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¿ESTAMOS CRIANDO DEMASIADAS NOVIllAS?

OEA Por OEA Ene4,2018

 

 

 

CRIANDO DEMASIADAS NOVIllAS

Mientras que sobre la alimentación de las vacas de leche, las amortizaciones, la maquinaria… sí que más o menos llevamos una contabilidad al día, para nuestros costes de recría nos basamos en estimaciones poco precisas o incluso en suposiciones.
La repercusión económica de nuestro programa de recría de terneras sobre la producción de un litro de leche es altísima; no obstante, no le estamos dando la importancia que tiene. En el marco actual del sector, quizás sea el factor económico de la granja que nos permita mayor margen de maniobra a corto plazo y de mejora en la cuenta nal de benéficos.
De esta reflexión surge la pregunta con la que comenzamos el artículo:

Roberto C. Fernández Álvarez Veterinario asesor de explotaciones lecheras

¿estamos criando demasiadas novillas?

Debemos ser conscientes de hasta dónde podemos estar incrementando los costes de producción por una mala gestión de la recría.
Está claro que si la recría supone un coste tan elevado al nal de año para nuestra explotación, lo primero que debe- mos plantearnos es la cantidad real de novillas que necesitamos y saber en qué punto se encuentra nuestro programa de trabajo, lo cual será crucial para el balance económico del negocio. Conocer los parámetros que regularán nuestra de- pendencia de la recría es fundamental para poder establecer objetivos en nuestra granja. No es una cuestión de criar más o menos terneras sino de optimizar este dato para ajustar los costes productivos.

El número total de novillas que necesitamos vendrá determinado por dos factores fundamentales: el ritmo de eliminación de las vacas en producción y la eficiencia de nuestro programa de recría, o, lo que es lo mismo, por cuántas vacas salen del rebaño al año y cuántas novillas entran para producir leche. Del resultado de cruzar ambos parámetros de- penderá que nuestras novillas sean o no suficientes para las necesidades de la granja. Si enfocamos nuestros objetivos de trabajo a mejorar estos parámetros, podremos reducir drás- ticamente los costes de producción en nuestra explotación

Un aspecto que se ha de remarcar en este contexto es la desvalorización del precio de las novillas próximas al parto durante los últimos meses, especialmente desde la desaparición de las cuotas de producción y la limitación de las entregas de leche por parte de muchas industrias. Esto provocó una merma del crecimiento en las explotaciones lecheras y, por tanto, una reducción drástica del valor de mercado de los excedentes de recría en las granjas.

Hace algunos años la venta de las novillas que no necesitábamos podía suponer un ingreso extra para nuestro negocio; en cambio, hoy su salida de la explotación en muchos casos se produce bajo coste, generando una pérdida de dinero, ya que cuesta más criarlas que lo que nos pueden pagar por ellas en el mercado. Está claro que esto es una situación cíclica a la que ya nos enfrentamos anteriormen- te y que en un tiempo el valor de mercado de las novillas se recuperará, volviendo a precios más favorables. Aun así, una novilla necesita dos años para realizar el ciclo comple- to de crecimiento antes del parto y, por tanto, no es un fac- tor previsible con la exactitud que podemos encontrar en la porcinocultura o en la avicultura, en las que la recría de sustituciones se hace en cortos periodos de tiempo y puede suponer una estrategia de negocio. Viendo esto debemos mentalizarnos de que la inversión en recría debe ajustarse a las necesidades de nuestra explotación y, si en un momen- to dado se puede vender algún excedente por la situación del mercado, perfecto, pero no criar novillas sin un control adecuado de cuáles son nuestras necesidades porque nos puede costar mucho dinero.

REPOSICIÓN DE ANIMALES

Es el primer parámetro que debemos valorar. La reposi- ción es el número de novillas necesarias para sustituir las vacas adultas que salen del rebaño. Lo ideal sería que las vacas durasen muchos partos y de esta forma necesitar pocas novillas, pero esta situación no siempre es así. A mayor reposición, mayor disponibilidad de novillas deberá tener la explotación anualmente.

Son muchos los factores que influyen sobre las necesidades de reposición y serán específicos de cada sistema de producción o incluso de cada granja individual. Por eso se debería valorar la situación específica de cada rebaño para establecer sus necesidades reales de recría, aunque aquí veremos unos factores generales que podemos extrapolar a la mayoría de las situaciones productivas.

Las novillas que criamos deben cubrir las siguientes necesidades del rebaño:

  • Eliminación involuntaria de vacas: comprende a todosaquellos animales que causan baja en el rebaño de forma obligada, ya sea por venta o por muerte, sin atender a cri- terios selectivos. Cuando pensamos en este tipo de cau- sas rápidamente se nos vienen a la cabeza los accidentes traumáticos o las enfermedades graves. Es cierto que son eliminaciones involuntarias, pero no las únicas. Aquí también debemos incluir a aquellas vacas que deben salir del rebaño por problemas reproductivos, podales o de salud de la ubre, que están directamente relacionados con problemas en la gestión del rebaño y no son debidos a la fortuna. Este porcentaje de animales debería ser lo más bajo posible en todos los rebaños.
  • Eliminación voluntaria de vacas: son los animales que salen del rebaño por nuestra propia decisión con base en criterios de selección genética, morfológica o productiva. Es una forma de mejorar la eficiencia de la granja basándonos en la selección de las mejores familias de vacas. Siempre se debería trabajar con valores alrededor del 8-10 % de vacas descartadas según estos criterios selectivos.

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