DETECCIÓN DE CELOS Y MEJORA DE LA REPRODUCCIÓN

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DETECCIÓN DE CELOS

En estos momentos mi granja está creciendo y veo que está disminuyendo el rendimiento reproductivo porque me cuesta ver celos. ¿Debería optar por detectores de actividad, o bien, utilizar protocolos de sincronización?

Responde: Juan José Rodríguez Rodríguez* – ANEMBE

La vaca lechera de alta producción presenta una serie de dificultades para la detección del celo, como es la atenuación en la duración del comportamiento de estro, que resulta en periodos más cortos para ver los animales en celo (López y col. 2004); menos vacas expresan estro; ovulaciones silentes y una reducción del comportamiento de estro debido al confinamiento (Palmer y col. 2010).

Sea cual fuere la causa, el hecho es que existe una baja eficiencia en la detección del celo que resulta en un aumento de días a la primera inseminación postparto, del intervalo promedio entre inseminaciones y puede reducirnos la fertilidad por el hecho de inseminar vacas que realmente no estén en celo. Lo que a su vez nos lleva a un bajo ritmo al que las vacas se quedan gestantes.

A lo largo de los últimos años se ha investigado mucho acerca de cuál es el mejor sistema para inseminar y preñar las vacas en sistemas intensivos. Desde los marcadores de grupa, las vacas androgenizadas y los detectores de actividad en base a acelerómetros, hasta los conocidos como “protocolos de sincronización”.

un estudio hecho en Wisconsin (Valenza y col. 2012) en una granja comercial de 1.000 vacas, los animales se equiparon con acelerómetros el día 14 postparto. En torno al día 50 se trataron con GnRH y 7 días después con prostaglandina (PG) para posteriormente detectar el celo con acelerómetros. Cabe destacar que solo se metieron en el estudio vacas sin enfermedad uterina y con cuerpo lúteo en el momento de poner la prostaglandina, para que todas las vacas estuvieran cíclicas y tuvieran la oportunidad de mostrar celo. Ademas todas las vacas incluidas sufrieron regresión luteal en las 48 horas posteriores a la inyección de PG. La conclusión del estudio es que solo un 70% de las vacas fueron detectadas en estro, de las cuales la mayoría ovularon (95%). Lo curioso fue que el 30% no mostraron estro y de estas, el 35% sí ovularon (ovulaciones silentes). De este estudio se desprende que los detectores de actividad tienen limitaciones consecuencia de los problemas de la vaca mencionados anteriormente.

Ademas del problema de la detección de celos, cabe destacar que la fertilidad media de las vacas de alta producción está entre un 30-40% (Serivet Asturgalaico, 2019) lo cual dificulta aún más la consecución de buenos ritmos de preñez en las explotaciones.

Mirando un poco hacia atrás en el tiempo, el control reproductivo se basaba en inseminar las vacas lo antes posible después del parto y en el diagnóstico temprano de vacas vacías para volverlas a inseminar lo antes posible.

Un programa de gestión reproductiva actual debería dividirse en al menos 4 puntos:

• Monitorización y tratamiento precoz de enfermedades postparto
• Gestión de la primera inseminación
• Gestión de las vacas vacías a diagnóstico de gestación (resincronización) • Gestión de vacas repetidoras (más de 4 inseminaciones).

En este artículo y con el afán de comparar los resultados de las sincronizaciones respecto al celo visto, me voy a centrar en la gestión de la primera inseminación postparto.

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