ganancias económicas a causa del incremento en costos veterinarios, pérdidas por muertes, merma en el crecimiento y menor desarrollo reproductivo. Adicionalmente, un pobre manejo de la ternera puede reducir la vida productiva de cada vaca en particular o del rodeo entero.

James D. Quigley

El tiempo más crítico en la vida del joven reemplazo se da durante los primeros dos días, cuando la probabilidad de morbilidad y la mortalidad es mayor. Un estudio del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), desarrollado en explotaciones lecheras de ese país, reportó que la mortalidad pre-destete en terneras nacidas fue de 7,8 por ciento, mientras que la mortalidad pos-destete fue de solamente 1,8 por ciento. Claramente, la pérdida de terneras antes del destete es la mayor preocupación para todos los productores de leche.

LA VACA SECA Y EL PARTO

La salud y la rentabilidad de las terneras comienzan antes del parto. Como la ternera es especialmente susceptible a los patógenos durante las primeras dos horas después del parto, el ambiente en dicho período es crítico. Muchas terneras comienzan a enfermar y mueren debido a las infecciones por bacterias y virus que contraen en el área de maternidad. Conviene resaltar que la preparación de la vaca seca para el parto, con una apropiada nutrición y manejo, puede contribuir significativamente a la salud de la ternera recién nacida.

Limpieza y asistencia

Un ambiente limpio al momento del nacimiento propicia la salud de la cría. Cuando sea posible, los corrales de maternidad deben seguir un programa de desinfección para prevenir el tránsito de patógenos. Un potrero limpio y seco también es un excelente sitio para el parto, pero es importante que las vacas sean supervisadas en ese momento por si es necesario asistirlas.

La incidencia de la distocia juega un papel importante, y su porcentaje depende del género de la cría, la raza, el toro, la posición al momento del nacimiento y la condición corporal de la madre. Cualquier ternera nacida en un parto distócico está mucho más predispuesta a la mortalidad neonatal y a no consumir calostro. A su vez, la oportunidad de tener acidosis neonatal (metabólica o respiratoria) se incrementa en alta proporción cuando las terneras experimentan dificultad en el nacimiento.

El estímulo a la cría debe ser dado por la madre o por el productor si la cría es apartada de la madre inmediatamente después del nacimiento, frotándola con una toalla limpia para secarla y estimular la respiración y la circulación. La ayuda a ponerse de pie rápidamente.

Cuando hay tiempo muy frío, una lámpara calentadora mantiene la temperatura tibia de la cría mientras termina de secarse luego del nacimiento.

Desinfección del ombligo.

El ombligo debe ser desinfectado en el menor tiempo posible tras el nacimiento para prevenir la entrada de microorganismos al cuerpo. La morbilidad y mortalidad se reducen cuando el cordón umbilical es mojado en una solución de yodo al 5% y no en diluciones de yodo. El alcohol en tintura de yodo puede reducir el riesgo de futuras infecciones y aumentar la velocidad de secado del ombligo.

El muñón debe ser revisado en busca de signos de infección durante los tres primeros días después del nacimiento.
Si el cordón umbilical se rompe justo fuera de la pared abdominal, situación muy frecuente cuando las terneras nacen en posición posterior y en combinación con la operación cesárea, debe ser colocada una grapa o sutura de inmediato.

FORTALECER PARA PREVENIR

La intervención más importante que un productor puede hacer sobre su ternera es alimentarla con suficiente cantidad de calostro en los primeros días después del nacimiento.
Las inmunoglobulinas, especialmente las IgG, confieren a la ternera inmunidad pasiva proveniente de la madre, y son absorbidas sin ninguna digestión durante las primeras 24 horas de vida. Las crías nacen sin anticuerpos en su sangre y la única manera de recibirlos es absorbiéndolos en ese primer día; así provee protección hasta que la cría, con su propio sistema inmune, comienza a producir IgG desde la semana 4 o 6 de vida. Muchos productores, para asegurarse que sus terneras de 1 a 5 días de edad absorban suficiente cantidad de calostro con IgG, lo miden utilizando refractómetros.

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