LA IMPORTANCIA DE LA BIOSEGURIDAD EN LA PREVENCIÓN DE LA ERB
En anteriores ocasiones hemos hecho alusión a la enfermedad respiratoria bovina (ERB) por su fuerte impacto en los sistemas productivos y grandes repercusiones económicas en las explotaciones de ganado vacuno. Según apunta Jose María San Miguel, jefe de los servicios técnicos de rumiantes en Zoetis, la incidencia estimada de esta enfermedad en la recría de novillas es de un 40-60 %.
Cuando se trata de prevenir el síndrome respiratorio bovino, uno de los terrenos clave es la bioseguridad. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de bioseguridad? Por un lado, hacemos referencia al control de la seguridad biológica en su sentido más amplio, es decir, todas aquellas actividades llevadas a cabo para impedir la entrada de un agente infeccioso o no infeccioso en la granja. Y, por otro, al biocontrol, esto es, aquellas medidas a instaurar para controlar el agente patógeno o no patógeno una vez se ha detectado su presencia en la granja.
La bioseguridad como método de prevención
Centrándonos en los programas de bioseguridad, existen tres puntos clave a valorar:
- Valoración del riesgo: en este punto debemos entrar a valorar qué enfermedades son susceptibles de afectar a la granja, el potencial impacto que estas pueden llegar a tener y su probabilidad de aparición.
- Manejo del riesgo: deben valorarse y establecerse los métodos de prevención, bien sea mediante medidas sanitarias aumentando la resistencia ante la enfermedad a través de programas vacunales, disminución del estrés o gestión del calostro; o bien mediante medidas de manejo, previniendo la entrada de animales infectados o del propio patógeno en la explotación (exposición, instalaciones, cuarentena, transporte, sistema de aguas…). En la recría de novillas, la gestión del calostro es especialmente importante, debiendo proporcionarse en cantidades abundantes y de alta calidad.
- Formación sobre el riesgo: todo el personal involucrado en la producción debe estar instruido sobre los riesgos potenciales y las medidas de prevención establecidas a tal efecto.
El objetivo fundamental de todo programa de bioseguridad es la reducción de los costes de enfermedad y el aumento de la productividad, al mismo tiempo que se asegura el bienestar animal. Esto significa que, todo el trabajo realizado en el área de bioseguridad tendrá un impacto directo en la rentabilidad de la explotación.
ERB y bioseguridad
Si hablamos de bioseguridad para la prevención de la enfermedad respiratoria bovina en granjas de vacuno lechero, debemos centrarnos en una serie de puntos de especial importancia en la transmisión directa del patógeno:
- Agua: el abastecimiento de agua debe proceder de una fuente limpia y potable, con una microbiología adecuada pues la hidratación es un aspecto fundamental en las primeras etapas de vida de las novillas.
- Alimento: debemos extremar las medidas de limpieza e higiene de aquellos utensilios compartidos por las novillas como amamantadoras, de manera que, si existe un animal infectado en el lote, la transmisión pueda ser controlada.
- Contacto directo: la vía de entrada de la ERB es oronasal, por lo que a las medidas de higiene y limpieza de utensilios, instalaciones y personal se debe sumar la separación de los animales en lotes, facilitando la gestión de brotes y cuarentenas en lazaretos y evitando la transmisión masiva a otros animales de la explotación.
- Personas y materiales: la práctica recomendable es el despliegue de una zona de limpieza para desinfección de calzado y manos del personal involucrado.
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