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LA IMPORTANCIA DE MONITOREAR EL CRECIMIENTO DE LOS REEMPLAZOS DE LECHERÍA

OEA Por OEA Jul29,2018

 

 

 

MONITOREAR EL CRECIMIENTO DE LOS REEMPLAZOS DE LECHERÍA

El manejo de los reemplazos o vaquillas de predios bien manejados y productivos son el resultado de una buena gestión que comienza antes de que los terneros sean concebidos y continúa hasta que entran en el rebaño en producción. La única forma real de evaluar cómo están creciendo las vaquillas es pesarlas y medirlas una vez por mes y compararlas con las curvas de crecimiento normales para la raza.

Dr. Pedro Meléndez

El éxito de un programa de cría de reemplazos se puede determinar mediante el monitoreo de la altura o alzada y el peso de las terneras según sea la curva promedio para la raza y la edad del animal. Aunque la mayoría de los productores de leche, consultores y veterinarios pueden percibir visualmente el estado de crecimiento y condición corporal de los animales, esta apreciación es subjetiva y requiere de una metodología más objetiva y precisa a través del tiempo. Esto, a su vez, requiere pesar los animales y medir su alzada a nivel de los hombros o cruz al menos una vez por mes.

El costo de la crianza es, a menudo, el segundo o tercer ítem que explica el costo total de la producción de leche. Por su parte, el tiempo transcurrido entre el nacimiento y el primer parto es un período de larga duración y alto costo que genera un retraso en el retorno de las inversiones en alimentación, mano de obra y todo lo relacionado con el desarrollo de la vaca lechera en producción. Dado que muchas vacas no completan más allá de tres lactancias en promedio, ellas pasan casi la mitad de su vida siendo vaquillas en crecimiento y no productivas. De hecho, si las vacas son eliminadas antes del final de su segunda lactancia, pasarán más de la mitad de su vida siendo vaquillas. Por lo tanto, el resultado y la rentabilidad de la crianza merecen un cuidadoso análisis y atención.

Si bien hay muchos factores que influyen la crianza de la vaquilla, el objetivo principal es producir una hembra de tamaño, peso y condición corporal adecuada para parir entre los 22 y 24 meses de edad. No obstante, es importante equilibrar el costo de los insumos con los retornos posteriores de un programa de crianza de vaquillas bien manejado. El enfoque debe ser criar vaquillas de una manera rentable con el fin de maximizar su potencial de producción.

Por lo tanto, monitorear el crecimiento de las vaquillas es una estrategia que puede ayudar a lograr el éxito de la crianza y una de las maneras más importantes para evaluar el programa de manejo de la crianza. También es una de las mejores maneras para determinar si los costos de la crianza están en línea con los objetivos planteados y asegurar que la producción futura no se vea comprometida por una mala gestión o manejo nutricional.

En muchas lecherías el manejo de la crianza no es la parte más importante de las actividades diarias. Esto puede significar un impacto negativo sobre el crecimiento de la cría. Esto se traduce en vaquillas que paren mucho más tarde de 24 meses de edad y que producen considerablemente menos leche durante toda su vida productiva. Las vaquillas más pequeñas son menos productivas y propensas a tener más problemas de dificultades al parto.

Por otro lado, un crecimiento acelerado de las vaquillas puede llevar a un estado de obesidad crónica que también reduzca su producción de leche y longevidad durante toda su vida útil. La sobrealimentación con concentrados o forrajes de alta calidad, como el ensilaje de maíz, puede causar esta condición de obesidad temprana. Algunos estudios muestran que la ingesta excesiva de energía (140% de la cantidad recomendada) antes del parto de las vaquillas puede disminuir la tasa de desarrollo del tejido mamario y reducir la capacidad de producción o síntesis de leche.

Por lo tanto, el programa de crianza requiere de ganancias intermedias que permitan obtener una vaquilla preñada de 380 kg de peso vivo y 1,24 metros de alzada para la raza Holstein a los 14-15 meses de edad.

Medición de las vaquillas

El éxito de un programa de crianza de vaquillas se puede evaluar mediante el monitoreo de la altura y el peso de los animales a través del tiempo y su comparación con los promedios de la raza para un grupo de edad específico o con los objetivos establecidos por el rebaño. Aunque la mayoría de los productores de leche, consultores y veterinarios pueden reconocer a los animales con bajo peso u obesos, es difícil determinar visualmente si la altura o el peso de una vaquilla es normal para su edad. Claramente, la estimación visual del peso corporal puede ser muy poco fiable. Medir y pesar las vaquillas permite compararlas con las metas establecidas y pueden indicar un problema en el crecimiento de los animales. Cuanto más frecuente se hacen las mediciones de peso y estatura, es más probable que se alcancen los objetivos de edad y tamaño al primer parto.

El peso corporal se puede medir usando una romana o utilizando una cinta de medición de peso. Las cintas de medición de peso permiten una estimación rápida del peso de los animales mediante la evaluación de la circunferencia torácica. En ese caso, la exactitud se encuentra entre el 3% y el 5% del peso corporal real para los animales de más de 150 kilos. La cinta de peso, por su parte, es ligeramente menos precisa para los terneros que pesan entre 50 y 150 kg. (margen de error del 5% al 8% del peso corporal real). La variación en las mediciones de cinta repetidas por una misma persona o entre diferentes personas es relativamente pequeña, lo que hace que este método sea válido incluso cuando varias personas toman las medidas a lo largo del tiempo. Al usar una cinta de peso, asegúrese de que el animal esté de pie sobre una superficie de piso nivelada con la cabeza erguida. Tire de la cinta ajustada, pero no demasiado apretada, alrededor de la circunferencia torácica detrás de los codos a nivel del corazón.

Al medir la altura a nivel de la cruz, asegúrese de que la vaquilla esté de pie sobre una superficie dura y nivelada. Mantenga la cabeza erguida. Mida al animal en el punto más alto de la cruz.

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