EL ESTRÉS CALÓRICO INFLUYE EN EL METABOLISMO ENERGÉTICO
A medida que se acercan los meses de verano y las temperaturas empiezan a subir, los productores lecheros de todo el mundo empiezan a pensar en estrategias para minimizar los efectos del estrés calórico en su explotación.
Rodrigo García, International Ruminant Nutrition
Aunque la solución parece tan sencilla como enfriar a la vaca, la realidad ha demostrado que los sistemas de ventiladores y aspersores no bastan paramitigar los efectos negativos del estrés térmico o calórico.
El estrés térmico o calórico es complejo y multifacético. Más allá de las reducciones en la producción de leche, el crecimiento, el deterioro de la reproducción y el aumento de los sacrificios, el estrés por calor provoca cambios fisiológicos y endocrinológicos en el animal.
Efectos sistémicos del estrés por calor
El jadeo conduce a un estado de alcalosis respiratoria (pH sanguíneo elevado), que se neutraliza mediante la expulsión de bicarbonato en la orina. La disminución de la rumia da lugar a una menor producción de saliva (u amortiguador natural del rumen).
El babeo y la alteración del comportamiento alimentario (alimentación babosa), conducen a una acidosis ruminal subaguda (SARA), que modifica la población microbiana y aumenta la producción de endotoxinas.
La ingesta de materia seca se reduce en épocas de estrés térmico, lo que disminuye la carga térmica de la fermentación ruminal. Pero la reducción de la ingesta de materia seca sólo representa la mitad de las pérdidas de producción que suelen sufrir las explotaciones lecheras.
El estrés térmico y el intestino
En condiciones ambientales de calor, el flujo sanguíneo hacia la piel aumenta para disipar el calor, lo que provoca hipoxia intestinal (disminución del oxígeno), restricción de nutrientes y estrés oxidativo. Esto compromete la integridad del intestino y desencadena una respuesta inflamatoria. El intestino delgado es uno de los primeros tejidos que se ven afectados por el estrés calórico. Como resultado de la disfunción de la barrera intestinal, las toxinas y las bacterias se filtran a la sangre, generando una inflamación sistémica, la activación del sistema inmunitario y niveles elevados de insulina en sangre.
Cuando las células inmunitarias se activan, dependen de la glucosa como principal fuente de combustible. Los investigadores han calculado que un sistema inmunitario activado en una vaca lechera consume cerca de 2 kilogramos (más de 4 libras) de azúcar en forma de glucosa al día. El sistema inmunitario tiene entonces prioridad sobre la síntesis de leche o tejido muscular.
El factor psicológico
Todo tipo de estrés, ya sea crónico o agudo, aumenta los glucocorticoides plasmáticos. Esto también ocurre durante el estrés por calor, y tiene un papel clave en el deterioro de la integridad intestinal y el rendimiento reproductivo.
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