MAYOR PRODUCCIÓN, MENOR ESTRÉS: OTRA FORMA DE MIRAR EL BIENESTAR ANIMAL
Aunque existe el paradigma generalizado de que las vacas lecheras expuestas a manejos que resulten en aumentos de producción sufren efectos adversos, hay quienes no están de acuerdo con esa tesis.
Fernando Bargo
La regulación de los procesos fisiológicos en las vacas lecheras tiene el objetivo de mantener el bienestar animal independientemente de los cambios en el ciclo de vida (lactancia, secado, preñez, etc.). Desde el punto de vista conceptual, existen dos tipos de regulaciones: homeostasis y homeorhesis. La homeostasis está definida por una condición de relativa uniformidad
a través de la cual un organismo posee la capacidad de mantener su ambiente interno dentro de límites que le permiten sobrevivir. Ejemplos de ello en mamíferos son el mantenimiento de la temperatura corporal, el pH sanguíneo y los mecanismos inmunológicos corporales, entre otras cosas. Dichas funciones operan a través de una coordinación precisa de múltiples mecanismos compensatorios que mantienen un equilibrio fisiológico dinámico más allá de los cambios del medio ambiente externo. Otro ejemplo típico de regulación homeostática es el mantenimiento de las concentraciones estables de nutrientes circulantes claves como la glucosa y el calcio. El segundo tipo de regulación es la homeorhesis, definida por Bauman y Currie en 1980 como “los cambios orquestados para atender las prioridades definidas por un estado fisiológico determinado”. Haciendo una analogía, los controles homeoréticos equivalen al “director” de orquesta que logra una “sinfonía armoniosa” al coordinar la contribución de todos y cada uno de los grupos de instrumentos que la conforman. El concepto de homeorhesis se ha aplicado ampliamente para explicar estados fisiológicos como la lactancia y la preñez, los cuales son situaciones donde dicha coordinación fisiológica involucra la mayoría de los órganos corporales e incluye el metabolismo de todos los nutrientes (carbohidratos, proteínas, grasas y minerales). Las características típicas del control homeorético son: naturaleza crónica (horas y días vs. segundos y minutos); influencia simultánea en múltiples tejidos, lo que resulta en una respuesta general coordinada, y mediación a través de respuesta a señales homeostáticas.
La conexión de estos conceptos de fisiología básica con la producción de leche a nivel práctico, según el Dr. Bauman, está dada por el hecho de que los productores de leche y sus asesores técnicos tienen el objetivo de optimizar el manejo y el ambiente para asegurar que el bienestar animal sea preservado y las vacas pueden alcanzar su potencial genético de producción de leche. Sin embargo, numerosas lecherías comerciales no logran ser manejadas de forma óptima, generando que la capacidad genética-productiva de la vaca se encuentre substancialmente limitada. En estos casos, ocurren alteraciones crónicas en los procesos biológicos para mitigar el estrés y obtener una estabilidad fisiológica. Un ejemplo práctico de esta situación es cuando las vacas lecheras se encuentran en un sistema 100% pastoril, donde las mismas poseen un adecuado nivel de proteína, pero están crónicamente subalimentadas en energía. Kolver y Muller demostraron en 1998 en la Universidad del Estado de Pennsylvania, los efectos crónicos de la subnutrición en vacas lecheras de alta producción en dietas 100% pastoriles. Estos investigadores encontraron que las vacas en una dieta TMR promediaron 44.1 litros/día de leche, mientras que las vacas en una dieta 100% pastura produjeron un 33% menos. Es decir, que aunque las vacas tuvieron un alto potencial genético de producción, se ajustaron a la limitación impuesta por el sistema de alimentación produciendo menos leche. Quizás lo más importante a destacar es que la subnutrición crónica no causó ningún estrés en las vacas ni tampoco resultó en un estado metabólico de enfermedad en las mismas. Por el contrario, el mecanismo fisiológico de control homeorético que poseen las vacas lecheras resultó en un cambio en las prioridades de utilización de los nutrientes, lo cual determinó una menor producción de leche y permitió mantener la salud y el bienestar animal. Los mecanismos fisiológicos detrás de estos cambios en la partición de nutrientes en vacas con subnutrición crónica estarían nutricionalmente modulados por el eje somatotrópico – IGF.
Aunque existe el paradigma generalizado de que las vacas lecheras expuestas a manejos que resulten en aumentos de producción (por ejemplo, el incremento en el número de ordeños) sufren efectos adversos como estrés y enfermedades asociadas al incremento de la producción, el Dr. Bauman indica que los controles homeoréticos operan para preservar la estabilidad fisiológica y el bienestar animal en un amplio rango de situaciones adversas o percibidas como tal. Otro ejemplo clásico de una situación adversa en la cual el concepto de homeoresis aplica, es la hipertermia inducida por el ambiente o estrés calórico. Los primeros signos de estrés calórico incluyen una reducción en el consumo de alimento, lo que terminará en una reducción en la producción de leche. Sin embargo, se ha demostrado recientemente que la disminución en el consumo explica únicamente el 50% de la disminución en la producción de leche. Mientras que los mecanismos fisiológicos de aclimatación a los factores de estrés ambiental son crónicos (ocurren en un período de semanas), trabajos recientes de la Universidad de Arizona, liderados por los Dres. Baumgard y Collier, han encontrado que varios de los mecanismos fisiológicos del aprovechamiento de la glucosa que típicamente ocurren para mantener la producción de leche en ambiente termo-neutrales no ocurren en vacas bajo estrés calórico. En dichas condiciones los mecanismos fisiológicos relacionados con la estimulación de la concentración y aprovechamiento de glucosa (Por ejemplo, niveles basales de insulina) son incrementados. Incluso la movilización de reservas corporales es mínima en vacas estresadas por calor a pesar de la reducción en el consumo. Los niveles circulantes de la hormona proteica IGF-1 son también menores en estas vacas, pero el mecanismo fisiológico difiere del desdoblamiento del eje somatotrópico – IGF que es típicamente observado cuando el consumo de nutrientes es reducido en vacas en ambientes termo- neutrales.
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