MANEJOS NUTRICIONALES Y LA FERTILIDAD DEL GANADO
Introducción
En los sistemas de producción de leche intensiva, el aumento de la producción de leche por vaca y del tamaño corporal de las vacas, en los últimos años, ha sido traducido en un aumento de las necesidades de energía y proteína bruta, que indirectamente impacta en la fertilidad general de la granja. Además, la ingesta insuficiente de vitaminas y micro y macro minerales ha sido asociada con el pobre rendimiento reproductivo del ganado lechero. El balance energético negativo (BEN) es, quizás, el factor nutricional más importante relacionado con una mala función reproductiva en vacas lecheras. Aunque las vacas de carne no experimentan un período de balance energético negativo tan severo como las vacas lecheras, tienen que mantener una buena condición corporal en el periparto para reanudar rápidamente los ciclos estrales de alta fertilidad después del parto. Por lo tanto, la ingesta insuficiente de nutrientes y/o las reservas corporales inadecuadas antes del parto y durante la lactancia temprana son los principales factores que afectan el comportamiento reproductivo en las vacas de carne. Esta revisión se centrará principalmente en la información disponible proveniente de las investigaciones sobre la nutrición y la reproducción en bovinos y proveerá discusiones sobre el suministro de diferente nutrientes durante el pre y posparto que podrían contribuir a una mejora de la eficiencia reproductiva del ganado.
Marcos G Colazo University of Alberta
Dietas Preparto
El objetivo final durante el período de secado en la vaca de leche es evitar la sobrealimentación que resulte en vacas con alta condición corporal (CC) al parto. Muchos de los trastornos metabólicos que afectan a las vacas durante el posparto temprano, que tienen un impacto indirecto sobre la reproducción, están relacionados con la dieta alimentada durante el preparto. Desde un punto de vista del manejo nutricional, por lo general el período preparto se divide en dos fases: 1) Far-off (del inglés lejos, desde el secado hasta 3 semanas antes del parto, y 2) Close-up (del inglés cerca, las últimas 3 semanas de gestación. En el primer período, se utiliza una dieta baja de energía (1,25 Mcal/kg de NEL) para minimizar un aumento de la CC. En el segundo período, el nivel de energía de la dieta se debe aumentar entre 1,54 a 1,62 Mcal/kg de NEL (Overton y Waldron, 2004). Sin embargo, este concepto ha sido recientemente cuestionado con la estrategia de formular y alimentar las llamadas dietas de energía controlada (EC), que proporcionan relativamente una baja densidad de energía (1,30 a 1,38 Mcal de NEL/kg de MS) durante todo el período seco (Janovick y Drackley, 2010). Basado en datos de 7 estudios en los que las dietas preparto se clasificaron como EC o de alta energía (AE; se les permitió consumir > 100% de su requerimiento) alimentados con dietas durante ambos períodos de secado, las vacas alimentadas con dietas EC tuvieron un intervalo más corto parto-concepción (157 vs. 167 días), lo que puede explicarse por el aumento de la ingesta de NEL y menor incidencia de enfermedades durante el posparto temprano (Cardoso et al., 2013).
Otros investigadores han estudiado el potencial de restringir la ingesta de energía mediante la restricción del consumo de materia seca (CMS) en el período close-up. La restricción de ingesta preparto aumentó el CMS después del parto, disminuyó las pérdidas de peso corporal (Agenäs et al., 2003), y las concentraciones de ácidos grasos no esterificados (NEFA) fueron inferiores en comparación con las vacas con alta ingesta de energía (Holtenius et al., 2003). Nosotros investigamos los efectos de la restricción alimenticia y la adición de semillas de canola, lino o linola en la dieta preparto sobre el rendimiento reproductivo postparto de vacas lecheras (Colazo et al., 2009). Los tratamientos fueron ad libitum (AL) o una restricción del 24% (FR) en combinación con 1 de 3 suplementos de semillas oleaginosas al 8% de la materia seca de la dieta: canola (C), linola (L), o lino (F) para enriquecer las raciones con ácidos grasos oleico (n9), linoleico (n6), o linolénico (n3), respectivamente. Una alimentación restringida, obviamente, disminuyó el CMS preparto y los animales perdieron más peso corporal. Aunque el balance energético (Mcal/d) preparto fue negativo en estas vacas, el BEN posparto fue menos severo. La suplementación con semillas oleagionasas no afectó el balance energético. Las vacas AL tuvieron una mayor incidencia de infecciones uterinas (10/37 vs 2/35) pero tendieron a tener un menor número de quistes ováricos (2/37 vs 7/35) que las de FR. El intervalo entre el parto y la involución uterina no fue diferente entre las dietas (26.8 1.8 d). El intervalo entre el parto y la primera ovulación fue mayor en las vacas alimentadas con C que en aquellos alimentados L o F (34.7 3.1> 23.7 3.2 y 21.0 3.1 d, respectivamente). Un mayor porcentaje de vacas AL concibieron a la primera IA (47.1 vs 18.8%) y consecuentemente tuvieron un menor promedio de días abiertos (157 10.8 vs 191 10.1) que las vacas FR. El efecto perjudicial de una alimentación restringida preparto también se ha reportado en vacas lecheras en sistemas pastoriles (Burke y Roche, 2007). Ingesta restringida de pastura (4.8 vs. 11.9 kg de MS/d) de 29 ± 7.7 días antes del parto, redujo la CC y tendió a prolongar el intervalo a la primera ovulación (39 vs 32 días). El efecto de la baja ingesta de pasto preparto se caracterizó con una reducción de la IGF-I y un aumento de la GH.
En conclusión estos estudios sugieren que una dieta preparto de EC puede mejorar la fertilidad y que la suplementación con ácidos grasos del tipo n6 o n3 pueden acelerar la reanudación de la ciclicidad. Sin embargo, la disminución de la ingesta energética mediante la restricción del CMS o el acceso a las pasturas es perjudicial para la fertilidad a la primera inseminación.
Efecto del CMS o nivel de la alimentación sobre la reproducción
Las vacas lecheras son sometidas a enormes retos para adaptarse a los cambios homeorréticos que ocurren durante el período periparto. Uno de esos retos es la disminución gradual del 30 al 40% del CMS en las últimas 3 semanas de gestación (Grümmer, 1995), con el 89% de esa disminución en la última semana de gestación (Hayirli et al, 2002). Por lo tanto, el CMS debe ser considerado el primero y más importante factor que afecta el consumo de energía en el posparto temprano de las vacas lecheras (Grant y Albright, 1995). El CMS durante los primeros 35 días después del parto se asoció positivamente con un intervalo a la primera ovulación más temprano (Colazo, datos no publicados). Por lo tanto, en vacas lecheras de alta producción un aumento del CMS mejora el balance energético y aumenta la probabilidad de una reanudación más temprana de la ciclicidad y una mayor fertilidad durante el servicio. Por el contrario, las vacas con alta eficiencia bruta (kg de leche corregido por grasa dividido por los kg de CMS) se han asociado con un aumento en los días abiertos (Vallimont et al., 2013), probablemente porque utilizan más reservas corporales y son más propensas a sufrir un BEN más severo. Ésta es una situación inusual donde la alta eficiencia alimenticia no es beneficiosa, ya que se asocia con una baja eficiencia reproductiva
ARTICULO COMPLETO MANEJOS NUTRICIONALES QUE AFECTAN LA FERTILIDAD DEL GANADO