LA LACTANCIA EMPIEZA EN EL SECADO

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LA LACTANCIA EMPIEZA EN EL SECADO

Uno de los factores decisivos de la vida de una vaca en producción de leche es su manejo durante el periodo de transición, el cual tiene repercusiones en su salud y bienestar, y determina la vida productiva del animal. Lo analizamos al detalle en el siguiente artículo.

Alexandre Udina, Antón Camarero, Bea Abad Departamento Técnico de Adial Nutrición SL

EL PERIODO DE TRANSICIÓN (PT)

La intensa selección genética a la que han sido sometidas las vacas las ha convertido en verdaderas atletas metabólicas. Estas deben tener la capacidad de incrementar rápidamente la producción de leche, alcanzando el máximo unas pocas semanas después del parto y luego han de ser capaces de mantener esa producción durante 10 meses. Sin embargo, un deficiente manejo nutricional y alimenticio puede comprometer no solo la aceleración con la que la vaca produce leche en el posparto temprano sino que, además, puede afectar negativamente su salud y fertilidad.

Es importante tener clara la diferencia que debe hacerse durante el tiempo que la vaca permanece sin producir leche, que idealmente debería ser de 60 días a contar desde el día de secado y hasta el parto. Uno de los factores decisivos de la vida de una vaca en producción de leche es el manejo que recibe durante el periodo de transición, el cual tiene repercusiones en su salud y bienestar, y determina la vida productiva del animal.

Algunos autores han determinado que los períodos de transición deficientes resultan en pérdidas de 4,5 a 9 litros de leche en el pico de producción, lo que representa de 900 a 1.800 litros de producción de leche en toda la lactancia. Por lo tanto, se hace necesario implementar buenas prácticas en el manejo alimentario de la vaca en transición, con el objetivo de minimizar los problemas de salud y optimizar la productividad/rentabilidad durante el resto de su lactancia.

El PT va desde las 3 semanas previas al parto y hasta las 3 semanas posteriores a este (gráfico 1). Durante este período ocurren cambios fisiológicos, metabólicos y nutricionales muy profundos asociados a una inmunodepresión que determinarán el éxito productivo y reproductivo de la vaca.

En el caso de los desórdenes metabólicos hay riesgo de cetosis, hígado graso y edema de ubre; en cuanto a los nutricionales, hipocalcemia e hipomagnesemia y respecto a los alimentarios están la acidosis ruminal, laminitis y desplazamiento de abomaso.

También se presentan riesgos a nivel sanitario asociados con mastitis, metritis y abscesos hepáticos, y adicionalmente se puede registrar baja producción de leche y relación grasa-proteína invertida.

“ES IMPORTANTE TENER CLARA LA DIFERENCIA QUE DEBE HACERSE DURANTE EL TIEMPO QUE LA VACA PERMANECE SIN PRODUCIR LECHE, QUE IDEALMENTE DEBERÍA SER DE 60 DÍAS A CONTAR DESDE EL DÍA DE SECADO Y HASTA EL PARTO”

El aspecto más relevante del PT tiene que ver con las intensas modificaciones en las demandas de nutrientes, cambios que deben ajustarse en un período de tiempo acotado solo a las tres últimas semanas antes del parto y las tres primeras semanas posparto e inicio de la nueva lactación. Estos cambios exigen la reorganización completa de metabolismo nutricional de la vaca, de manera que garantice los requerimientos de nutrientes del útero al final de la gestación con los de la glándula mamaria al inicio de la lactación.

ACIDIFICACIÓN

En la foto superior (hueso de vinagre) podéis ver el hueso de un pollo ablandado por la acción del vinagre. Parece que es de goma y, aunque los adultos lo vemos un poco repugnante, a los chavales les suele divertir. Explica cómo por la acción de un ácido como el vinagre el hueso se descalcifica, y queda prácticamente solo la matriz proteica, pasando el calcio a la fase líquida. Algo parecido pasa cuando acidificamos la sangre, de esa manera movilizamos parte del calcio de los huesos a sangre.

En la proximidad al parto la vaca tiene una gran demanda de calcio para el crecimiento fetal y la formación del calostro. La vaca es tan buena madre que cede este mineral para la supervivencia de la ternerita, por lo que se descalcifica. El calcio es necesario para la contracción muscular y, al escasear, se produce una paresia muscular y la vaca cae, y no solo es necesario en el músculo estriado o esquelético; también es necesario en el liso, el que mueve vísceras como el útero o rumen. La deficiencia provoca, además, una atonía ruminal y uterina; esta última puede provocar una distocia por parto flácido y retención de placenta. En casos graves la vaca puede entrar en coma, pues el calcio también se necesita para la estimulación del sistema nervioso. La vaca ha de estar hormonalmente “entrenada” para esta movilización y acidificar ligeramente la sangre es una buena estrategia.

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